Por Mariana Malek
Quienes han visitado alguna vez el Palacio Legislativo de Montevideo, saben que gran parte de los mármoles y piedra caliza con los que fue construido provienen de Nueva Carrara, cantera ubicada en el departamento de Maldonado, cuya excelente calidad rivalizó a principios del siglo XXcon los mármoles italianos.

Actualmente, si se busca la locación Nueva Carrara en la red social Instagram, por ejemplo, se pueden ver cientos de publicaciones de uruguayos que llegaron hasta el lugar en el último año.

La pandemia por coronavirus es una de las razones, porque muchos eligieron hacer turismo rural y conocer puntos que eran explorados pero poco conocidos.

Un camino de tierra de siete kilómetros conecta la localidad de Nueva Carrara con la ciudad de Pan de Azúcar. Parece increíble que prácticamente al pie de la Sierra de las Ánimas, una gran cantera rellena de agua cristalina haya estado allí durante más de cien años escondida para los visitantes.

A Nueva Carrara se llega en vehículo y no existen grandes infraestructuras. Se trata de un pueblo pequeño de 156 habitantes (según el censo de 2011), con unas cuantas casitas y una escuela rural construida con la misma piedra de la cantera.

Al final del pueblo, justo donde un gran cartel advierte “peligro voladuras”, haciendo referencia a los explosivos que se utilizan para el trabajo en la zona, sale un camino de tierra interrumpido por grandes montañas de piedra para evitar el ingreso de los autos.

Ese camino, que se recorre en pocos minutos fácilmente a pie y sin necesidad de llevar calzado especial, da a un terreno aplanado y delimitado por un alambrado que sirve de mirador para lo que fue en otro momento una de las canteras de mármol más importantes del país.

Si bien la cantera está en un predio cedido a la Compañía Nacional de Cementos y cuya explotación sigue activa, tiene un mirador público al que se llega sin problemas: para ingresar no hay que saltar ninguna portera o invadir la propiedad privada, como si lo indican los carteles en algunas zonas más adelante.

Impacta la dimensión de la cantera: varias decenas de metros de profundidad y en el fondo una masa de agua color verde. En la zona, aves rapaces propias de la serranía y golondrinas vuelan sobre el acantilado. El lugar atrae curiosos y desde horas de la mañana varios grupos de jóvenes llegan para explorar y ver con asombro la cantera que quedó al descubierto.

Algunos llegan con cámaras fotográficas, otros se animan a volar un dron para tener una perspectiva más amplia de la zona, porque su esplendor desde el aire se ve mucho mejor.

Algunos circuitos de ecoturismo se animan a hacer visitas que, además de recorrer los Pozos Azules de la Sierra de las Ánimas, incluyen llegar al mirador de la cantera. Tal es el caso de los senderos que recorre la organización Red Ánimas que trabaja en la zona desde 2015.

“Nueva Carrara pertenece al municipio de Pan de Azúcar y el poblado se creó a iniciativa de los trabajadores de la misma cantera”, explicó a El País Graciela Miller, perteneciente a Red Ánimasy habitante de la zona.

La llegada de los turistas ha crecido gracias al interés por conocer lo que hay dentro de Uruguay, destacó la guía. Sin embargo, advirtió que ir a la zona sin conocer los peligros es un problema que surgió con la popularización del lugar.

Según Miller, la policía tuvo que intervenir varias veces porque muchos han usado la zona de “balneario”, lo que no solo es invasión de propiedad privada, sino un riesgo mortal para quienes toman esa decisión.

“La cantera tiene un pozo que es de donde se sacó el mármol del Palacio Legislativo y es una cantera de cielo abierto que está activa. Por esa razón tiene un peligro muy grande. Puede parecer que no pasa nada si entrás, pero tienen que saber que la producción de piedra caliza se hace mediante explosión. A veces los explosivos no explotan y quedan latentes”, advirtió Miller.