Guía completa para optimizar tiempo y dinero en la travesía hacia la ciudad sagrada de los incas.
Machu Picchu es el santuario inca por excelencia, una de las siete nueve maravillas modernas del mundo y el destino más visitado en Perú. El lugar sorprende con su impresionante y conservada arquitectura, y con una energía que contagia al visitante. Estas son algunas recomendaciones prácticas para optimizar su viaje hacia esta montaña sagrada.
1. ¿Cómo llegar?
La forma más rápida y cómoda es en tren. Existen dos empresas que ofrecen frecuencias diarias a Aguas Calientes (el pueblo que está justo debajo de la ciudadela) desde Ollantaytambo: PeruRail e Inca Rail. Además, PeruRail es la única que opera desde la estación de Poroy (en Cusco). Cusco se encuentra a 3.400 metros de altura.
Si bien algunos toman el tren a Machu Picchu apenas llegan a la ciudad, es recomendable tomarse el primer día para aclimatarse, comer liviano y salir al día siguiente.
2. Camino del Inca
El 'trekking' andino más famoso ya no es tan aventurero como hace algunos años. Hoy, hay que reservar por lo menos con cuatro meses de anticipación. Tampoco se puede ir por cuenta propia: es obligatorio contratar una agencia de turismo habilitada, a un guía y eventualmente a un porteador.
A pesar de que se ha vuelto bastante masivo, sigue siendo un camino esencial para cualquier viajero: empieza en el poblado de Piscacucho, en el km 82 de la línea férrea Cusco-Quillabamba, y dura cinco días en total.
Luego de atravesar una impresionante variedad de altitudes, climas y vestigios arqueológicos, se corona con una imponente entrada a Machu Picchu a través del Inti Punku o Puerta del Sol. La versión corta del camino empieza en el km 104, en Cachabamba, y lleva sólo dos días pero cuesta casi lo mismo. Tras varios accidentes en temporadas anteriores, desde hace unos años se resolvió cerrar el Camino del Inca durante febrero. Quinientas personas por día pueden hacer el Camino del Inca.
3. El acceso
La ciudadela abre de 6 a 17 horas. La entrada se puede comprar en línea (solo con tarjeta Visa), en el sitio de las ruinas o en efectivo en la Casa de la Cultura de Cusco. Hay que presentar el pasaporte, tanto para comprar como para ingresar al parque. Además, hay que sumarle el boleto de ascenso en autobús a Machu Picchu. No hay taxis ni 'transfers' privados que suban.
Entre mayo y agosto es la temporada seca y la favorita de los europeos. Sin embargo, es cuando los precios están más altos. En verano llueve bastante, pero es la temporada alta para los suramericanos.
4. Hay que llevar provisiones
Dentro del complejo hay un restaurante, pero es muy caro. El Huayna Picchu, la "montaña joven", de 2.667 metros de altura, forma parte del macizo de Salcantay. Desde su cima, donde hay más ruinas, se tiene una perspectiva distinta y amplificada de Machu Picchu. Para subirla se requiere un óptimo estado físico.
A buen ritmo demanda entre 45 y 60 minutos. El cupo máximo es de 400 personas por día, que se reparten en dos turnos (a las 7 y a las 10) y, para asegurarse un lugar conviene reservar desde la web del parque. Imprescindible: llevar agua y calzado de 'trekking'.
Montaña Machu Picchu es el plan B cuando no queda cupo para subir el Huayna. Aunque menos conocida, es también muy impactante, incluso más alta (3.082 82 metros) y demanda cuatro horas para subir y bajar.
5. Los guías
Es mejor contratar un guía para recorrer el complejo y comprender el significado de cada piedra. Realmente hace la diferencia. Suelen ofrecer sus servicios en la entrada del parque y establecen un precio según la cantidad de personas.
6. ¿Dónde dormir?
Al ser el enclave más cercano al Parque Arqueológico, a 6 kilómetros, la architurística ciudad de Aguas Calientes es la base ideal antes y después de hacer la excursión. Su oferta hotelera es para todos los gustos y bolsillos. Si bien hay algunos hoteles de lujo, también se encuentran hostales a los que les hace falta infraestructura y servicios. Paradójicamente, a veces escasea el agua caliente.
7. Un hotel de lujo
El Belmond Sanctuary Lodge es el único hotel adyacente a la Ciudad Perdida de los incas. Sus huéspedes son los únicos privilegiados que se quedan a ver el atardecer cuando cierra el parque. Las habitaciones rondan los 700 dólares y hay que reservar con bastante antelación.
Presenciar el amanecer sobre la ciudadela es una experiencia inolvidable. Para llegar a ver el momento exacto en que el sol asoma entre las montañas es imprescindible tomar el primer autobús desde Aguas Calientes. Sale entre las 5:00 y 5:30, según la época. Vale la pena el sacrificio.
8. Los horarios
Para evitar la congestión de público que se concentra en la mañana, el parque puso a prueba hace unos meses un turno vespertino, de 13:00 a 17:30. Es 30 % más económico, pero estricto en el horario: hay que llegar a las 13:00, no antes.
VIAJESEl Universal/GDA