Como no podía ser de otra forma, las Islas Baleares son uno de los destinos más codiciados por los navegantes, que pueden disfrutar de los grandes acantilados y las calas remotas a las que solo se accede por mar.

Las Baleares cuentan con puertos históricos como Palma y Alcúdia (Mallorca), Maó y Ciutadella (Menorca), Ibiza y Sant Antoni (Ibiza), y La Savina (Formentera), que comunican a las islas entre sí y con las ciudades de Barcelona, Valencia y Denia. Y en las últimas décadas también han surgido más de cincuenta puertos deportivos que permiten navegar de una isla a otra del archipiélago, o acercarse a la Península, Francia, Italia, Croacia o Grecia.

Quienes no tengan muchos conocimientos sobre navegación, pero quieran aprender, podrán iniciarse en las prestigiosas escuelas de vela que se encuentran a lo largo del archipiélago.

La capital de Mallorca, además de excelentes playas, tiene sitios que valen la pena conocer. Se recomienda el centro histórico y La Catedral de Palma, que con su estilo gótico se considera una de las iglesias más bellas de España.

Lonja, el antiguo barrio de Santa Catalina, y el Paseo Marítimo también son circuitos obligatorios, repletos de mercados, restaurantes, pubs y discotecas. Otro imprescindible de la ciudad es el Castillo de Bellver, una fortaleza a solo 3 kilómetros de Palma que además de una vista espectacular de la ciudad ofrece una exposición sobre la historia de la isla.

Ir a Mallorca y no visitar la Sierra de Tramuntana es un verdadero crimen. Esta impresionante formación está ubicada al noroeste de la isla y en 2011 fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO. Su gran atractivo es que combina una bellísima vegetación y calas idílicas con pueblos de piedra y la mejor gastronomía.

Una de las actividades más populares en la Sierra de Tramuntana es el trecking por la Ruta de Pedra de Sec, un trayecto de 156 kilómetros que recorre los antiguos caminos que unen a los pueblos del norte con lo campos de naranjo, algarrobo y olivos. A lo largo de esta ruta, los viajantes podrán pequeños pueblos coloniales, típicos de Mallorca como Port de Pollença, Sóller, Fornalutx, Deià, Valldemossa, Banyalbufar, Estellencs, Sant Elm o Galilea.

Si bien la Islas Maleares son asociadas a la playa y el sol, hay una riqueza subterránea que también vale la pena conocer. En la localidad de Porto Cristo en Mallorca se pueden encontrar las cuevas de Drach y de Hams, que ofrecen un espectáculo único de estalactitas y estalagmitas. Los recorridos en barco por debajo de las cuevas están estratégicamente iluminados e incluso son acompañados de conciertos, los que convierte en un paseo ideal para toda la familia. En Ibiza se encuentra también la Cova de Can Marca, al norte de la isla, que recorre los acantilados del Port de Sant y su interior

Un imperdible en Ibiza es la antigua ciudad fortificada de Dalt Vila, construida en el siglo XVI para proteger la isla de los continuos ataques de moros y piratas. La fortaleza es considerada uno de los baluartes mejores conservados del mundo, y una vez que uno cruza la impresionante Puerta del Mar, con su puente levadizo, se sumerge en las calles, plazas y de esta pequeña ciudad fortificada.

Pero si uno realmente quiere adentrarse en este mundo de batallas y leyendas medievales, se recomienda realizar las visitas teatralizadas, en las que guías actores muestran cómo se vivía en la época a través de distintas recreaciones.

Con 200 kilómetros de costa y miles de historias de naufragios, las Islas Baleares son una referencia mundial para los amantes del buceo.

Uno de los sitios recomendados es el buque mercante Don Pedro, que en 2007 se hundió a las afuera del puerto de Ibiza. El barco se encuentra a una profundidad de 46 metros y al sumergirse uno puede observar las ruinas de este barco encallado rodeadas de algas y miles de peces. Otros recomendados en Ibiza son la ruta submarina de Cueva de la Luz, las Columnas de Hércules y los acantilados de Cap d´Albarca, ideales para bucear tanto con snorkel como con tanque de oxígeno.

Entre las islas de Ibiza y Formentera se encuentra el Parque Natural de Ses Salines, una reserva de casi 3.000 hectáreas terrestres y 13.000 marinas. Este parque es famoso por alojar a los estanques de sal que durante siglos constituyeron la principal fuente de ingresos de la isla. También por sus playas de color turquesa, fruto de la abundante planta posidonia oceánica que cubre todo el fondo marino de esta isla.

El parque se puede recorrerse a pie o en bicicleta por cualquiera de las cuatro rutas habilitadas que ofrecen atardeceres increíbles. Ses Salines es un imperdible para quienes disfrutan el birdwatching, ya que cuenta con 210 especies de aves que usan este espacio como una parada en la migración que inician cada otoño.

Si uno busca menos relajación y más de fiesta, las Islas Baleares son su lugar. Tanto Mallorca como Ibiza cuentan con una agitada vida nocturna, con bares y discotecas que abren todo el año.

En Ibiza por ejemplo, funciona una de las discotecas más famosas del mundo: Pachá, que este año cumple 50 años y es uno de los principales responsables del crecimiento de la música house. Aquí se realizan fiestas famosas como F*** me I’m famous, a cargo de David Guetta y la Flower Power. Otro emblema de la isla es Amnesia, que durante tres años seguidos recibió el premio al mejor club del mundo, y es conocida por sus fiestas de la espuma y gogó.