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Es un animal muy independiente, pero se lo puede educar para ser la compañía perfecta. Requieren pocos cuidados y si se aprende a tratarlos son muy mimosos y cariñosos.
"El gato es hoy en día la mascota más popular del mundo. Eso está publicado”, afirma Florencia Barrios, estudiante de veterinaria que además cursa materias de la Licenciatura en Ciencias Biológicas, perfil Etiología, en la Facultad de Ciencias. Para su tesis de grado está desarrollando lo que hasta el momento es el estudio sobre gatos más grande que se haya hecho en el país: Primera caracterización poblacional de felinos domésticos con tutor del Uruguay, una tarea que la tiene muy entusiasmada (ver recuadro).
“Si será un compañero fundamental que en una encuesta que se hace anualmente en Inglaterra el 67% de los tutores dijo que su gato era una de las razones que tiene para levantarse diariamente, para salir de la cama”, destaca Florencia sobre una mascota que no tiene la misma prensa que el perro, pero que viene ganando adeptos en los últimos tiempos.
En tal sentido existe algo que diferencia a estos dos animales y es lo que a veces alienta los prejuicios. Mientras que el perro es un animal de manada, es decir que está hecho para vivir en grupo, el gato evolucionó para vivir solo, “por eso es tan dependiente de sus recursos y del territorio, porque en la naturaleza si no tiene eso se va a morir”, explica Florencia en diálogo con El País.
El gato viene de un ancestro salvaje, el felis silvestris lybica, que es totalmente independiente. El único momento en que tiene contacto con otros animales de su misma especie es para la cópula y tres o cuatro meses para criar a sus hijos. Luego la madre comienza a tener comportamientos agresivos para alejarlos.
“Si nosotros agarramos un animal así, lo metemos entre cuatro paredes y le sumamos dos nenes y un perro es como muy complicado”, señala Florencia.
¿Qué tiene de bueno tenerlos entonces de mascotas? Según la estudiante de veterinaria es que si aprendemos a entender todo esto desde el vamos, podremos contar con un compañero de vida que da poco trabajo y devuelve mucho amor.
Apasionada por los estudios de felinos
Para su tesis de grado, Florencia Barrios lleva adelante el estudio Primera caracterización poblacional de felinos domésticos con tutor del Uruguay. Sus orientadores son Juan Pablo Damián, Gonzalo Suárez y Monique Udell, quien es docente de la Oregon State University.
Va a ser el estudio de gatos más grande del Uruguay, en base a un exhaustivo cuestionario para el que se necesitaban 200 gatos y se logró reunir a 2.572.
Además, Florencia será la primera en Uruguay en realizar una especialización en comportamiento avanzado felino en una de las dos asociaciones más importantes del mundo en medicina de gatos, la inglesa International Society of Feline Medicine (la otra es la American Association of Feline Practitioners, de Estados Unidos).
El vínculo con los humanos
Si bien el gato no evolucionó para que lo apretujemos o lo estemos tocando constantemente, es algo a lo que podemos irlo acostumbrando. Lo primero a tener en cuenta es no tocarlo mientras duerme porque si le cortamos el ciclo del sueño –puede dormir hasta 18 horas por día– podemos generar rechazo.
“Lo que podemos hacer es invitarlo a que se acerque y tocarlo cuando nos va a olfatear. Permitirle que nos huela antes. No somos conscientes de que el gato es extremadamente sensible a nivel olfativo, más que el perro. Para él todos los olores que traés de la calle son súper agresivos, así que tenemos que mostrarle que la persona que viene con ese olor no es una amenaza”, explica Florencia.
Está publicado que acercarse agachado es muy importante, hablarle bajito, no gritarle. También tocarle la cabeza y cerca de los bigotes, donde el animal tiene un montón de feromonas con las que marca los lugares, los objetos y las personas que les caen bien.
De todas formas, aclara, que hay algunos gatos que no toleran el contacto o no tienen interés en entablarlo con el humano. “Son esos gatos que viven en nuestra misma casa, pero hacen vida totalmente independiente”, apunta.
Otra cosa que se sabe es que los machos suelen ser más afectuosos que las hembras, ya sea para con los humanos o para con otros gatos.
“En general el gato macho, si hay suficiente comida, agua y territorio para todos, no tiene problemas, puede compartir. La hembra genera lazos mucho más fuertes con el humano y con los otros gatos, sobre todo con otras hembras”, indica Florencia.
Hay estudios que establecen que las gatas se llevan mejor con las hembras de su propia camada o con las que tienen un lazo sanguíneo, por ejemplo, madres e hijas o si son hermanas. También se sabe que las hembras de tres colores, las gatitas calico o carey, tienen una pequeña tendencia a ser más agresivas. Todavía no hay investigación suficiente para determinar el porqué.
