HISTORIA DEL ARTE
Se inauguró la restauración del primer mural del suizo Martino Perlasca en la Catedral de San José; Claudia Frigerio fue la responsable
Ángel Pasionario que porta la Corona de Espinas es la primera de las 18 obras del suizo Martino Perlasca que ha sido restaurada (y ya inaugurada) en laCapilla del Santísimo del Sacramento de la Basílica Catedral de San José de Mayo.
Creado en la década de 1890, pocos años antes de la muerte del artista, el mural realizado sobre una tela de algodón ha cobrado nuevos colores gracias a la restauradora Claudia Frigerio. Tanto así que se calcula que deberán pasar 100 años antes de que necesite una nueva intervención.
En esta iglesia está a la vista el mayor acervo de Perlasca en el país: cuatro ángeles de la Pasión de grandes dimensiones: 3,60 metros por 1,30 metros; los retratos de los 12 apóstoles, de dimensiones más pequeñas; un gran mural de la Resurrección de Cristo de 5 metros por 4 metros y otro del Bautismo de Jesús.
Mediante análisis de laboratorio realizado en México, se determinó que cada una de estas piezas es una pintura al temple sobre algodón con algunas partes pintadas al óleo. No fueron hechas directamente sobre el muro porque Perlasca ya había dejado Uruguay para radicarse en su pueblo natal, Morcote. Primero las expuso en Suiza, donde fueron “alabadas” por la crítica. Fueron señaladas como “las mejores obras de Perlasca”. Luego hizo que cruzaran el océano Atlántico.
“Sabemos que son pinturas muy delicadas, muy sensibles a la humedad y a la temperatura. Eso ocasionó que la obra –la del Ángel Pasionario que porta la Corona de Espinas–?comenzara a desprenderse del soporte”, señaló la restauradora a El País.
El diagnóstico del paciente fue el siguiente: la pieza no tenía base de preparación y la capa pictórica se había desprendido en varias partes de la superficie. Además, estaba muy sucia y manchada, lo que “cambiaba la estética de la imagen”.
La peor parte era que por los cambios registrados en la humedad y temperatura del ambiente –la obra está ubicada en un lugar de culto donde circulan personas, en un edificio que había presentado problemas de humedad en la cúpula y no que tiene los cuidados de un museo–?durante décadas había deformado la tela en “forma de olas”, lo que aceleró el desprendimiento de la pintura.
En setiembre de 2019 comenzaron las tareas de restauración, las que en abril fueron suspendidas por la pandemia por coronavirus y retomadas a mediados de este año.
La primera intervención sobre Ángel Pasionario que porta la Corona de Espinas fue la limpieza y la consolidación de la capa pictórica. Lo primero debió ser hecho en seco, puesto que todos los materiales utilizados por Perlasca son susceptibles al agua.
Por la consolidación se logró la recuperación del plano de la obra –la eliminación de las “olas”– y de su unidad estructural, aumentando su resistencia mecánica. Luego se repusieron los faltantes en roturas, rajaduras y lagunas en la tela. “Se rellenan con un estuco tradicional a base de cola animal; se recupera el volumen del faltante para luego hacer una recuperación estética a través de la reintegración del color”. Este paso se realiza sobre una capa de barniz. La última etapa fue la reposición vertical de la tela sobre el muro.
La restauración de Ángel Pasionario que porta la Corona de Espinas fue posible gracias a fondos aportados por la comunidad suiza de Morcote y la Embajada de Suiza en Uruguay. Continúa su compromiso financiero para continuar con otro mural y se sumó la ayuda de la Comisión Nacional de Patrimonio. “La idea es conservarlos todos; los 18 necesitan intervención”, apuntó.
Por ejemplo, el mural correspondiente a La Resurrección de Cristo, una inmensa tela de 5 metros por 4 metros y que es colocada al frente de la iglesia en cada celebración de Semana Santa; y el Bautismo de Jesús son dos piezas que necesitan cuidados urgentes.
Estas obras no fueron las primeras de Perlasca en las que intervino Frigerio. Hace años descubrió otras en el Palacio Santos luego de realizar lo que se conoce como escalas estatigráficas para llegar a la pintura original que se esconde debajo de varias capas. También se sabe que Perlasca trabajó en la Sala Verdi y en el Club Uruguay bajo la dirección de Juan Manuel Blanes.