Pinta caballos para recordar su infancia en un tambo y está detrás de la primera feria de artistas en Uruguay

Olga Armand Ugon llegó a la pintura a los 40 años. De cuadros abstractos y después de un largo proceso, pasó a pintar caballos, los animales que la llevan directo a su infancia en un tambo de Colonia. Ahora está cumpliendo uno de sus sueños: organiza Proyecto Arte, la primera feria de artistas del país.

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Olga Armand Ugon
Foto: Francisco Flores

La silueta de un caballo blanco sobre un fondo dorado. El rostro contundente de un caballo con las crines cayendo sobre los ojos. Dos caballos azules galopando. Un caballo que corre al amanecer. Eso es lo único que quiere pintar ella, Olga Armand Ugon: caballos.

Pero primero estuvo la pinturay después vinieron los caballos.

Todo empezó cuando Olga, que hoy tiene 57, cumplió 40 años y empezó a estudiar pintura con el artista Clever Lara. Se había dedicado a trabajar en moda, pero el arte siempre había sido algo pendiente, algo que hubiese querido hacer.

Sobrina del reconocido pianista Luis Batlle Ibáñez, siempre pensó que dedicarse al arte era algo para unos pocos, para aquellos nacían con un talento innato y sobresaliente. No era su caso, y, cuando a los 18 años tuvo que decidir qué hacer con su vida, eligió dedicarse a la moda.

Fueron Clever Lara y Gerardo Acuña, dos de sus primeros profesores, los que la impulsaron a mostrar lo que hacía. Olga los escuchó, hizo sus primeras muestras en Uruguay. Después, aunque no se acuerda cómo ni por qué, viajó con sus obras a una feria de artistas en Nueva York. Luego, empezó a alquilar, en distintas ferias de Estados Unidos, stands grandes para poder compartir con otros artistas. A todos los espacios los nombraba como “Galería Uruguay” y allí exponía junto a otros uruguayos. Algunas veces, incluso, los ayudaba embalar las pinturas, a trasladarlas, a cuidarlas, a mostrarlas.

Su obra era abstracta, era lo que le gustaba pintar, lo que había hecho siempre. Pero hace algunos años, en medio de una crisis personal que llegó repleta de preguntas, en un proceso largo de terapia, aparecieron los caballos.

Aunque Olga nació en Montevideo, su padre tenía un tambo en el departamento de Colonia. Olga creció allí, en el campo, cerca de los animales. Tenía una pasión: los caballos. Y también un sueño: dedicarse a trabajar con caballos.

Cuando Olga tenía 10 años, su padre murió en un accidente cuando volvía del campo. Su madre no quiso regresar más a aquel tambo. Olga tampoco regresó. Tampoco tuvo más contacto con ningún caballo.

Fue en terapia cuando se acordó de esa pasión, de la manera en la que aquellos animales le encantaban. También se preguntó qué hubiese pasado: si su padre no se hubiese ido tan temprano, si su madre hubiese elegido volver al campo, si ella hubiese seguido con aquella idea de dedicarse a algo que tuviera algún vínculo con esos animales. ¿Quién hubiera sido?

Empezó a estudiar doma racional y entendió algunas cosas, encontró algunas respuestas. Pero, sobre todo, se vinculó otra vez con los caballos -vive en Montevideo, en medio de la ciudad- y encontró una forma de relacionarse diferente, en la que se busca entender al animal y que el animal entienda sin que haya ningún maltrato.

En esas clases de doma aprendió que las formas de vincularse del caballo se parecían a las que tenían los seres humanos. Ella lo explica con un ejemplo.

“Una vez llevaron a un potro árabe al curso de doma. Son animales súper nerviosos, y yo estaba recién iniciando mis clases, y cuando vi al potro pensé en que yo no me iba a animar nunca ni siquiera a acercarme. A los dos meses me metí en el box, espacios muy chiquitos donde están los animales, y me senté en un rincón. El caballo era salvaje y a los diez minutos se acercó solo. Cuando quise ver me estaba oliendo, y yo terminé acariciándolo. La conexión que se puede llegar a tener con estos animales es increíble”.

Un día un amigo suyo le pidió que le hiciera un cuadro de un caballo. Ella nunca había pintado uno y tampoco tenía nada que ver con lo que venía haciendo, pero lo hizo.

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Olga Armand Ugon.
Foto: Francisco Flores

Mientras lo creaba, sintió que no quería volver a pintar otra cosa que no tuviera que ver con esos animales. Porque cuando lo hacía, cuando trabajaba en su cuerpo y en su rostro y en las formas de sus músculos, recordaba, podía irse a un tiempo y a un espacio en el que mundo era un lugar lleno de posibilidades.

Hoy, varios años después, Olga vive de la pintura. Tiene un taller que contiene todo lo que necesita -espacio, luz, un lugar para dar clases- y sigue pintando caballos. También está organizando la primera feria de artistas del Uruguay. Se trata de
Proyecto Arte, y se llevará a cabo entre el 11 y el 13 de octubre en Complejo Lido, Carrasco.

“Acá no hay una feria solo de artistas, en la que no participen como intermediarios las galerías”, dice. “La idea viene de todas las veces en las que participé en ferias así en Nueva York y en Miami, a donde también llevaba a artistas. Acá hay muchísimo buen arte, pero nos pasa que hay muy poquitas galerías para exponer y a veces no hay lugar para todos. Entonces tenés artistas increíbles a los que acá no conoce nadie. La idea de la feria surge para que muchos artistas tengan la posibilidad de mostrar su obra. Un día hice unos de estos viajes con Laura Sugo y le comenté mi sueño de poder realizar una feria así acá. Me dijo que me acompañaba y empezamos a organizarla”.

En total participarán de la feria unos 110 artistas, entre los que hay algunos con una larga trayectoria -Ignacio Iturria, Oscar Larroca, Rogelio Osorio, Hogue, Mane Gurmendez- y otros que expondrán por primera vez.

Esta feria -que es también un espacio de encuentro- tal cual como la pensaron y diseñaron durante 10 meses, es un sueño para Olga: quiere volver a hacerla, quiere repetirla en el interior del país, quiere que el arte siga circulando.

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