MASCOTAS
Algunos errores y aciertos en materia de alimentación, recreación y emociones hacia el mejor amigo del hombre.
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El mejor amigo del hombre está rodeado de mitos. Si bien en muchos casos estas mascotas son tratadas como un integrante más de la familia, hay muchos errores que los dueños de los perros cometen sin querer, pensando que es lo mejor para ellos cuando en realidad es malo.
¿Es verdad que cuánto más ejercicio hagan es mejor? ¿Es un mito que únicamente deben comer alimento específico para perros? ¿Es bueno o es peligroso darles huesos? Para responder a estas y otras preguntas que pueden surgir en algún momento, El País habló con la adiestradora canina Carolina Andrade.
Andrade es fundadora de Bambú, una escuela en la que instruyen a perros, y es técnica en gestión del comportamiento cognitivo-emocional con especialidad en trabajo de olfato y en guardia y protección.
¿Cuánto más ejercicio haga el animal es mejor?
Todos los perros necesitan hacer ejercicio, pero hay una creencia popular de que cuanto más se ejercite, más cansado estará y por ende más relajado se sentirá. Pero Andrade dijo que es un mito: “Es bastante común que con la intención de brindarle al perro un gasto de energía las personas los lleven al parque a jugar con otros perros de manera diaria. Considero que hacer esto de forma diaria no es lo mejor. Es una buena oportunidad para que el perro socialice, pero no debe ser la fuente principal de estimulación física porque además provoca excitación”.
Según la adiestradora, no se trata de llevar a la mascota al parque para que se canse físicamente, sino que la principal función del paseo es la recreación y la socialización.
“No se trata de cansarlo a toda costa, sino de brindarle una estimulación física de calidad. El gasto de energía principal debe provenir de otra fuente: lo ideal es una caminata relajada a diario y un par de veces por semana realizar un ejercicio físico de mayor intensidad como puede ser correr o nadar. En cuanto a la duración de la caminata, dijo que en promedio se calcula un paseo de una hora, pero el tiempo se deberá adaptar a las posibilidades físicas individuales de cada animal.
¿Es verdad que no hay que darles huesos? ¿Es un mito que deben comer solamente las raciones caninas?
Muchos perros son parte de la familia y en algunos casos es común que los dueños les “conviden” lo que ellos mismos comen. Algunos le dan las sobras, otros cocinan especialmente para las mascotas o se llevan los huesos que quedan en los platos tras los asados para dárselos en casa.
Andrade aclaró que no es malo que un perro se alimente con otras cosas que no sea la típica ración canina, pero no puede trasladarse la dieta del humano al animal. En el caso de no darle raciones, la dieta de la mascota puede ser en base a comida natural, siempre cuidando que sea hecha con productos adecuados para él. “Hay nutricionistas que pueden ayudar en eso y está muy bien. La dieta natural está ganando cada vez más adeptos por considerarla una opción más sana y ni que hablar disfrutable para los perros, además de estar demostrado que existe una influencia de la alimentación en el comportamiento”, señaló Andrade.
En relación a los huesos que muchas veces los perros comen, la experta sostuvo que “hay muchos mitos”. En primer lugar, dijo que no es bueno que los perros coman huesos a diario. En segundo lugar, explicó que no hay que dárselos cocidos: “Cuando se cocinan cambia su estructura molecular y se vuelven propensos a astillarse”, contó. Por eso, no es recomendable darle a las mascotas huesos de asado: tienen varias desventajas ya que están cocidos y se astillan, son pequeños (hay perros que se los pueden tragar enteros y atorarse) y son duros de roer para el animal.
Andrade sostuvo que hay algunos tipos de huesos conocidos como “recreativos”, que se pueden pedir en las carnicerías: uno que recomienda es la rótula de la vaca. “Dándoselos, siempre crudos, tienen la ventaja de que son grandes y entonces ningún perro se los va a tragar enteros. Además, como está crudo no se astilla y al ser redondeado, no tiene puntas afiladas que puedan provocar algún daño en el animal”, señaló. En el caso de los perros pequeños, agregó, también es una buena opción los huesos de osobuco crudos.
La entrenadora uruguaya detalló que los huesos son buenos porque la mascota canaliza mucha energía cuando lo come. También son “excelentes limpiadores bucales y por lo tanto ayudan a prevenir problemas de sarro”, añadió. Eso sí, no hay que darles huesos todos los días. Lo recomendable es una o dos veces a la semana como mucho.
