SALUD
Es una afección propia de los mayores de 50 años, pero el aumento del uso de pantallas, tapabocas y hasta lentes de contacto hace que cada vez aparezcan más jóvenes con este problema.
El ojo seco es una enfermedad muy común que afecta especialmente a mayores de 50 años. No obstante, ahora se registra un incremento en personas jóvenes entre los 18 y 24 años, sobre todo en aquellos que usan lentes de contacto, computadoras y móviles.
“El ojo seco es una enfermedad crónica. Básicamente es una alteración en la lubricación de nuestros ojos porque las lágrimas son insuficientes o de mala calidad y se evaporan fácilmente. Eso termina en un daño ocular porque se afecta o compromete la superficie del ojo, que está formada por dos estructuras nobles que son la córnea y la conjuntiva”, explicó la oftalmóloga especialista en córnea y superficie ocular Paola Pacheco.
La profesional alertó que durante la pandemia de la COVID-19 la prevalencia del síndrome de ojo seco aumentó en forma exponencial, cosa que atribuyó a dos grandes razones: el uso del tapabocas y el incremento de la exposición a las pantallas –televisores, celulares, dispositivos electrónicos, computadoras– entre otras cosas por el teletrabajo.
“El tapabocas envía aire caliente a la parte superior de la cara, ese aire toma contacto con los ojos y seca su superficie. En cuanto a las pantallas, disminuyen la frecuencia de parpadeo que tenemos por minuto, que es lo que distribuye la lágrima sobre la superficie del ojo. Al no parpadear demasiado, los ojos se resecan porque esa lágrima se evapora”, indicó Pacheco.
Otra de las cosas que aumentó con la pandemia fue el consumo de fármacos; algunos de ellos, como los antidepresivos, los diuréticos, los ansiolíticos o los antialérgicos, disminuyen la cantidad de lágrimas.
¿Qué pasaba antes de la llegada de la COVID? El ojo seco era una enfermedad de consulta frecuente, pero respondía más a otras causas. Entre las más presentes estaban las hormonales, que se ven, sobre todo, en mujeres mayores de 50 años, post menopáusicas o que toman anticonceptivos. También están las causas medioambientales, que incluyen la exposición a ambientes secos, con aire acondicionado o calefacción o contaminados por el humo de tabaco. El uso de lentes de contacto también favorece el ojo seco.
Se agregan enfermedades autoinmunes; la enfermedad de las glándulas que existen en el interior del párpado (glándulas de meibomio), y trastornos alimenticios por déficit de Vitamina A.
La padecen entre 300 mil y 900 mil uruguayos
* Uruguay registra un crecimiento de la patología ojo seco por el mayor uso de pantallas (celulares y computadoras). El crecimiento fue mayor en pandemia.
* La prevalencia estimada –según estudios internacionales– es de aproximadamente entre 10% y 30% de la población, lo que en nuestro país son entre 300 mil y 900 mil uruguayos.
* El ojo seco es una de las consultas más frecuentes en pacientes oftalmológicos. Es más común en mujeres de piel blanca.
* Entre las complicaciones de esta patología se encuentra la ulceración de la córnea y ocasionalmente puede ocurrir una perforación corneal. El riesgo aumenta con el uso prolongado de lentes de contacto, particularmente durante toda la noche.
Alertas a tener en cuenta.
“Los síntomas del ojo seco son bastante inespecíficos y pueden confundirse con otras cosas. Pueden aparecer unos u otros”, señaló Pacheco.
Se manifiesta con ojo rojo; sensación de arenilla en los ojos; picazón, que puede confundirse con alergia; fluctuaciones de la visión durante el día (visión borrosa al levantarse o al acostarse); lagrimeo, generalmente asociado a inflamación; intolerancia a los lentes de contacto.
También hay que ver si no está relacionado con alguna enfermedad sistémica. “Por ejemplo, uno puede tener una enfermedad inmunológica de base o una enfermedad de la piel, como una rosácea, y pasar desapercibido si no se hace el diagnóstico”, explicó la oftalmóloga a El País.
La forma de detectarlo es mediante un examen completo en el consultorio oftalmológico (ver recuadro). Allí se determinará qué tipo de ojo seco se padece. Si no es identificado a tiempo puede derivar en complicaciones. “Puede llevar a daño en la superficie del ojo, incluso hasta la ceguera”, advirtió la especialista.
El ojo seco puede ser de tipo leve y, si no se lo diagnostica, mantener la sintomatología en el tiempo, lo cual es muy molesto. Puede ser de tipo severo y llevar a alteraciones crónicas de la visión que hay que tratar, además de lubricar los ojos que están con mala cantidad o calidad de lágrima.
