La Nación/GDA
A la hora de lavar la ropa, una actividad que puede parecer algo simple y fácil de hacer, pero se debe prestar especial atención sobre cómo se procede. Esto es porque los programas de lavado vienen cada vez más específicos para cada tipo de prenda y, lejos de tratarse de una ayuda, muchas veces, los tipos de lavado pueden inferir en el resultado final de la ropa, e incluso llegar a dañarla.
Desde confundirse el tipo de prenda del que se trata hasta mezclar artículos que se destiñen entre sí, los errores que podemos cometer al poner un lavado pueden terminar en desastre. Lo importante es ser consciente de que no es solo cuestión de tirar todo dentro del lavarropas y dejar que este "haga magia".
Utilizar jabón en exceso
El principal problema de llenar el compartimiento del lavarropas de jabón para ropa no es solo el gasto de este producto. Esto puede producir que el artefacto "rebalse" o que la rejilla por donde el agua se expulsa también colapse o se llene de espuma, que luego se tendrá que limpiar.
Pero no solo tu lavadero se verá afectado, la ropa que entre en contacto con jabón líquido por demás y no tenga agua limpia con la que limpiarse probablemente quedará manchada con marcas. Lo bueno es que con un simple enjuague esto podría revertirse y, en caso de que no se haya estirado ni manchado, la ropa volverá a su estado original.
No revisar los bolsillos
Muchas veces no se tiene en cuenta el interior de los bolsillos de nuestras prendas. Es muy común que se olvide dinero como monedas o billetes, que pueden perjudicar el lavarropas. Las objetos pequeños pueden romper el sistema del lavarropas o dañarlo. Además, el papel, como el higiénico o el de los pañuelos, se destruyen por la fuerza del agua y se convierten en basura que se pega a las prendas y que suele ser difícil de sacar.
Sobrecargar el lavarropas
Para ahorrar tiempo, lavados y energía, solemos llenar el lavarropas de prendas. Esto puede parecer práctico, pero con el paso del tiempo el lavarropas se va desgastando, ya que tiene que utilizar muchas revoluciones para poder hacer girar el tambor por lo pesado que estará. Además, es mucho más probable que al tratarse de muchas prendas y estar tan amontonadas, estas no se sequen del todo en el centrifugado, incluso si se trata de prendas finas. Por eso, y para seguir ahorrando, es mejor separar la ropa por tipo y color y hacer de dos a tres lavados semanales en la familia.
Usar el mismo programa de lavado para todos los tipos de ropa
Cada tipo de prenda de ropa tiene su propio programa de lavado y estos se determinan a partir del material con el que está hecha la prenda. Por ejemplo, no es la misma la intensidad con la que el lavarropas limpia una prenda delicada como una camisa o blusa que prendas más pesadas o difíciles de lavar como jeans o toallas.
Eso dependerá del ciclo de lavado que le indiques a tu máquina. Si usás el mismo tipo de lavado para toda la ropa, o peor, las mezclás, es muy probable que lo más delicado se arruine, descosa o deshaga. Para eso, es crucial que, antes de lavar la ropa, no solo se separen por color entre claro y oscuro para que no se destiña, sino que también es necesario lavar aquello que sea delicado aparte.
No respetar la temperatura del agua necesaria
Tal como ocurre con los programas de lavado, la temperatura del agua es determinante según el tipo de prenda del que se trate. Lavar algo con agua caliente puede llegar a destruirlo, en cambio, el agua fría podría desteñir o achicar prendas. Por eso, es importante revisar qué prendas vamos a lavar, agruparlas por tipo y lavarla en distintos programas. Para ahorrar agua y electricidad, es recomendable esperar a juntar una cantidad considerable del mismo tipo de ropa. Por ejemplo, varias toallas, varias prendas de lana o varios jeans.