Bien cuidado puede vivir muy bien veinte años
Las gatas entran en celo cuando aumenta la temperatura. Empiezan a llamar a los machos, gritan toda la noche y se refriegan contra todo. Pero, a diferencia de las perras, necesitan de la cópula para ovular. “El gato tiene unas espículas en el pene que genera un estímulo mecánico en las paredes de la vagina y eso es lo que genera la ovulación”, explica Florencia Barrios.
Se reproducen muchísimo y tienen camadas numerosas, de entre cuatro y ocho crías. Lo mejor es castrarlos, además se sabe que eso aumenta su expectativa de vida. Un gato bien cuidado (control médico, vacunas, desparasitación) puede vivir perfectamente 20 años.
De lo que más sufren son de enfermedades renales pero, como pasa con las personas, hay gatos que enferman más de una cosa que de otra, a veces depende de la raza. “Los de hocico chato tienden a tener problemas respiratorios”, menciona como ejemplo.
Agrega que en Uruguay hay problemas de superpoblación como en perros.
Personalidad.
Como nos pasa con los perros, solemos antropomorfizar el comportamiento de los gatos y calificarlo como el de los humanos. Florencia ganó una beca para ir a estudiar este tema el año que viene a los Estados Unidos. “El test de personalidad en gatos es toda un área nueva, con poca investigación y con resultados muy interesantes”, apunta.
Por lo general se trabaja con entre cinco y siete rasgos de personalidad, lo más común es hablar de seis. “Son: alegría, nerviosismo, amabilidad, dominancia, credulidad y exigencia”, detalla y agrega que “se encontró que la personalidad del gato se correlacionaba con la satisfacción del tutor que lo adoptaba; entonces determinados rasgos del gato se podían llegar a adaptar a determinadas familias”.
Aclara que si bien la personalidad tiene una base genética, también tiene una gran base ambiental, “por eso la importancia de que el gato haya vivido hasta las 12 semanas con su madre y sus hermanos. De esa manera desarrolla un mejor vínculo con el humano y con otros gatos y tiene muchos menos problemas de comportamiento en la adultez”, acota.
¿Hace diferencia entre niños y adultos? Dado que los niños todavía no entienden el concepto de respetar espacios, el gato suele llevarse mejor con adolescentes y adultos. Se sabe, además, que la mayoría de reportes de lesiones, arañazos y lastimaduras son para con los niños.
Para el adulto mayor es la mascota recomendada porque requiere mucho menos mantenimiento. Son animales muy mimosos y pueden llegar a ser incluso más mimosos que un perro”, detalla Florencia quien, más allá de las aclaraciones, los recomienda “en extremo como mascotas”.
Un ambiente estimulante es fundamental
¿Sacar o no el gato fuera de casa? Florencia Barrios señala que ese es un gran tema y que las escuelas están divididas.
Por naturaleza, si fuera un animal totalmente libre y no tuviera un hogar al que volver, el gato recorrería cientos de kilómetros por día. “Cuando nosotros agarramos ese animal y lo ponemos entre cuatro paredes, lo protegemos de un montón de problemas y de peligros que hay en el exterior”, destaca Florencia y agrega un dato interesante: casi un 40% de los gatos que salen al exterior mueren de cosas que hay afuera, ya sea accidentes de tránsito, ataques de perros, envenenamiento.
Pero como un apartamento no es suficiente para este animal, es necesario tenerlo estimulado. “Tenés que tener algún estante que le permita subirse arriba del placard, por ejemplo. Tratar de usar superficies altas que ya están en la casa para que el espacio que recorra sea mayor. Al gato le gusta mirar las cosas desde arriba, le da seguridad”, explica la estudiante de veterinaria.
También hay que jugar con él y se recomienda que tenga juguetes. “Podemos tener un par, guardar uno y dárselo a lo dos meses que para él va a ser nuevo, no lo recuerda”, apunta. Sumar plantas que no sean tóxicas o enriquecer el espacio con olores son otras recomendaciones.
Por lo general todo esto proviene de la escuela de Estados Unidos, donde los gatos tienen su propio seguro médico así que no se aconseja que salgan; la escuela inglesa, en tanto, sí incentiva las salidas porque sí tienen más espacios verdes para disfrutar y no desarrollan ansiedad por encierro.
Si queremos tener más de un gato, lo que se aconseja es buscar que sean de la misma edad para que un gato joven no moleste a un gato más viejo que quizás ya esté con los achaques propios de la edad.