Detección inmediata y precisa en el consultorio
El ojo seco se detecta con un examen completo en el consultorio oftalmológico. “Contamos con microscopios de alta resolución que se llaman lámpara de hendidura con los que se hace una evaluación de la piel, la cara –por caso de rosácea– y párpados para ver si tienen algún tipo de parásito o bacteria que pueda producir ojo seco. Tomamos dos o tres pestañas, las ponemos bajo el microscopio y en el momento ya sabemos si ese paciente está infectado”, explicó Paola Pacheco sobre lo que se hace en la clínica Oftalmovisión. También se puede determinar la cantidad de lágrima y si existe inflamación asociada.
Otro aparato que utilizan es el Kerotograph 5M. “Es un examen no invasivo que demora minutos y determina si la persona tiene la enfermedad y de qué tipo. Podemos determinar si tiene poca cantidad de lágrima o si es de mala calidad. Es como una tomografía de la lágrima con un equipo muy preciso. Eso ayuda a hacer un tratamiento específico”, acotó Pacheco.
Qué hacer.
Los tratamientos varían de acuerdo al tipo de ojo seco, su causa y severidad. Por lo general se componen de dos patas: lo que realiza el paciente en domicilio y lo que practica el oftalmólogo en consultorio.
En el primer caso, muchas veces se indica el consumo de Omega 3 en forma de comprimidos que se toman por vía oral y sirven también para otras patologías. También pueden colocarse lágrimas específicas para combatir la poca cantidad o mala calidad de la lágrima propia.
“Las hay de varios tipos. Hay lágrimas que tienen lípidos, otras que tienen conservantes que pueden terminar siendo tóxicas, hay unas que vienen en gel y otras que son más acuosas. Además hay tapones de poro lagrimal para que las lágrimas que colocamos duren más en la superficie del ojo. Si el ojo seco es más severo se pueden hacer lágrimas a partir del suero o la sangre del propio paciente”, detalló Pacheco.
Los afectados también pueden ser derivados a dermatólogo o reumatólogo si el oftalmólogo intuye una causa inmunológica de base. Se pueden indicar drogas antinflamatorias si el paciente lo requiere. “Si existen inflamaciones o infecciones asociadas también se tratan”, dijo la especialista.
En lo que refiere al tratamiento en consultorio, en Oftalmovisión, clínica donde trabaja Pacheco, cuentan con un láser llamado luz pulsada intensa. Se realizan tres sesiones separadas quince días unas de otras que actúan en diferentes partes del ojo seco.
“Por un lado disminuye la inflamación asociada; por otro, mata los parásitos y bacterias que hay en la superficie del párpado y mejora la funcionalidad de las glándulas que forman la parte lipídica o aceitosa de la lágrima. Entonces vamos a tener una lágrima de mejor calidad. Es un tratamiento ambulatorio e indoloro que no se aplica sobre el ojo sino sobre la piel perioorbitaria. También lo usan los cirujanos plásticos o dermatólogos para manchas y arrugas”, señaló Pacheco.
Qué hacer para prevenir esta patología
* Consultar al oftalmólogo una vez al año. Aprovechar para hacer un examen oftalmológico completo. Por ejemplo, un paciente diabético que está mal controlado puede aprovechar ese examen para hacer un screening completo.
* Usar los tapabocas que tienen como un alambrecito que permite ajustarlo en el puente nasal y así evitar que el aire caliente tome contacto con los ojos.
* Evitar que el aire nos sople directamente sobre los ojos, por ejemplo de un secador de pelo o el aire de los automóviles.
* En invierno, si estamos en ambientes muy calefaccionados, se pueden colocar humificadores.
* Si estamos mucho tiempo haciendo tareas de mirar de cerca (uso de las pantallas, lectura, escritura, etc.), la Asociación Americana de Oftalmología (AAO) recomienda seguir la regla del 20-20-20: cada 20 minutos apartar la mirada del ordenador durante 20 segundos enfocando a 20 pies de distancia (6 metros), evitando mirar pantallas y parpadeando con frecuencia.
* Tratar de estar en ambientes no demasiado contaminados y evitar el humo.
* Tener lágrimas artificiales sin conservantes y usarlas periódicamente para lubricar nuestros ojos. Se pueden usar cuatro veces al día o a demanda.
* En usuarios de lentes de contacto recordar que son cuerpos extraños sobre la superficie de los ojos. Se les recomienda lubricar los ojos con lágrimas que no tengan conservantes, mínimo cuatro veces al día, y ante la más mínima molestia retirarlos porque pueden tener más infecciones que la población común. No usar los lentes 24 horas ni dormir con ellos. No bañarse ni meterse en piscinas o en el mar con lentes de contacto.