Una plaga histórica a un día de vuelo: ¿por qué es difícil predecir el comportamiento de las langostas?

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Langostas podrían ser una amenaza en el Mundial. Foto: Reuters

INSECTOS

No hubo invasión de esta especie en Uruguay en 72 años, pero ahora, un enjambre de al menos 40 millones de ejemplares está a 130 kilómetros de la costa oeste

Incendios forestales descontrolados, avalanchas, terremotos, erupción de volcanes, amenazas de guerra, pandemia, crisis económica. Toda esa lista de malas noticias se ha dado desde enero hasta este 26 de junio. La irrupción de una plaga de langostas en Asia y África y ahora una en América Latina era el ítem que muchos esperaban para terminar de calificar al 2020 como un año catastrófico.

Una manga o enjambre de miles de langostas se encontraban hace horas a 130 kilómetros de la costa oeste de Uruguay. ¿En cuánto tiempo podrían cruzar el río? Podrían bastar 24 horas. Las langostas pueden volar entre 40 a 140 kilómetros por día. Pero, en realidad, su comportamiento es “impredecible”, a juicio de la entomóloga Estrellita Lorier.

Las que vuelan en la región no son las del desierto, la que está considerada como la especie más destructiva de este insecto. Pertenecen al mismo género llamado Schistocerca pero son diferentes especies. Las de acá se denominan Schistocerca cancellata o langosta migratoria sudamericana y su zona de distribución abarca Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, parte de Bolivia y Uruguay.

Concretamente, el noreste argentino es el área de origen de “explosiones poblacionales”. Porque una langosta en fase “solitaria” no es problemática (se alimentan de las plantas disponibles); pero cuando aumenta el número de ninfas (estado juvenil) cambia su comportamiento a “gregario”. Al llegar al estado adulto –un macho mide entre 28 a 49 milímetros y una hembra, entre 39 y 66 milímetros), desarrollan alas y se unen a miles o millones de pares que “devoran cultivos, plantas ornamentales, árboles frutales”, todo a su paso, para incrementar la probabilidad de supervivencia. Se calcula que unamanga de langostas de 10 kilómetros cuadrados equivale a 350.000 personas comiendo.

Según el Servicio Nacional de Sanidad argentino, esta manga contendría cerca de 40 millones de ejemplares.

Hay un factor que puede ser positivo y otro que puede ser tanto bueno como malo. “El frío puede enlentecer su desplazamiento”, explicó Lorier a El País. Las bajas temperaturas que se están registrando desde hace días en Uruguay por el ingreso de una masa de aire muy frío que se prevé que permanezca hasta, por lo menos, el 4 de julio pueden ser decisivas: las langostas no mantienen la temperatura corporal y necesitan un mínimo para levantar vuelo por las mañanas y horas de sol. Ese mínimo, no establecido, es superior a la temperatura actual.

Nube de langostas. Foto: Captura.
Nube de langostas. Foto: Captura.

Lo que puede ser decisivo es el viento. La manga puede cambiar su curso de acuerdo a su dirección. Si el viento las ayuda a cruzar desde Argentina, podrán dirigirse para aquí y hasta más rápido. El Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) prevé vientos del oeste entre el 1º y 2 de julio. El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Carlos Uriarte, consideró el miércoles pasado que es “poco probable” que llegue con esta predicción meteorológica y, si lo hace, no lo hará con “la dimensión” que afecta hoy a Argentina; la empresa brasilera Metsul, por su parte, informó que su monitoreo indica que el enjambre continuará hacia Uruguay. Ayer, el Ministerio de Agricultura de Brasil declaró la emergencia fitosanitaria en los estados cercanos de Rio Grande do Sul y Santa Catarina.

Un vuelo de 1.000 kilómetros en un mes.

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) argentino realiza gestiones para hacer “un control aéreo”, pero el tiempo no ha sido favorable hasta ahora. La plaga es rural pero se convierte en urbana cuando llega a pueblos y ciudades, según las autoridades. Según un representante, este insecto “no afecta a la salud de las personas ni de los animales, ya que solo se alimenta de manera vegetal”. Además, no es vector de ningún tipo de enfermedad, en un momento en el que Argentina afronta una curva ascendente de sus casos de la pandemia de COVID-19.

