NATURALEZA
Las carreteras modifican la distribución de medianos y grandes mamíferos en Uruguay; entre las especies atropelladas hay varias de conservación prioritaria
Hugo Coitiño ve las carreteras de otra manera. Mientras que unos las ven como la forma de transitar por el país y acceder a las ciudades o pueblos; él, desde su visión como estudiante de doctorado de Pedeciba Geociencias, le preocupa la “amenaza” que representan para la biodiversidad. Ha estudiado como su trazado causa impactos negativos como la fragmentación de hábitats y atropellos de animales y, en tal sentido, trabaja con el Ministerio de Ambiente y Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) para mitigar las consecuencias.
“Los atropellos son lo más visible pero, por la fragmentación de hábitats, las especies tienen menos disponibilidad de terreno para sobrevivir; eso las obliga a movilizarse, lo que aumenta la probabilidad de cruce y, por lo tanto, de atropellos”, dijo.
Parte de lo invisible es que una carretera genera la pérdida de un rango de actividad de más de un kilómetro del borde hacia campo adentro para muchas especies. “Ni siquiera se acercan; pierden el hábitat”, apuntó. Al mismo tiempo, contribuyen a la dispersión de especies exóticas ?como jabalís o ciervos axis? que suelen afectar a los ejemplares nativos. También genera impactos a nivel del régimen hidrológico: “Aumentan los sedimentos en los cursos de agua, deteriorando la calidad”. Este año este es uno de los puntos en los que Coitiño reforzará su investigación.
Puntos calientes.
El también integrante del Laboratorio de Vertebrados de la Facultad de Ciencias analizó los atropellos de medianos y grandes mamíferos en la región este de Uruguay y su relación con los atributos del paisaje. Así encontró que entre las especies atropelladas se hallan algunas prioritarias para la conservación, como el margayy el coatí, cuyas poblaciones en condiciones silvestres son muy pequeñas. Para Coitiño esto significa que reducir los factores de riesgo de mortalidad producidos por causas antrópicas es tan importante como la restauración del hábitat.
De las 15 especies atropelladas, nueve son carnívoras (gato montés, margay, lobito de río, hurón, zorrillo, coatí, mano pelada, zorro de campo y zorro de monte). Los más afectados son el zorrillo y los zorros.
La mayoría corresponde a animales con hábitos nocturnos que necesitan grandes extensiones de territorio para sobrevivir, lo que dificulta su identificación por los conductores y aumenta el riesgo de colisión.
Las rutas con más atropellamientos son la 8 y la 9, dos de las más transitadas y que conectan Uruguay con Brasil y, además, triplican la circulación de vehículos durante el verano. En tanto, la ruta 7 es la que presenta menos densidad de atropellos. Cerca de los centros urbanos, la abundancia de incidentes es baja; al alejarse de estos, se eleva el número.
Gracias al trabajo de Coitiño, que reveló los puntos en donde se produjeron más atropellamientos en los últimos años, más una modelización mediante aprendizaje automático para predecir la ubicación de posibles atropellos, se colocó cartelería para la disminución de velocidad hasta los 60 kilómetros por hora en tramos de las rutas 9 y 15 a fines de 2019 y cuyo impacto está bajo evaluación. Una de las señales está en el kilómetro 199 de la ruta 9 antes de llegar a la ciudad de Rocha. Otras están en los tramos del kilómetro 8 al 14 y del 18 al 25 de la ruta 15 que lleva de Rocha a La Paloma. Cada mes se viaja hasta los señalados cruces de fauna autóctona y se contabilizan las muertes.
La Escuela RACE de conducción de España informa en su sitio web que si se un auto circula a 60 km/h y se choca contra un ciervo, la fuerza del coche al colisionar contra el animal equivale al peso de un elefante de cinco toneladas.
Los puentes.
Para mitigar los impactos negativos se pretende colocar vallas que corten el paso de animales hacia la ruta en zonas donde se encuentran puentes de agua, para lograr que crucen por debajo. Esto es lo más económico puesto que, a nivel mundial, se reconoce que los puentes subterráneos o aéreos son más efectivos, pero, según apuntó Coitiño a El País, su construcción puede superar los US$ 10 millones.
Algunos puentes entre la ciudad de Rocha y Castillos fueron monitoreados en 2020 con cámaras trampa y otros serán sumados este año. “Tenemos que conseguir la conectividad ecológicas entre las especies y no permitir que queden encerradas en un espacio chiquito sino que se puedan movilizar sin ser afectadas o ser atropelladas”, explicó el biólogo.
Gracias a una financiación proveniente de Inglaterra, se colocarán más cámaras trampa para brindarle la información sobre cruce de fauna al MTOP para la adaptación de la infraestructura en la zona.
Por la investigación de Coitiño y colegas se colocaron también cámaras trampa cerca de puentes a una distancia de 100 a 200 metros de cada lado de la carretera para determinar si hay especies que ni siquiera se acercan a esos puntos.
“Si hay algunas que no están siendo registradas (por las cámaras) ni atropelladas significa que perdieron ese territorio”, apuntó.
Del trabajo de estudiante de doctorado de Pedeciba Geociencias surgen otras preguntas. Para contestarlas, por ejemplo, se debe evaluar si hay una variación estacional en la cantidad de atropellos en todas las rutas, ya que en primavera-verano se está en época reproductiva; mientras que en invierno los animales se desplazan en menores distancias. También es necesario evaluar las características específicas de cada ruta; por ejemplo, si en la ruta 9 existe una variación temporal ocasionada por el aumento del turismo.
Proyecto ECOrutas.
El Proyecto ECOrutas permite que cualquier persona pueda recabar información de fauna atropellada en cualquier carretera del país de manera fácil y rápida. Si le interesa participar solo tiene que descargarse la app Epi Collect 5 (disponible en App Store y Google Play) y agregar el proyecto ECOrutas. La primera información que se deber ingresar es la localización de GPS para georreferenciar el registro del animal silvestre atropellado.