IMPACTO SONORO
Se redujo el nivel de sonido en productos para ofrecer líneas pet friendly; ¿cuánto ruido se considera dañino?
Para estas Fiestas, la Cámara Uruguaya de Fuegos Artificiales (CUFA) comenzó a implementar el etiquetado en base a hexágonos de colores verde, amarillo y rojo para los fuegos artificiales. Estos niveles establecen la cantidad de decibeles. Por ejemplo, el verde se corresponde a menos de 80 decibeles; el amarillo significa ruido intermedio y se utiliza hasta los 110 decibeles y el rojo es para un estruendo con un impacto de entre 110 y 120 decibeles.
‘‘Este año, desde CUFA, no trajimos fuegos artificiales con hexágono rojo, es decir, que superan los 110 decibeles, aunque sería legalmente posible, y reforzamos las líneas pet friendly’’, afirmó Gustavo Prato, presidente de CUFA.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos no se expongan a ruidos que superen los 140 decibles; mientras que el límite para los niños es de 120 decibeles. Las bombas brasileras, que ya no se traen más, eran de 130 decibeles. La diferencia entre 120 y 130 decibles es ocho veces. Los sonidos que superan los 70 decibeles son considerados molestos; por encima de los 90 decibeles se los clasifica como dañinos.
Con esta iniciativa del etiquetado, Uruguay es pionero en el mundo, ya que aún no se ha implementado en otros países.
Prato aclaró que, contrariamente a lo que piensan muchas personas, no existen los fuegos artificiales que no generen algún impacto sonoro. Aunque el producto sea pet friendly, se precisa un mínimo de decibeles para que produzca el efecto deseado.
En cuanto a la línea de fuegos artificiales de bajo impacto sonoro, Prato explicó que es muy difícil conseguirla en China, país donde se fabrican los fuegos artificiales, ya que Uruguay a nivel global es un mercado pequeño y China aún no tiene demanda suficiente de este tipo de productos de parte de mercados gigantes como USA y Europa. “Igualmente trabajamos con nuestros proveedores durante todo el año y hemos logrado ampliar la línea pet friendly”, indicó.
Por ejemplo, los petados que reemplazan a las bombas brasileras tienen ahora una carga máxima de 0,8 gramos (antes era de 3,5 gramos). También se bajó de 150 gramos a 60 gramos el contenido de las cañitas voladoras. Tanto los petardos como las cañas voladoras quedan por debajo de los 110 decibeles.
En discusión en el Parlamento.
CUFA trabaja junto al Parlamento sobre la ley que regula el uso de pirotecnia que ya cuenta con media sanción en Diputados y la cual se encamina a ser ley nacional; este proyecto contempla una reducción en el nivel de decibles en el lapso de 5 años.
“Todo debe tener un proceso y nosotros estamos tratando de adaptarnos y esperando a ver qué se resuelve con el proyecto”, afirmó Prato, y cuestionó las prohibiciones que hay en algunos departamentos en cuanto a los fuegos artificiales, que según dijo, infringen la ley nacional.
En tanto, informó que en las ciudades fronterizas con Argentina, donde hay mucho más desempleo que en años anteriores, “la venta de fuegos artificiales representa una fuente de trabajo importante” para los ciudadanos.
Actualmente en Uruguay son unas 5 mil familias que se dedican a vender fuegos artificiales en la vía pública. Sobre ese tema, Prato aseguró que en el país no solo hay una tradición de tirar fuegos artificiales sino también de venderlos.
Personas y animales afectados por el ruido.
Hay personas que son especialmente sensibles a los estruendos de la pirotecnia. Un niño con Trastorno del Espectro Autista presenta hipersensibilidad auditiva. Los adultos mayores y en especial aquellos que padecen algún tipo de demencia también pueden alterarse con los ruidos demasiado fuertes y presentar crisis nerviosas. También están los animales. Los efectos de la pirotecnia en estos casos son diversos, de diferente intensidad y gravedad, porque los animales poseen un aparato auditivo mucho más desarrollado que el de los seres humanos. En el caso de los domésticos, pueden presentar agitación, palpitaciones, temblores, náuseas, falta de aire y mucha sed. El temor que sienten con los ruidos puede hacer que quieran escaparse del hogar.