COMPORTAMIENTO
Según una investigación reciente, los niños que conviven con un perro tienen más probabilidades de desarrollo socioemocional. Son más empáticos y tienen menos problemas de conducta.
Tener un perro en casa puede ayudar a que los niños pequeños se desarrollen mejor socioemocionalmente, sugiere un estudiorealizado por investigadores de la Universidad de Austria Occidental y el Instituto Telethon Kids.
Los resultados muestran que los niños en edad preescolar que conviven con un perro tienen más empatía y menos problemas de conducta que los pequeños que no lo hacen. Los resultados mostraron que, además, los niños que suelen pasear o jugar con el animal tienden a ser más sociables.
Para este trabajo, que se hizo entre los años 2015 y 2018, los investigadores encuestaron a 1.646 padres de niños de dos a cinco años.
Entre las preguntas que se hicieron estaban las de si en su hogar tenían un perro como mascota y si el niño salía a pasear o jugaba con el animal y, en caso afirmativo, con qué frecuencia lo hacía.
Entre los encuestados, hubo un 42% de familias que tenían un perro como mascota en su hogar. En comparación a pequeños de dos a cinco años que no tenían perro en casa, los investigadores encontraron que los niños que convivían con perros tenían un 23% menos de problemas emocionales y en interacciones sociales; un 34% más de probabilidades de tener conductas amables con sus pares; un 30% menos de probabilidades de tener conductas antisociales; y un 40% menos de chances de tener problemas de interacción con otros niños.
La adiestradora uruguaya Carolina Andrade, técnica en gestión del comportamiento cognitivo-emocional y fundadora de la escuela canina Bambú, explicó en diálogo con El País que crecer con la compañía de un perro, “sin dudas, es positivo para un niño por donde se lo mire”.
Un perro en la familia fomenta el sentido de responsabilidad al cuidarlo y alimentarlo, desarrolla la capacidad empática al crear un vínculo estrecho, mejora el autoestima al significar para el niño “una figura de seguridad que los ayuda a gestionar miedos e incluso beneficios a nivel físico como ser el fortalecimiento del sistema inmune”, agregó Andrade.
En trabajo que realiza la adiestradora en su escuela se basa en mejorar la calidad de vida de los perros y facilitar su integración a nivel social, y por eso, contó, le resulta “inevitable ver también el lado contrario del asunto y, en este sentido, que nos preguntemos: ¿cómo beneficia al perro convivir con un niño? Ahí siempre pongo el énfasis en las familias en que cuando hay integrantes niños y caninos la educación debe ser bilateral. Hay que enseñarle al perro a entender y respetar al niño y es igualmente importante enseñarle al niño a entender y respetar al perro”.
Al tener cubiertas estas cuestiones, añadió, tanto el perro como el niño encontrarán en el otro un compañero con el que establecerán un estrecho vínculo afectivo, con el que se divertirán y disfrutarán aventuras durante años.