SALUD
Se define como "una alucinación de movimiento" que la mayoría de las veces se puede solucionar en la consulta. Hay que estar atentos porque puede ser indicio de otras patologías.
Uno de los motivos más frecuentes de consulta es el vértigo o mareo. Entre un 17% y un 30% acude a un profesional aduciendo esta causa, pero solo la mitad realmente sufre lo que se conoce como vértigo verdadero.
“Es fundamental definir el vértigo adecuadamente para poder diagnosticarlo y tratarlo. Una de las mejores definiciones es que es ‘una alucinación de movimiento’”, indicó el neurólogo y director del Programa de Salud Cerebral del Ministerio de Salud Pública (MSP), Ignacio Amorín.
Detalló que “generalmente lo que te relata el paciente es una sensación de que está girando, que puede ser objetiva o subjetiva. Es decir, que los objetos le giran alrededor o que él gira. Esa sensación es la más característica e indubitable de que estamos frente a un vértigo”.
Después existen una cantidad de sensaciones a las que el paciente les llama “mareo” que, si bien pueden ser vértigo verdadero, también pueden deberse a otras causas. “Puede ser sensación de cabeza vacía, de pisar algodones, de inestabilidad, etc., que muchas veces denotan ansiedad, problemas de angustia u otro tipo de desequilibrios”, aclaró Amorín.
Si el profesional no sabe distinguir esas diferencias lo que hace es terminar por indicar estudios paraclínicos innecesarios o medicamentos ineficaces para atender un problema que en la mayoría de los casos se soluciona en la consulta.
Tres tipos: agudo, crónico y episódico
El vértigo verdadero puede ser agudo, crónico o episódico. “Esta definición alude al transcurrir del síntoma en el tiempo”, explicó el doctor Ignacio Amorín.
“El vértigo agudo es un episodio que se presenta con un inicio reciente y un fin; o sea, termina, es un episodio. El vértigo crónico es cuando el episodio no se resuelve y ese síntoma se extiende en el tiempo. Y el vértigo episódico se da en una situación crónica, pero no todo el tiempo sino en momentos puntuales. Por ejemplo, el vértigo de Meniére tiene episodios que duran días: la persona está con vértigo, se resuelve el episodio, pueden pasar seis meses sin nada y otra vez vuelve a tener otro episodio de tres días y así sucesivamente. O sea, no es una situación aguda porque se ha cronificado en el tiempo, pero tampoco es permanente, tiene carácter episódico”, describió el especialista.
Sus causas.
“Cuando decimos vértigo estamos diciendo que hay una disfunción en el sistema vestibular”, describió Amorín.
Dicho sistema se compone de un órgano llamado vestíbulo que está alojado en el oído y se conecta con el cerebro a través del octavo nervio o nervio auditivo. “Precisamente esas sensaciones de vértigo que relata el paciente se originan porque la información acerca de la postura y el equilibrio, que viene de un oído y de otro, cuando se integra en el cerebro lo hace mal porque la información viene asimétrica”, señaló el especialista.
La disfunción en el oído es tratable por el otorrino, en tanto lo que tiene que ver con una disfunción del nervio o del cerebro, que llamamos vértigo central, es campo del neurólogo. Amorín apuntó que podría incluso manejarse una zona de transición entre ambas especialidades que denominaríamos otoneurología.
En la medida que se pueden afectar diferentes estructuras hay diferentes causas para el vértigo, pero son dos las predominantes por lejos. “Entre las dos son el 80% de los vértigos verdaderos”, informó Amorín.
La primera es el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB). Se llama posicional porque el paciente adopta determinada postura con la cabeza y paroxístico porque tiene un inicio y un fin brusco. “Dura unos segundos cuando la persona está en esa posición; cuando sale de ella, sale de los síntomas”, dijo Amorín.
Para diagnosticarlo el médico debe recurrir a una serie de maniobras que realiza en la revisación médica, sin necesidad de apelar a ningún estudio. “De esa manera confirma que unas piedritas llamadas otoconias, que están en el órgano vestíbulo, se han salido de lugar por algún motivo, que generalmente es un pequeño golpe, un mal movimiento o una mala postura y que la mayoría de las veces la persona no recuerda. Esas piedritas son sensibles a la gravedad, entonces cuando se mueven estimulan a unas células que hay en el vestíbulo que llevan la información del sentido de posición al cerebro. Cuando se salen de su lugar originan el vértigo”, explicó el neurólogo a El País.
