¿Por qué se inunda la Aguada? La respuesta la tiene también la historia

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Vista de Montevideo desde la Aguada

HISTORIA

Haber olvidado el paisaje natural de ese barrio de Montevideo es parte de las causas de las inundaciones

¿La historia y la arqueología podrían dar una respuesta a un tema tan moderno y tan municipal como el de las calles anegadas? Para la arqueóloga Ana Gamas, quien ha estudiado y publicado sobre los procesos de urbanización de los barrios Aguada, Paso Molino y Capurro, el pasado de su entorno natural podría explicar los problemas contemporáneos. “El factor histórico urbano está presente en todos aquellos barrios que tienen una historia de 300 años”, indicó a El País.

Es una fija: llueve mucho de golpe y aparecen en las redes sociales las fotos de los autos flotando en los alrededores de la estación central de AFE. Si bien la Intendencia de Montevideo (IMM) se ha ocupado a lo largo de los años por mejorar la infraestructura pluvial, la situación sigue repitiéndose. No es solamente un tema ingenieril o por consecuencia por eventos climáticos extremos; es que todo ese barrio fue un día la costa original de Montevideo.

Para 1760, la incipiente población de la ciudad se abastecía de agua potable, principalmente, de la Fuente de Canarias –en torno a la que se estableció la industria de los aguateros y se decía que era de excelente calidad– y la Fuente de la Aguada de los Navíos cercana a la playa. Ambos puntos estaban ubicados en lo que hoy es el barrio Aguada, “un eterno manantial” como lo calificó Gamas.

Si quiere imaginarse como era este lugar mucho antes del Palacio Legislativo, la Estación Central y la Torre de las Comunicaciones, vea la pintura de 1794 de Fernando Brambila (pintor de la expedición Malaspina) que acompaña esta nota.

La primera fuente estaba próxima a las esquinas de Yaguarón y La Paz y la segunda, en Pozos del Rey y Avenida Libertador para algunos; en La Paz y Rondeau para otros.

En torno a las fuentes de agua se asentó un poblado que en 1861 se incorporó a la planta urbana como el nombre de “barrio La Aguada”, dejándose de usar la denominación anterior de Quebrada de los Manantiales.

Gamas indicó que documentos de fines del XVIII mencionaban que el agua de estas fuentes se estaba agotando y deteriorando debido, en gran parte, a la extracción de arena para la edificación en la ciudad. No obstante, la Fuente de la Aguada de los Navíos siguió funcionando después de alcanzada la independencia.

“La Aguada era antiguamente la línea de costa. Tiene una gran cantidad de manantiales y de aguas semisurgentes que hacen lo suyo cada vez que hay llueve”, apuntó Gamas.

Esto puede ser visto en el plano-croquis hecho por J. T. Nasser en 1963: se rellenó desde la actual calle Cerro Largo hasta la bahía, hasta atrás de la estación de trenes y hasta Libertador y Yí.

Fuente de la Aguada
Croquis de la posible ubicación de la Fuente de la Aguada. Nasser, 1963

Según el historiador Aníbal Barrios Pintos, los arenales y pozos de agua existentes en la costa de “La Meca”, sobre la entonces llamada playa Honda, eran una continuación natural de los pozos de la Aguada. Los arenales de la Aguada y del actual barrio Capurro fueron explotados comercialmente por Juan Bautista Capurro para abastecer los buques de ultramar que necesitaban lastre y agua dulce.

Gamas relató lo siguiente: “Si bien se han hecho cisternas para aliviar, todavía persiste el problema. ¿Por qué? Porque, al menos en el conocimiento que tenemos a nivel histórico, sabemos que se hicieron líneas de saneamiento en toda esa zona para tener un control de las aguas surgentes y manantiales que están todo el tiempo emanando agua. Hay conocimientos de pozos antiguos coloniales que todavía hoy se utilizan por los vecinos (uno de los pozos más importantes estaba ubicado en lo que hoy es La Paz entre Cuareim y Yí con 14 metros de profundidad). Pero no está claro si los trabajos de ingeniería tuvieron en cuenta la vieja línea de costa para la evacuación de los pluviales y el desagüe de las aguas subterráneas”.

El primer plan de instalación de cañerías para llevar el agua potable fue presentado al gobierno por Capurro con la intención de tener ganancias tras una gran sequía. Propuso que el servicio se extendiera desde sus manantiales cercanos a su propiedad (en las márgenes del arroyo Miguelete y la bahía) hasta los pozos de la Aguada, pero la naturaleza se encargó de todo y se quedó sin negocio.

aguatero
Dibujo sobre el aguatero

La arqueóloga añadió: “El tema de la construcción de la costa y ganarle terreno al mar son cosas que deben tener en cuenta también un estudio histórico de la zona para entender cómo funcionaba a nivel geográfico el terreno. Si el hombre llega con su impronta tecnológica sin saberlo ocasiona problemas”. En este sentido, el trazado de la rambla portuaria, la rambla hacia Capurro y la playa de contenedores no permite, a su juicio, “el pasaje libre de agua hacia la costa siguiendo la antigua línea”.

Y concluyó: “El estudio histórico urbano es decisivo aunque se suele perder mucho la memoria de la urbanidad”.

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