Museo Veterinario: 120 años de trabajo por una sola salud

Facultad de Veterinaria de la Udelar reinauguró su museo; expone sobre seis enfermedades

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Museo Veterinario

Para celebrar los 120 años de la creación de los Estudios Veterinarios en Uruguay, la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República reinauguró su museo en la nueva sede (Ruta 8 kilómetro 18) y ofrece una primera exposición que se enfoca en el combate contra seis enfermedades de gran impacto sanitario, económico y social: la rabia, la fiebre aftosa, el carbunco, la tuberculosis, la garrapata y la hidatidosis. De los 1.415 patógenos humanos conocidos en el mundo, el 61% tiene un origen animal.

Pablo Toriño, museólogo y biólogo, dijo a El País que, además de la información sobre esas seis zoonosis, se pueden apreciar distintos objetos que han servido para el diagnóstico y la lucha contra ellas desde los primeros años de los estudios veterinarios en Uruguay. Por ejemplo, se exhiben microscopios, balanzas de precisión y jeringas, además de libros (muchos de ellos en francés, dado que los profesores eran extranjeros o uruguayos que estudiaron afuera) y documentos, muchos de ellos centenarios.

También se incluye una exposición sobre vida y obra de Louis Pasteur a 200 años de su nacimiento. El francés aplicó la primera vacuna antirrábica en 1885.

En el caso de la rabia, por ejemplo, una vitrina atrapó la atención de los visitantes el día de la inauguración. Esta contiene ejemplares de murciélagos taxidermizados de distintas especies para apreciar las diferencias entre un murciélago hematófago (llamado comúnmente vampiro) y uno frugívoro y el rol que cumplen en la transmisión de la enfermedad.

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Museo Veterinario

“Nos queda muchísimo material para futuras exposiciones”, adelantó Toriño. Por ejemplo, quedaron a la espera varios de los materiales didácticos que compró el veterinario estadounidense Daniel Elmer Salmon, uno de los primeros directores de esta disciplina en Uruguay. Si el apellido le suena es que le dio nombre al bacilo tífico Salmonella typhi.

Una pieza de la colección que tiene un “valor incalculable” para el museólogo es un caballo de papel maché desmontable que se utilizaba en las clases de anatomía. Es el único que queda de su tipo en América Latina y uno de los seis que todavía se conservan en el mundo.

Una restauradora argentina, especializada en este tipo de material, ya está trabajando en él y estará listo en unos meses.

El nuevo Museo Veterinario, que forma parte de la grilla de Museos en la Noche para el próximo 8 de diciembre, cuenta con cientos de artículos aportados por los distintos departamentos de la facultad y que muchos fueron recuperados en el proceso de la mudanza. Otros fueron cedidos por la Sociedad de Medicina Veterinaria de Uruguay y la Academia Nacional de Veterinaria y otros fueron donaciones de familiares de referentes de la profesión recientemente fallecidos.

“Los agrupamos e inventariamos y los transformaremos en exposiciones que buscarán rescatar la historia de la formación veterinaria en Uruguay, además de generar identidad en la nueva sede”, señaló el docente José Passarini, uno de los responsables de la creación del museo.

En este sentido, Passarini agregó que otro de los objetivos es que aporte a la formación de las nuevas generaciones y que sea una contribución al barrio.

En el corto plazo se espera contar con un contenedor con acondicionamiento térmico y de humedad que sirva de resguardo para las piezas más delicadas.

Así Toriño resumió el espíritu del museo: “Queremos que el público vea que el veterinario no trabaja solamente con la salud animal; su trabajo va mucho más allá puesto que también se preocupa por la salud humana que juntas conforman la salud ecosistémica, por eso hoy se habla de ‘una sola salud’”.

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Museo Veterinario

Cambios.

El coordinador del Museo Veterinario, Ricardo Sienra, retomó el concepto de la formación de las nuevas generaciones y afirmó en diálogo con El País: “El veterinario de mascotas es el veterinario del siglo XXI”.

Mucho ha cambiado en 120 años de estudios veterinarios. Antes del siglo XX, por ejemplo, la formación y la práctica profesional se enfocaban al bienestar de los caballos, un animal que servía tanto para la producción como para la guerra. Décadas más tardes se hizo primordial la formación en rumiantes, dado que el país ya se había establecido como exportador de carne y era esencial la participación de veterinarios para garantizar el bienestar animal, la prevención de enfermedades como la tuberculosis y la fiebre aftosa y garantizar la inocuidad alimentaria.

Sienra, además, habló de otros cambios. Por ejemplo, durante mucho tiempo se la consideró una carrera para hombres. La primera mujer se recibió en 1940; ahora, el 70% del alumnado está conformado por mujeres.

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