Para el especialista que este vértigo incluya la palabra “benigno” en su denominación no es una buena elección porque para el paciente los síntomas son invalidantes. Se experimenta una sensación de giro acompañada de vómitos que impide caminar o mantenerse de pie en forma adecuada, a lo que se suma sudoración. Es un cuadro dramático que lleva a la persona a buscar una asistencia inmediata.
“El paciente no lo vive en forma benigna, pero se llama así porque se va solo con el correr de los días. En general se resuelve en entre una y cuatro semanas aunque no hagamos nada”, aclaró. Para solucionarlo en forma inmediata y completa el médico solo debe realizar una serie de maniobras con la cabeza del paciente para volver las piedritas al lugar.
La segunda causa de mayor frecuencia es la migraña vestibular. Son personas que padecen dolores de cabeza crónicos, generalmente por una predisposición familiar o genética, y que paralelamente tienen episodios de vértigo con o sin el dolor de cabeza al mismo tiempo. “Cuando es sin el dolor de cabeza se hace más difícil el diagnóstico porque el paciente no relaciona los dos hechos, el vértigo y el dolor de cabeza”, acotó Amorín.
Esta forma de vértigo se trata con antimigrañosos. “Al mejorar la migraña, mejora el vértigo”, señaló el especialista.
La migraña vestibular es la primera causa de vértigo en la mujer joven, mientras que el VPPB no tiene preferencia por edades y puede darse en cualquier momento de la vida. En cuanto al vértigo en general ocurre con mayor frecuencia entre los 40 y los 70 años (dos tercios de los afectados), pero se puede tener menos o más edad y sufrirlo. “Los niños también pueden tener vértigo”, acotó el neurólogo.
Amorín remarcó que la mayoría de las veces el vértigo lo puede resolver un médico general en la consulta en policlínica, en la emergencia o en el domicilio del paciente. Si persiste y no mejora o hay determinados signos de alarma en el relato del paciente, ahí sí se lo deriva a la emergencia o a un especialista.
Puede ser indicio de que ocurre algo más
El diagnóstico del vértigo lo puede hacer el médico general en la consulta, no se requieren estudios específicos salvo escenarios puntuales que demandan derivación a una emergencia o al especialista correspondiente (otorrino, neurólogo).
¿Cuáles serían esos escenarios? El neurólogo Ignacio Amorín explicó que son varios, por lo que no se pueden establecer pautas generales, salvo decir que además del vértigo aparecen otros síntomas y signos. “Por ejemplo, tiene vértigo y ve doble, o tiene vértigo, se le torció la cara y perdió la fuerza en la mitad del cuerpo. En este caso, si se dio bruscamente, de un momento para el otro, uno pensaría en un Ataque Cerebro Vascular (ACV) y ahí hay que ir volando a la emergencia para que le destapen la arteria”, indicó.
También puede darse el caso de una mujer que tiene una esclerosis múltiple y el vértigo puede ser el indicio de un empuje, ya sea de una esclerosis múltiple conocida o que puede estar debutando con ese vértigo. “Ahí uno puede recoger antecedentes de que una vez perdió la visión por dos o tres días, que hace un año perdió la fuerza de las dos piernas y la sensibilidad y no consultó… uno va reconstruyendo una historia que llamamos de empujes y remisiones en distintos lugares del cerebro afectado y ahí hablamos de esclerosis múltiple”, detalló Amorín.
Si el vértigo aparece en una persona que sufrió un gran traumatismo, un gran golpe en la cabeza, se trata de un vértigo post-traumático. Si tiene vértigo y fiebre, puede deberse a alguna neuroinfección en el sistema nervioso.
“Los escenarios van variando, hay que identificar esas banderas rojas de alarma y trasladar al paciente; pero son las menos de las situaciones. Además, una cosa es un vértigo aislado y otra es un vértigo con otras cosas”, advirtió el neurólogo.