Mitos y verdades sobre el alcohol, la salud y las dietas: esto explica la nutrición

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Argentina fue el único país de Sudamérica que registró un aumento en sus exportaciones de vinos. Foto: AFP

SALUD

Dos expertas en nutrición derriban algunas de las creencias que hay alrededor de las bebidas alcohólicas y confirman otros datos que sí son certeros.

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Esta nota no puede comenzar de otra manera que resaltando que las bebidas alcohólicas son potencialmente dañinas para la salud si no se tienen en cuenta los factores frecuencia y cantidad, entre otras variables.

Pero hoy en día, momento en que internet y las redes sociales abren paso a espacios que están repletos de mitos, desinformación o información errónea sobre este y otros temas, al hablar del alcohol, la salud y la pérdida de peso que se busca a través de diferentes dietas, es necesario acudir a expertos.

Seguramente alguna vez haya leído o escuchado que “una copa de vino hace bien al corazón”, o que las bebidas alcohólicas “fijan las grasas” en nuestro cuerpo. Estos son solo dos ejemplos de información que antes de repetirla se deberían confirmar con un profesional.

Por eso El País habló con las licenciadas en Nutrición Soledad Mangieri y Lorena Balerio para confirmar las verdades y derribar los mitos.

El consumo regular de bebidas alcohólicas puede dificultar el control del peso corporal. “El alcohol aporta siete kilocalorías por gramo de etanol”, explicó Manigieri, quien agregó que estas son “calorías vacías” ya que no presentan ningún tipo de aporte nutricional.

“No cumplen ninguna función para el metabolismo, por lo que la persona al tomar una bebida alcohólica no recibe un nutriente específico. Lo que sí está recibiendo es energía proveniente del alcohol. Por eso, además de tener en cuenta la cantidad y la frecuencia, hay que ver que cada tipo de bebida tiene diferente concentración alcohólica”, detalló. En el caso de consumir alcohol conviene elegir bebidas que presenten bajo contenido alcohólico como, por ejemplo, la sidra, la cerveza o el vino.

La licenciada en Nutrición Lorena Balerio agregó que, además de no aportar nutrientes, las calorías “vacías” se suman “al total de calorías que la persona consume en el día y siempre que se consuman más calorías de las que se necesitan a diario eso, a la larga, se reflejará en un aumento de peso”.

Y respecto a la graduación alcohólica que tienen las diferentes bebidas, resaltó que “a mayor graduación alcohólica, aportará más calorías vacías”.

Balerio añadió que también hay que prestar atención a las bebidas alcohólicas que se mezclan con otras, sobre todo si esas otras son gaseosas: “En un whiscola o un ron con cola, por ejemplo, a esas calorías vacías que aporta el alcohol se suman azúcares añadidos y bebidas carbonatadas”.

En resumen, las bebidas alcohólicas aportan calorías pero no nutrientes, por lo que “será más fácil ganar peso si continuamente sumo alcohol a mi dieta que si no lo hago. También por eso es importante controlar la frecuencia y la cantidad de alcohol que se consume”, comentó Balerio.

En este aspecto, el vino puede llegar a ser visto como una mejor opción que la cerveza, por ejemplo, porque sus componentes no causan tanto aumento de peso sino hinchazón. Pero igualmente sigue siendo una bebida alcohólica que tiene el poder de ser dañina si no se respetan las variables frecuencia y cantidad.

Todo lo que la persona consume es metabolizado para obtener los nutrientes que el cuerpo necesita. En el caso del alcohol, señaló Balerio, “al principio un poco no se metaboliza y se elimina por el aliento, el sudor o la orina. Pero el resto que va quedando se tiene que metabolizar y una vez que entra al hígado compite allí con distintos nutrientes a los que le saca lugar, por lo que de esta manera interfiere en el metabolismo de la persona”.

El agua y el hielo.

Además de elegir las bebidas con menor concentración de alcohol, una recomendación a seguir es que se consuma junto a hielo o agua. Desde el punto de vista de la salud eso tiene una explicación: es bueno “beber despacio y en lo posible agregar hielo para que la bebida esté fría y que a la vez se esté diluyendo en agua”, dijo Mangieri.

El porqué: “Cuanto más caliente está el alcohol, se da una mayor cantidad de absorción del mismo. El alcohol se disuelve mejor en agua, por lo que se distruibuye con el agua corporal y disminuye la concentración en el cuerpo”.
Con el mismo objetivo, se aconseja también que se alternen bebidas que tengan alcohol, con las que no y acompañar siempre con alimentos, ya que estos retardan el pasaje de alcohol a la sangre.