¿Hay perros demasiado viejos para aprender?
Hasta hace poco tiempo se pensaba que los perros no podían aprender luego de alcanzada determinada edad, dijo Andrade. Pero es un mito: “Hoy se conoce la existencia de la neuroplasticidad en los perros, lo que nos hace saber que tienen la capacidad de aprender a cualquier edad y trabajar sobre hábitos muy arraigados, aunque es cierto que cuanto más tiempo lleve un hábito realizándose más difícil será erradicarlo”.
En Bambú enfocan parte de su trabajo a enriquecer la vida de los perros de la tercera edad, “una etapa en la que suelen estar muy carentes de estimulación (en gran parte debido a imposibilidades físicas) y en las que personas sienten que nada pueden hacer por su perro. Lo bueno es que se equivocan”, dijo Andrade.
Al igual que sucede con los humanos, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años, concluyó la entrenadora.
Un "gran error" que la gente suele cometer.
Si el perro está en un patio o terreno grande, ¿tiene que salir a pasear igual?
La adiestradora explicó que una recreación diaria tanto física como mental de calidad no solo enriquece la vida del perro haciéndola más entretenida e interesante, sino que es la principal herramienta para prevenir problemas de comportamiento.
Algo que suele pensar la gente es que por tener un patio grande, el perro no necesita salir a pasear. “Esto es un gran error”, dijo la adiestradora, y explicó que “la principal función del paseo además de la estimulación física, es la exploración: olfatear y recabar información del entorno. Esto en el jardín de la casa ellos no lo pueden hacer y por eso es tan común escuchar comentarios como ´tiene bruto jardín y está acostado contra la puerta de casa esperando para entrar´, pero es un error”.
Andrade recomendó una caminata relajada a diario a la que podemos agregar un par de veces por semana ejercicio físico de mayor intensidad (siempre en el caso que sea posible para el perro) y estimulación mental a diario: “Nosotros estamos dentro de casa y siempre estamos haciendo algo: miramos la tv, usamos el celular, la computadora, escuchamos música, cocinamos, etc., siempre estamos haciendo algo… ¿y el perro? No le alcanza con estar a nuestro lado, necesita hacer cosas por sí mismo ya que es un animal con mucho potencial”, sostuvo.
En resumen, no se trata de que el animal haga cualquier ejercicio para que se canse: “Siempre pongo este ejemplo para representar la idea, si yo voy a bailar a un boliche probablemente regrese cansada sí, pero ese cansancio no será de la misma calidad -tanto a nivel físico como mental- que si voy al gimnasio a entrenar”, concluyó Andrade.
Diferencia entre la ansiedad y la excitación.
La experta en adiestramiento canino habló sobre varias emociones que a veces expresan los perros: ansiedad, excitación, miedo, estrés. Andrade sostuvo que hay que diferenciar ansiedad de excitación, que suelen confundirse.
La ansiedad es una emoción de valencia negativa que surge ante una situación o la expectativa de una situación potencialmente problemática, negativa, incómoda o incluso peligrosa y la previsión de la imposibilidad de poder resolver o gestionar con éxito dicha situación.
La excitación, por su parte, es un aumento de la energía vital y actividad del perro ante un estímulo o varios que le resultan especialmente activantes y tiene una valencia positiva.
Lo que sucede es que si estas situaciones se dan con una frecuencia alta y no se fomenta la relajación se vuelve un estado generalizado para el perro”.
¿Su perro le salta demasiado al recibirlo?
Un detonante de excitación es cuando llegamos a casa: muchos perros saltan sobre el dueño y hay que saber que es una conducta aprendida. “Nosotros, sin darnos cuenta a veces, le enseñamos al perro que saltando es la manera correcta de saludar. Así es como obtiene nuestra atención”, dijo Andrade.
En relación al estrés, señaló que tiene un funcionamiento similar en perros que en humanos y tiene un efecto acumulativo: si regularmente nos enfrentamos a situaciones que nos estresan y no contamos con mecanismos para liberarlo éste se va acumula y se puede volver crónico y al igual también que en nosotros es uno de los disparadores de diversas enfermedades.
Sobre el miedo, emoción compleja y que se generaliza con facilidad, dijo que apenas se observe que el perro siente miedo ante algo se busque ayuda profesional, para que el problema no se intensifique y generalice con el tiempo: “Es importante saber que estos problemas no desaparecen solos”.