El ingeniero agrónomo y coordinador del Programa Nacional de Langostas y Tucuras del Senasa, Héctor Medina, dijo en declaraciones a medios que la plaga de langostas “ha recorrido 1.000 kilómetros en aproximadamente un mes”.

No obstante, la entomóloga, profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, afirmó que “es difícil hacer una predicción de lo que va a pasar” puesto que “intervienen muchas variables” y, en particular, los vientos cambian de curso.

En el caso de que las Schistocerca cancellata lleguen al territorio nacional, se romperían, al menos, 72 años sin esta plaga. Los últimos registros corresponden a los años comprendidos entre 1931 y 1938 y entre 1946 y 1948. Según las crónicas de la época, los procedimientos de combate incluían aplastamiento con rodillos, golpes con bolsas mojadas, aspersión de kerosene y agua, uso de antorchas y lanzallamas a base de combustible.

Los brotes poblaciones son una situación más habitual en Argentina, Bolivia y Paraguay. Allí ha habido episodios considerables en los últimos cinco años y, por consiguiente, pérdidas económicas relevantes.

Si bien hay quienes creen que el cambio climático ha influido en la frecuencia de las explosiones poblaciones, Lorier apuntó que no hay estudios que avalen esa hipótesis.

Se trata de un fenómeno natural que, en este caso, pudo derivarse de dos factores: un invierno benigno y una deficiencia en los sistemas de monitoreo de los focos ya sea por falta de aplicación de insecticidas autorizados o fallas en el sistema de alerta telefónica de los productores que deben vigilar sus cultivos. No es descabellado pensar que la pandemia por coronavirus haya modificado los hábitos de vigilancia.

Langosta del desierto: la plaga bíblica.

Las langostas son una de las plagas migratorias más antiguas del mundo y desde hace siglos devastan los cultivos del planeta. Cuando sus enjambres infestan muchos países y se extienden por varias regiones o continentes, se convierten en una plaga. De acuerdo con la FAO, las plagas de langostas del desierto –la especie más destructiva de este insecto–, pueden afectar al 20% de las regiones de la Tierra, amenazando los medios de subsistencia de una décima parte de la población mundial y afectando gravemente a su seguridad alimentaria. Los enjambres de langostas pueden variar desde menos de un kilómetro cuadrado hasta más de 1.000 kilómetros cuadrados. En cada kilómetro cuadrado de una manga llega a haber entre 40 millones y hasta 80 millones de langostas adultas. Cada insecto es capaz de ingerir su propio peso en plantas cada día.

Durante los períodos de calma, las langostas del desierto suelen limitarse a los desiertos semiáridos y áridos. Aquí se incluyen partes de África, el Cercano Oriente y el Sudeste asiático que reciben menos de 200 mm de lluvia al año. Se trata de una zona de unos 16 millones de kilómetros cuadrados, que comprende unos 30 países. Sin embargo, durante las plagas, la langosta del desierto puede extenderse por una vasta superficie de unos 29 millones de kilómetros cuadrados, que abarca unos 60 países. Hay muchas razones por las que resulta difícil combatir la langosta del desierto. Los enjambres pueden abarcar zonas muy extensas, que a veces son sumamente remotas y de difícil acceso. En ocasiones, esos lugares son también escenario de conflictos, lo que hace que las operaciones de control sean difíciles y poco seguras. Un enjambre puede extenderse por varios países, lo que requiere una complicada coordinación transfronteriza.

Entre 2008 y 2015, expertos de la Facultad de Ciencias y Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (Inia) realizaron una investigación sobre las tucuras, una langosta parecida a la Schistocerca cancellata que tiene mayor presencia en el país y que registró una explosión inusual a fines de la década del 2000. De acuerdo con Lorier, no alcanzó la dimensión de la manga que está ahora sobre Argentina.

En ese trabajo se determinó que se podía controlar la población hasta el “estado 3” (de 5) de crecimiento correspondiente a una ninfa. Pasada esa fase, los adultos están listos para reproducirse y migrar y, como ya había dicho, devorar todo a su paso.

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