Balerio señaló que el famoso consejo de alternar la toma de bebidas alcohólicas con agua o agregarle algunos cubitos de hielo justamente es “para ayudar y darle tiempo al hígado a metabolizar el alcohol. El hígado tiene cierta capacidad para metabolizar los nutrientes, entonces cuando uno bebe agua se frena de alguna manera la cantidad de alcohol que entra por hora; es como un embudo que ayuda al organismo y le da más tiempo”.

En relación al alcohol y la ganancia de peso que puede generar en quien lo consume, Balerio concluyó que “si una persona está buscando cuidarse, que beba una vez cada tanto una copa de alcohol, por ejemplo de vino, no es algo que le vaya a generar un desequilibrio en la balanza, pero si todos los días esa persona bebe o lo hace en proporciones que son desmedidas, a la larga la balanza lo mostrará”.

Sobre el vino y a fama de sus polifenoles.

Sí. Es verdad que el vino contiene polifenoles, que son sustancias antioxidantes. Y también es cierto que estas sustancias son buenas para el organismo. Pero eso no significa que beber vino sea beneficioso, inofensivo y que sea la única fuente de estos compuestos. Más allá de que los polifenoles puedan ser buenos para la salud, un nutricionista no dará la recomendación de tomar vino para obtenerlos.

“Al alcohol se le asocian varios efectos nocivos para la salud como para estar recomendando consumir vino por los antioxidantes que pueda aportar”, dijo Mangieri.

La profesional agregó que “existe una recomendación que anda en la vuelta, que en realidad es un mito, que afirma que el vino es bueno porque nos aporta polifenoles y que por eso tiene un efecto antioxidante. Pero resulta un poco complejo el manejo de esta recomendación, ya que el margen de riesgo-beneficio es bastante estrecho, y el alcohol no deja de ser una sustancia peligrosa y nociva que puede generar daños en la salud”.

La nutricionista recomendó que si el paciente quiere consumir antioxidantes, se vuelque por opciones más saludables que el vino: “Podés obtener antioxidantes de frutas y verduras, que son alimentos con innumerables beneficios. No es bueno tomar el vino como una fuente de antioxidantes, porque en realidad no es así, hay otros alimentos que lo proporcionan de mejor manera sin generar los daños a la salud que puede generar el alcohol que pueden ser a corto mediano y largo plazo. El alcohol puede aumentar los triglicéridos, causar disfunción eréctil o enfermedad cardiovascular, puede enfermar al hígado, al aparato digestivo, etc.”, indicó.

Los excesos, las grasas y el metabolismo.

Mangieri explicó que hay que tener en cuenta que siempre que el cuerpo recibe un exceso de nutrientes tiene una sola manera de almacenarlo: como grasa. No importa si el exceso es de proteínas o de carbohidratos, “el metabolismo hará un stock en forma de grasa y eso se traduce en un aumento de peso y de grasa corporal”.

Con el alcohol pasa lo mismo: al haber un exceso de calorías, ese exceso calórico se almacenará en el cuerpo en forma de grasa.

La profesional agregó que muchas veces “se suele decir que el alcohol fija las grasas, pero no es así, no es que las fije”. Explicó que “el consumo de alcohol en la mayoría de los casos hace que la ingesta calórica supere lo que la persona necesita diariamente y al haber una abundancia de energía, el cuerpo tiene que hacer un stock y lo almacena como grasa”.

Diferencias entre hombres y mujeres.

Balero detalló que una vez que alcohol ingresa al cuerpo se oxida y el exceso de calorías que sean aportadas se termina acumulando en algunas partes del cuerpo. “En los hombres suele ser en el abdomen y en las mujeres en las caderas”, comentó.

Por su parte, su colega Mangieri explicó que los hombres y las mujeres tienen un nivel de tolerancia diferente entre sí: por lo general, las mujeres toleran menos cantidad de alcohol porque suelen tener un menor volumen corporal que los hombres.

“Las mujeres tenemos menos agua y más masa grasa en el cuerpo, entonces nuestro metabolismo es más lento ante el consumo de alcohol”, explicó.

“Consumir una copa de vino cada tanto, por ejemplo, en el caso de las mujeres y hasta dos copas de vino en el caso de los hombres, son “medidas que no van a inclinar la balanza en su contra”, señaló Balerio.

Consumo problemático:

Los casos y recomendaciones mencionados en esta nota son en relación a un consumo no problemático de alcohol. Si considera que usted o alguien de su entorno tiene problemas con el alcohol, puede comunicarse con Alcohólicos Anónimos Uruguay al teléfono 2400 3501 o vía mail osg@alcoholicosanonimos.org.uy.

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