SUSTENTABILIDAD
Separación de residuos, clasificación y reciclaje en sucursales permitió darle un buen destino a la mitad de los materiales
Un solo montevideano desecha hasta 1,1 kilos de residuos cada día. La cifra es muy superior para una sucursal de supermercado: aquí se descarta desde el aceite usado en la rotisería, alimentos en mal estado, distintos tipos de embalaje a diferentes plásticos, todo junto, todos los días. Y, por supuesto, representa más dificultades del punto de vista logístico.
¿Hay alguna forma de minimizar los residuos de este rubro y su impacto en el ambiente? Esa fue la pregunta que responde un plan piloto de gestión integral de residuos de forma selectiva y sustentable que es pionero en el país.
Este involucra a 14 sucursales de la cadena de supermercados Ta-Ta, la empresa en energías renovables Ventus, la agencia consultora especializada en sustentabilidad ReAcción y la planta logística de Farmared-Logired.
Hasta el momento, la experiencia logró cambiar el sistema tradicional de disposición final de residuos, es decir, enterramiento en un vertedero municipal, a un proceso por el que se recuperan y valorizan para el reciclaje, compostajey generación de energía más del 50% de los residuos de cada local.
“Empezamos con un 100% de residuos mezclados (y, por lo tanto, no aptos para el reciclaje) y rápidamente se logró el 54% de revalorización por distintas estrategias”, informó Mariana Robano, directora técnica de ReAcción.
Para Ta-Ta se creó un “traje a medida”. Esto implicó varios pasos: relevamiento de los desechos de cada sucursal, capacitación al personal, colocación de contenedores para las distintas fracciones de residuos y de cartelería, recolección y traslado a planta de clasificación y revalorización.
“Primero hay que trabajar con las personas para que ciertos residuos no se generen y minimizar pérdidas o embalajes innecesarios. Una vez que el residuo está generado, hay que clasificarlo adecuadamente para luego revalorizarlo”, añadió la ingeniera especialista en medio ambiente.
A la planta de Farmared-Logired se llega en un camión multicarga. Si se usara uno compactador, se contaminarían las fracciones y no podrían reciclarse.
Los materiales de las 14 sucursales que pueden tener una segunda vida tienen distintos destinos: los residuos orgánicos van al compostaje, el aceite usado se transforma en una solución energética y el resto se recicla de diferentes formas.
Normativa.
La importancia de este tipo de actividades está recogida en la Ley Nº 19.829, aprobada por unanimidad en el Parlamento en 2019, aun no reglamentada. Cuando lo sea, deberá replicarse en empresas y dependencias pública.“Lo principal para destacar es que, más allá de la normativa que le exige una separación entre reciclable y no reciclable, se adelantan a lo que es la reglamentación y se avanza en la separación por fracción reciclable para facilitar la valorización de cada una”, dijo Álvaro Escandell, ejecutivo de Ventus Ambiental, a El País.
Para fines de noviembre, el plan piloto pasará de 14 sucursales a más de 20; en total, Ta-Ta tiene unos 100 locales en todo el país.
Escandell agregó: “La Ley Nº 19.829 plantea plazos desafiantes tanto para el sector público como para el privado para adherirse a este tipo de gestión. Se estiró la fecha de la reglamentación por la pandemia pero el compromiso sigue estando. Cuando salga va favorecer al tema de los residuos. Estas son herramientas específicas para atacar el problema de saturación de (la usina municipal) Felipe Cardoso y dar una solución a largo plazo”.
Robano, por su parte, apuntó que este tipo de programas tienen “derrames muy positivos” en varios aspectos.
Por ejemplo, al desviar residuos hacia el compostaje se evita emisión de gases de efecto invernadero y se ahorra elementos asociados al transporte. “Los temas de la huella de carbono no son menores para las empresas. Si bien todavía no está la reglamentación, existe la mirada de sostenibilidad y la aspiración de descarbonizar”, comentó a El País.