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Los insólitos planes del cofundador de OceanGate, la empresa responsable del submarino que implosionó

Tras la implosión del sumergible Titán, la compañía planea llevar una colonia de 1.000 personas a uno de los planetas más venenosos del Sistema Solar.

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Tránsito de Venus frente al Sol
Tránsito de Venus frente al Sol
Foto: Archivo

El Comercio/GDA
Guillermo Söhnlein, cofundador de OceanGate, la empresa responsable del submarino Titán que implosionó en el Atlántico reveló su proyecto Humans2Venus, con miras a establecer una colonia espacial en la atmósfera de Venus para alojar a 1000 personas hacia 2050.

Esta iniciativa, menos ambiciosa que las propuestas de Elon Musk para Marte -que quiere llevar un millón de personas- enfrenta desafíos únicos debido a las condiciones extremas del planeta. Söhnlein argumenta que, según investigaciones recientes, existe una franja en la atmósfera venusiana con condiciones de temperatura y presión más cercanas a las de la Tierra, donde sería viable establecer la colonia flotante.

La idea no sería llevar a los seres humanos a la superficie venusiana, algo totalmente imposible con la tecnología actual debido a las terribles condiciones del planeta, sino a su órbita. El ejecutivo piensa que es posible crear una estación orbital a unos 48 km de la superficie, lo que permitiría a una colonia humana establecerse y prosperar.

Venus ha despertado creciente interés entre los astrónomos, considerado el “hermano” de la Tierra debido a similitudes en edad y composición, a pesar de sus notables diferencias. Algunos científicos sugieren misiones tripuladas a Venus para explorar su órbita y desplegar drones y sondas atmosféricas.

Cabe resaltar que, si bien la temperatura promedio de Venus es de unos 462°C, esto es en su superficie. Cuando nos movemos al reino atmosférico, descienden a niveles soportables por la vida y los humanos, entre los 0° y 50°C. Según el cofundador de OceanGate, este hecho permitiría tener agua líquida.

Otro de los puntos que utiliza Söhnlein para defender su idea está en la protección de Venus frente a la radiación solar. A través de la interacción entre la luz ultravioleta del Sol y la atmósfera densamente gaseosa del planeta, se genera un campo magnético que protege al planeta. De esta forma, las partículas son desviadas hacia el sistema solar en lugar de penetrar en el cuerpo celeste.

Sin embargo, la realidad es que Venus es un planeta terriblemente tóxico, lo que lo ha convertido en uno de los últimos lugares pensados por los científicos para albergar vida o crear una colonia de humanos. Su atmósfera es bastante densa y compuesta por elementos corrosivos y venenosos, por lo que tendrían que diseñar una estación espacial capaz de resistir compuestos como el ácido sulfúrico de las nubes.

A pesar de los desafíos y cierto escepticismo tras la tragedia del submarino Titán, Söhnlein defiende su visión de un posible avance trascendental para la humanidad, instando a no desestimar esta oportunidad.

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