Los nombres olvidados: las mujeres en el Ejército Oriental

Compartir esta noticia
Batalla de las Piedras

HISTORIA

También participaron de batallas y conquistas aunque no sean conocidas; también les debemos la independencia

¿Sabe quién fue Catalina Quintana? ¿Y Natividad Suárez? ¿Y Juana Montenegro? Las lecciones de historia nacional en la escuela y en el liceo nunca hablan de ellas. Tal vez haya escuchado mencionar a Melchora Cuenca pero porque era la madre de dos hijos deJosé Gervasio Artigas y no por ella misma. Estas y tantas otras –Nicolasa Cayrabu, Narcisa Cabinda, Anselma Taperovi, Simona Borja y Bonifacia Chipora y muchas más– son parte de la lista de las “mujeres ignotas” que formaron parte del Ejército Oriental en las épocas de batallas y conquistas.

Gracias también a ellas hoy se celebra un nuevo aniversario de la Jura de la Constitución.

“Desde el comienzo peleaban en la batalla junto a sus maridos pero, como eran mujeres, de muy pocas sabemos el nombre. Eso nos impide conocer quiénes fueron y su historia personal. No conocemos el 50% de la historia”, dijo a El País José María Olivero, jefe de la División Historia del Departamento de Estudios Históricos del Estado Mayor del Ejército, quien ha reivindicado la participación de la mujer en las luchas libertadoras y del Ejército nacional.

Grito de Asencio
Fragmento de Grito de Asencio de Jorge Calasso

Sus nombres.

Eran las chinas (palabra de origen Quechua que significa “la hembra en el mundo de la naturaleza y la mujer en el mundo humano”). Eran en su mayoría de origen indígena y mestizo. “Eran mujeres de clase baja por lo cual no era necesario saber su nombre; sí el nombre de la pareja porque estaba en la lista de revista de la unidad. Acompañaba al marido y terminaba peleando junto a él –quizás peleaba mejor– pero en esa sociedad española tenía una situación de minoridad permanente y del 90% no sabemos el nombre”, explicó Olivero.

Las mujeres se sumaban a la tropa porque les aseguraba el sustento y la protección. El historiador Oscar Padrón Favre, en Las Chinas en la segunda Revolución de la Patria, relató su papel: “Atendían a los hombres en las agotadoras marchas; en los campamentos lavaban los siempre escasos y raídos uniformes y cuidaban que no les faltara a los soldados yerba, tabaco y si era posible algo de agua ardiente… Se hacían cargo de las caballadas de reserva y, en no pocas ocasiones, entraron a pelear decididamente codo a codo con sus compañeros soldados, cayendo muchas en los innumerables combates librados en las cuchillas orientales”.

Olivero apuntó que las llamadas “chinas cuarteleras” ayudaban a transportar vituallas y municiones al frente, servían como enfermeras (así las muestra la iconografía nacional; por ejemplo, Juan Manuel Blanes retrató a la mujer como curadora de los heridos de la Batalla de Las Piedras) pero en el combate se destacaron como lanceras. Una de estas fue Melchora Cuenca, de origen guaraní.

Melchora Cuenca
Melchora Cuenca

Parte de las milicias.

La presencia de mujeres en los ejércitos del Río de la Plata era normal. “Los ejércitos revolucionarios estaban formados por milicias. No se le podía pedir a un soldado (que no tenía formación militar) que dejara a su familia. Esto se mantuvo hasta después de la independencia”, explicó Olivero. No obstante, las autoridades dejaban asentada su queja en los documentos dado que ocasionaba problemas logísticos.

Catalina Quintana china
Catalina Quintana

Catalina Quintana participó del asedio de Paysandú, integrando las filas del Ejército comandadas por el general Venancio Flores. Aníbal Barrios Pintos, en El silencio y la voz. Historia de la mujer en el Uruguay, apunta que peleaba con atuendo masculino y con lanza. Natividad Suárez fue capitana en el Ejército que peleó en Paraguay aliado a los brasileros y argentinos; además, participó de las batallas de Yatay, Curuguayty y en Salto de Boquerón donde murió. Juana Montenegro fue la primera en recibir la designación de soldado por el valor en un combate en el que empuñó sable y luego un fusil. Los historiadores también reivindican la figura de la China María, esposa de José Abiaré, al cual sustituyó en la defensa de Paysandú contra las fuerzas portuguesas en 1811. “Fue quizás la primera mujer lancera caída en ese combate”, señaló Olivero. Otras lanceras fueron Soledad Cruz, quien actuó en la Patria Viaja y es protagonista de una leyenda que cuenta que estaba casada con un lobizón que le brindaba protección; y Victoria “la payadora” quien, según relató el poeta Acuña de Figueroa, durante el sitio de Montevideo “cantaba cielitos desafiantes a los enemigos”.

En la Cruzada Libertadora hubo una heroína de la cual no conocemos el nombre, salvo que era la compañera del sargento Benito Silva de San Ramón. Se conserva su descripción en documentos: vestía como hombre, usaba sombrero, llevaba el pelo atado en dos trenzas y era “fiera como un soldado más”.

María Josefa Francisca Oribe de Contucci
María Josefa Francisca Oribe de Contucci.Pintura de Alicia Asconeguy.

Olivero indicó que el mismo valor fue visto en mujeres de la clase alta. Este fue el ejemplo de María Josefa Francisca Oribe de Contucci, hermana del general Manuel Oribe. Mientras su esposo peleaba en el bando regentista español (fue un matrimonio arreglado), ella se enfrentó al poder. Conocida como “Pepita la Patriota”, participó activamente en la Revolución Artiguista y en la Cruzada Libertadora. En 1812 posibilitó la fuga de la Cárcel de la Ciudadela del marino Manuel Blanco Encalada, quien actuaría en las luchas libertadoras de Chile; más adelante, luego del Desembarco de los Treinta y Tres Orientales, se camufló de lavandera para evadir a los brasileños e ingresar a Montevideo para obtener medicamentos e instrumental médico para atender a los heridos. Realizó tareas de espionaje y recolectó dinero y armamento para colaborar con la lucha de los Orientales. Falleció en 1835, ya lograda la independencia del país que amaron todas estas mujeres.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar