Pitaya o fruta del dragón: Un producto exótico que llama la atención en ferias y fruterías

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pitaya

Su consumo va en aumento en Uruguay donde predomina la variedad de cáscara roja, traída desde Brasil. Es una fruta que destaca por ser de bajas calorías y por su alto nivel nutritivo.

Feria barrial. La gente se detiene, la observa, pregunta: “¿Qué es lafruta del dragón?”, “¿qué gusto tiene?”. Los feriantes ensayan todo tipo de respuestas, tampoco se han animado a probarla, pero uno de ellos confiesa que en breve lo hará.

Es que esa fruta de cáscara roja y pulpa blanca con semillitas negras es cada vez más común en puestos de ferias, supermercados y fruterías barriales.

En realidad se llama pitaya o pitahaya, que en idioma haitiano significa fruta escamosa. El nombre responde a las escamas que parecen formarse en su cáscara.

Así la conocen en América, de donde es originaria (se cree que de México), pero en países asiáticos, donde es tan común como la manzana para nosotros, la bautizaron “fruto del dragón” porque imaginan que así podría ser el huevo de este ser fantástico.

Diego Romero, encargado de información comercial de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM), contó que los primeros registros con los que cuentan de ingreso de esta fruta al país son de 2017. “Antes no la conocíamos o habíamos oído hablar muy poco”, dijo.

Sin embargo, Angelo Fagioli, responsable de Pingakol, la primera empresa que se animó a importarla al Uruguay, recordó que hace más de 20 años llegó una partida desde Colombia, pero de la variedad amarilla.

No se la volvió a importar hasta hace unos cinco años, cuando se la comenzó a traer de Ecuador por vía aérea. Eso explica su elevado precio en los primeros años; el flete aéreo es mucho más caro que el terrestre y traerla por mar tampoco es viable por los tiempos necesarios para que llegue en buen estado. Sobre todo la de cáscara amarilla, más delicada.

Desde 2019 viene de Brasil, ya sea desde Santa Catarina, Rio Grande do Sul, San Pablo o Minas Gerais. Se la llegó a importar de Argentina también, donde se la produce en Salta y Jujuy atendiendo a la demanda de la colectividad asiática, que es muy fuerte en el vecino país.

“En Uruguay es para un mercado pequeñísimo, de curiosos que se animan a probarla. Se sienten atraídos por lo rara, por su forma”, explicó Fagioli.

En el último tiempo estaba teniendo un empuje por su uso en la gastronomía y la hotelería, pero eso se frenó por las restricciones a las que obligó la pandemia de la COVID-19.

Romero, en tanto, señaló que en su primer año ingresaron al país algo así como 3.500 kilos, “que comparado con otras frutas casi no es nada”. Pero en lo que va de 2021 ya han entrado 16.000 kilos y, además de Pingakol, ahora la importan cuatro o cinco empresas más.

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La variedad amarilla es más sabrosa, pero más delicada, lo que complica su importación.

Rica y nutritiva.

Es de la familia de los cactus, de donde sale la flor de la pitaya, que tiene la particularidad de vivir solo una noche y producir la fruta del dragón.

Otra curiosidad es que se autopoliniza, o sea que no necesita de insectos que la crucen con otros ejemplares, aunque también sucede. En tal sentido no es un insecto sino el murciélago el mejor polinizador con el que cuenta.

El fruto es de forma oval con 10 centímetros de largo por 6 centímetros de ancho y suele presentar desde su nacimiento un color verde que se torna amarillo o rojo según la variedad. La roja incluso puede ser de pulpa blanca o roja.

“La amarilla tiene un sabor más intenso, es más aromática y más delicada su conservación, por eso la roja es más fácil de traer. Igual las dos son muy ricas”, detalló Romero.

Agregó que se la puede comer cruda, con una cuchara cortándola al medio, o usarla para preparar postres, batidos, cócteles y hasta ensaladas. Es muy vistosa para su utilización en la decoración de los platos.

Se la puede dejar madurar en un lugar seco, sin luz directa del sol, a unos 20 grados. Después se puede guardar en la heladera, pero no muchos días. Se sabe si está madura cuando alcanza el color amarillo y, si se trata de la roja, si las escamas que tiene se van poniendo amarillentas. Se aconseja no cortarla hasta el momento de consumirla.

Es una fruta que tiene un alto valor nutritivo (ver recuadro) y también es muy codiciada porque es de bajas calorías. Su gran aporte de vitamina C hace que sea ideal para aquellos que no pueden consumir cítricos.

Si bien el precio ha bajado con el correr de los años, todavía sigue siendo una fruta cara.

En la feria se la encuentra a $ 160 el kilo y en una frutería a entre $ 99 y $ 125 la unidad.

En los países donde se la produce, como Ecuador, Colombia, México o Brasil, además de los asiáticos, está presente todo el año. En Uruguay su importación fuerte comienza alrededor de diciembre, baja hacia mediados de año y retorna con fuerza en primavera.

Muchas propiedades para la salud

La pitaya es un fruto exótico muy nutritivo, de bajo valor calórico, que se destaca por su poder antioxidante. La presencia de vitamina C sobresale en la variedad roja, participando en la formación de colágeno.

Favorece la absorción del hierro de los alimentos. Las semillas de la amarilla contienen aceites ricos en ácidos grasos poliinsaturados, como el omega 3, tan beneficioso para la salud cardiovascular.

Ayuda a regular el tránsito intestinal y a prevenir patologías como diabetes y dislipidemias, y también a retrasar el envejecimiento prematuro.

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Es una fruta muy vistosa que sirve mucho para la decoración de platos, sean dulces o salados.

Una receta de merienda para dos

La licenciada en nutrición Tatiana Sztryk propone esta completa merienda hecha en base a pitaya. Rinde dos porciones.

Ingredientes:
• Pitahaya o fruta del dragón, pulpa cortada en cubos, 1 taza
• Banana madura, 1 unidad
• Leche descremada o bebida vegetal, ¼ taza

Toppings:
• Granola, ½ taza
• Coco rallado, 2 cucharadas
• Kiwi, 2 unidades

Procedimiento:
1. Unas horas antes pelamos la banana, cortamos en trozos y congelamos.
2. En una licuadora licuamoslos cubos de fruta del dragón, la banana congelada y la
leche.
3. Dividimos en dos bowls y colocamos en cada uno ¼ taza de granola, 1 cucharada de coco rallado y 1 kiwi cortado en rodajas.

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