Pistas para padres: los efectos de la marihuana en el cerebro adolescente

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CIENCIA

Expertos lanzan libro sobre los efectos del cannabis y reflexionan sobre cómo se debe acompañar a los hijos y hacer una prevención efectiva

"La mayoría de edad establecida a los 18 años es solo una convención. El individuo es un “adulto civil” –puede manejar, votar, apostar en el casino y comprar marihuana en la farmacia, por ejemplo–?pero neurobiológicamente es “adolescente”. Este es uno de los primeros puntos a los que se refiere el psiquiatra de niños y adolescentes Gabriel Rossi, autor junto a Miguel Carabajal y Allen Botrrill de Adolescentes y marihuana. Pistas para padres y educadores (Editorial Planeta). “El reloj biológico no tiene que ver con el reloj legal. El desarrollo del cerebro continúa hasta los 21 o 22 años (se completa antes en las mujeres) y, por tal motivo, la marihuana impacta muchísimo más que en el cerebro adulto”, explicó.

El libro recoge la evidencia científica que indica que el inicio de la experimentación con drogas desde el comienzo de la adolescencia resulta muy problemático debido a las consecuencias que estas pueden generar; al mismo tiempo, los autores plantean recomendaciones para que los padres realicen una efectiva prevención de drogas en sus casas.

Impactos en el cerebro adolescente.

Dos datos sobre el cerebro. Uno: es la estructura más incompleta en el momento de nacer. En los primeros tres años de vida presenta un gran crecimiento y desarrollo; el siguiente “periodo ventana” es la adolescencia, una etapa clave para la consolidación de los aprendizajes. Luego la plasticidad cerebral se reduce con los años.

Dos: el cerebro crece por sectores, de abajo hacia arriba y de atrás hacia adelante. La última región que se desarrolla es el lóbulo frontal (ubicado detrás de la frente), que completa su formación pasados los 20 años. Sus funciones se vinculan con la autorregulación y el razonamiento y el pensamiento abstracto.

¿Qué sucede cuando se lo somete al consumo de cannabis regular?
Rossi diferenció dos situaciones. Una es minoritaria: llegan a su consultorio adolescentes consumidores de marihuana con ataques de pánico o episodios psicóticos, en especial, si el producto es potente o si son muy chicos. Lo otro es más parejo. “Del punto de vista del aprendizaje, todos tienen una afectación de la memoria reciente y de las funciones cerebrales superiores, es decir, la posibilidad de inferir hipótesis o de tener un pensamiento superior para un problema matemático, por ejemplo. Y a todos les impacta en la coordinación motora”, apuntó. Esos son los primeros efectos y más visibles de un consumo de cannabis sostenido en el tiempo durante la adolescencia.

Dentro del cerebro sucede lo siguiente: el tetrahidrocannabinol (THC), el componente responsable del efecto psicoactivo de cannabis, afecta las conexiones eléctricas.

Esto se manifiesta sobre todo en el hipocampo (que funciona como una “cajonera de recuerdos”), que tiene muchos receptores cannabinoides. El resultado es una alteración de los mecanismos que facilitan el almacenamiento y evocación de la información. Otra de las regiones cerebrales afectadas es la amígdala que es la “alarma interna”, que también tiene muchos receptores para los cannabinoides internos.

Como el "agua de Querétaro".

“Para que el cannabis es el agua de Querétaro”, dijo Gabriel Rossi. El psiquiatra habló sobre el peligro de las fake news relacionadas con las propiedades curativas o medicinales de la marihuana, puesto que contribuyen a una percepción errónea del riesgo por parte de los adolescentes. En esto también interviene el ejemplo de los padres, los grupos de amigos y los productos culturales que consumen de forma diaria.

Rossi explicó que el adolescente siente, primero, un hiperasombro, producto de la hiperestimulación de la amígdala. Pero al mantener el consumo en el tiempo, la reacción es inversa: se genera un hipoasombro. “Cuando hay una ‘inundación’ (de THC en el cerebro), el organismo responde achicando la amígdala y el cannabis impacta menos. A los consumidores de todos los días, entonces, les importa poco el entorno. Esto afecta el funcionamiento individual y el funcionamiento académico”, señaló a El País.

Un estudio determinó que, en caso de abstinencia, el cerebro del adolescente no tiene tanta capacidad de recuperación como el del adulto. Al mes, el adulto recupera totalmente la coordinación motora, planificación e integración sensorial; en cambio, los adolescentes siguen presentando dificultades en esas áreas.

El psiquiatra especializado en drogodependencias advirtió que, al no poder acceder a la marihuana que se venden en las farmacias, los menores de 18 años compran un producto con mayor concentración de THC por otras vías y que, por lo tanto, provocan mayores efectos. También recordó que esto ha variado con los años por una especialización de la industria: “Un porro de ahora es como consumir cuatro de antes”.

Cannabis, marihuana. Foto: Mateo Vázquez | archivo El País.
Cannabis, marihuana. Foto: Mateo Vázquez | archivo El País.

¿Cómo abordar el tema en el hogar?

La primera recomendación a los padres es que sean, justamente eso: padres. Padres atentos a la rutina y amistad de su hijo adolescente. “No tienen porqué ser un experto en drogodependencia, sino un padre presente afectivamente”, afirmó. Esto se debe a que, a su juicio, la prevención más efectiva es la que se enseña con el ejemplo.

De los tres estilos parentales posibles (el autoritario, el permisivo y el democrático), el último es el que se relaciona con un consumo menor de sus sustancias. Este se caracteriza por un equilibrio entre las reglas y la escucha. Así habló Rossi: “Invitamos a los papás a que formen parte del paisaje de sus hijos. Eso no quiere decir que vayan a la plaza con ellos pero sí saber con quién están en la plaza”.

Lo que deben transmitir los padres es la función del uso de las sustancias. Rossi aclaró que no es necesario que estos sean abstemios, sino que deben enseñar que la diversión no depende de ninguna sustancia u objeto en particular. “Tenés que enseñarles a divertirse contigo sin depender de algo. Si podés divertirte sin depender de la marihuana, el alcohol o la televisión, ahí está la prevención en drogas”, concluyó.

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