La Nación/GDA
La caja de cambios de un automóvil es el corazón del sistema de transmisión del vehículo, por lo que no es cualquier componente mecánico más y se le debe prestar atención a su cuidado. Su función es vital para garantizar una conducción suave y eficiente, puesto que se encarga de transmitir la potencia del motor a las ruedas, permitiendo así que el vehículo avance a distintas velocidades y en diversas condiciones de conducción.
Puede decirse que la caja de cambios, manejada a través del uso de la palanca de cambios, actúa como el intermediario entre el motor y las ruedas, ajustando la relación de engranajes para adaptarse a las demandas de velocidad y potencia del conductor.
Cuando funciona correctamente, ya sea para acelerar en una ruta, subir una pendiente empinada o maniobrar en espacios reducidos, la caja permite al conductor ajustar su tipo de conducción, mediante la optimización del rendimiento y el consumo de combustible.
Ahora bien, si la caja de cambios no funciona bien, las consecuencias pueden ser múltiples, por comprometer no solo la billetera, sino también la seguridad del vehículo y del conductor. Desde dificultades para cambiar de marcha hasta la completa pérdida de tracción, un mal funcionamiento de la caja de cambios puede poner en peligro la capacidad del conductor para controlar el vehículo, especialmente en situaciones de emergencia.
A continuación, se listan los errores más comunes que los conductores suelen cometer con la caja de transmisión y las respuestas a cómo evitarlos.
1. Cambiar de marcha bruscamente
Arrancar bruscamente desde una parada, cambiar repentinamente de marcha o detener el vehículo de manera súbita puede ejercer una tensión excesiva en los componentes de la caja de cambios, como los sincronizadores, los rodamientos y los ejes, y generar un desgaste prematuro o daño en estos componentes. Esta tendencia también puede dañar el embrague.
Para preservar la integridad y prolongar la vida útil de la caja de cambios, es importante conducir de manera suave y evitar cambios de marcha repentinos o movimientos bruscos para permitir que los componentes internos tengan tiempo de sincronizarse adecuadamente.
2. Manejar con sobrecarga
La sobrecarga significa que el vehículo lleva más peso del recomendado por el fabricante. Esto ejerce una tensión adicional en todos los componentes del vehículo, incluida la caja de cambios. El aumento del peso puede afectar la capacidad de la caja de cambios para manejar la carga adicional, lo que puede resultar en un desgaste prematuro de los componentes internos.
Con una carga pesada, el motor necesita trabajar más duro para mover el vehículo, lo que puede aumentar la demanda de potencia y torque. Esto puede ejercer una presión adicional sobre la caja de cambios, especialmente si el vehículo necesita cambiar de marcha con más frecuencia o si se requiere un mayor esfuerzo para acelerar o mantener la velocidad.
Por otro lado, el aumento del peso puede provocar un aumento en la fricción entre los componentes internos de la caja de cambios, lo que puede generar más calor, otro factor que acelera el desgaste de los componentes y compromete la eficacia del lubricante. Esto puede causar problemas de funcionamiento y daños en la caja de cambios a largo plazo.
3. Manejar con un nivel bajo de líquido de transmisión
Mantener un nivel adecuado de líquido de transmisión es crucial para garantizar el funcionamiento adecuado y la durabilidad de la caja de cambios de un automóvil. Un nivel bajo de líquido de transmisión puede resultar en una lubricación inadecuada, sobrecalentamiento, presión insuficiente y contaminación del fluido.
El líquido de transmisión es fundamental para lubricar y enfriar los componentes internos de la caja de cambios. Cuando el nivel de líquido es bajo, los componentes pueden no recibir la lubricación adecuada, lo que aumenta la fricción y el desgaste entre ellos. Esto puede llevar a un deterioro prematuro de los engranajes, rodamientos y sincronizadores, y eventualmente provocar fallas en la caja de cambios.
El líquido de transmisión también ayuda a disipar el calor generado por el funcionamiento de la caja de cambios. Si el nivel de líquido es bajo, la capacidad de enfriamiento del sistema se ve comprometida. Esto puede provocar un sobrecalentamiento de la caja, lo que a su vez puede causar daños en los componentes internos.
Por otro lado, el líquido de transmisión también actúa como un medio hidráulico que ayuda a activar los embragues y cambiar de marcha en las transmisiones automáticas. Cuando el nivel de líquido es bajo, la presión en el sistema puede disminuir, lo que puede provocar cambios de marcha erráticos y el deslizamiento del embrague.
Además, cuando el nivel de líquido de transmisión es bajo, el fluido restante puede contaminarse más fácilmente con partículas metálicas, suciedad u otros contaminantes presentes en la caja de cambios y así acelerar el desgaste de los componentes internos y contribuir a problemas de funcionamiento.
4. No usar el freno de mano
La falta de uso del freno de estacionamiento puede aumentar el riesgo de fallo del sistema de transmisión a largo plazo. Esto se debe a que los componentes de la caja de cambios están diseñados para soportar cargas específicas y condiciones de funcionamiento. Al no utilizar el freno de mano para asegurar el vehículo en una pendiente (hay quienes lo dejan con el cambio colocado), se expone a la transmisión a situaciones para las que no fue diseñada. La consecuencia: un desgaste prematuro o daño a los componentes.
Primero, porque la carga del peso del vehículo recae en la transmisión y la caja de cambios y puede ejercer una tensión innecesaria en sus componentes internos, especialmente en las transmisiones manuales, donde los engranajes pueden estar sujetos a una mayor presión. Con el tiempo, esta tensión adicional puede causar desgaste prematuro o daño a los componentes de la caja de cambios.
Si estacionas en una pendiente sin usar el freno de estacionamiento y el vehículo comienza a deslizarse, la transmisión puede verse sometida a un estrés adicional al intentar mantener el vehículo en su lugar, además del riesgo de que impacte contra otros vehículos.
5. Descuidar el mantenimiento
No realizar el mantenimiento regular del sistema de transmisión, incluido el cambio de líquido de transmisión según las recomendaciones del fabricante, puede llevar a la acumulación de suciedad y desgaste prematuro de los componentes. Para evitar estos problemas y prolongar la vida útil de la caja de cambios, es fundamental seguir el programa de mantenimiento recomendado por el fabricante y realizar inspecciones y servicios periódicos según sea necesario.
Todos los sistemas mecánicos están sujetos al desgaste con el tiempo y el uso continuo. Sin un mantenimiento adecuado, los componentes internos de la caja de cambios, como los engranajes y los sincronizadores, pueden desgastarse prematuramente. Esto puede llevar a un funcionamiento deficiente, ruidos anormales, dificultades para cambiar de marcha y, en última instancia, a la falla total del sistema.
En los vehículos modernos con transmisiones automáticas, los sistemas electrónicos juegan un papel importante en el funcionamiento de la caja de cambios. Los sensores y la unidad de control electrónico (ECU, por sus siglas en inglés) supervisan y controlan diversas funciones de la transmisión. Si estos componentes no se mantienen correctamente o se actualizan según las recomendaciones del fabricante, pueden ocurrir fallos electrónicos que afecten el rendimiento y la fiabilidad de la caja de cambios.
Ignorar síntomas como ruidos extraños, dificultades para cambiar de marcha, vibraciones o fugas de líquido de transmisión puede llevar a problemas más graves y costosos en la caja de cambios. Es clave abordar cualquier problema lo antes posible para evitar daños mayores.
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