AUTOCONOCIMIENTO
Según esta disciplina, los números traen un significado que puede ayudarnos a entender nuestro camino de vida.
Desde pequeños aprendemos a usar los números en un montón de situaciones: cuentas, teléfonos, cédulas de identidad… Pero hay una disciplina que va más allá y encuentra en los números una oportunidad para conocerse mejor a uno mismo: la numerología. Según esta, los números son una manifestación ordenada de la naturaleza del ser humano y del Universo. Veamos cómo funciona.
Significados.
Patricia Sobrado comenzó a estudiar y enseñar numerología hace casi 30 años. “Cada palabra o nombre vibra conforme a un número y cada número tiene su significación interna”, explicó. Para conocer el número correspondiente a cada letra se utiliza un código que, al aplicarlo, “nos introduce en una relación directa con la inteligencia subyacente del Universo”.
Dicho código va del 1 al 9, asociando cada letra en orden alfabético y volviendo a empezar una vez que se termina la progresión. Por ejemplo: la A es igual a 1, la B es igual a 2, la C es igual a 3, de esta forma hasta la I que es igual a 9, y luego la J vuelve con el 1 y así continúa.
“El origen es pitagórico”, afirmó Elena Zunin, numeróloga que se introdujo en este mundo hace unos 15 años. “A Pitágoras lo conocemos como un matemático, pero primero fue un místico. Fue iniciado en todas las artes espirituales y aplicaba los números de esa forma”, señaló.
Para Elena, “el Universo nos habla a través de vibraciones y de números”. Según dijo, cada número tiene una “parte calificativa” que expresa lo que venimos a aprender en este mundo. Mediante el código mencionado, es posible convertir palabras o nombres en números, y de ellos extraer significados que ayuden a la persona a entenderse a sí misma.
En línea con lo anterior, la numeróloga María Navarro, que está en esto hace más de 20 años, señaló que para la carta numerológica se toma en cuenta el nombre completo del consultante, tal cual está en la cédula de identidad. Cada letra se transforma en un número, y primero se suman las vocales y consonantes por separado. Los números van del 1 al 9, así que si la suma da, por ejemplo, 23, luego se adiciona el 2 y el 3 para llegar a un solo dígito (en este caso, 5).
“La suma de las vocales nos da el número del alma, que representa lo que verdaderamente somos, mientras que la suma de las consonantes representa la personalidad externa, lo que la gente ve de nosotros”, expuso María. Luego, al sumar las vocales con las consonantes, se obtiene el “número del destino”, que es “hacia dónde vamos”.
Otro aspecto fundamental en la carta numerológica es la fecha de nacimiento. “La suma de estos números nos da el sendero natal, que también indica hacia dónde vamos”, señaló.
En este sentido, Patricia mencionó que aquí podemos ver qué profesiones van mejor con nosotros: “Son tendencias, no quiere decir que porque sepas que tu energía tiende a algo relacionado a la ley vayas a estudiar abogacía, pero siempre vas a tener un sentido de justicia”.
A su vez, dijo que cada número tiene un aspecto constructivo, negativo y destructivo. Por ejemplo, la energía del 1 puede ser de liderazgo e independencia (constructivo), de egoísmo y obstinación (negativo) o de tiranía e intolerancia (destructivo). Lo importante es darnos cuenta de qué aspecto estamos manifestando.
Tendencias.
Además de la carta numerológica natal, se puede estudiar la carta anual, mensual, o incluso diaria. “No es un sistema de adivinación, sino un análisis de las energías de los años por venir”, sostuvo Patricia. Y agregó: “Es como nadar a favor de la corriente, entendiendo en qué energías nos vamos a estar moviendo”.
Así lo explicó Elena: “Cada número marca a nivel universal y personal una energía favorable para algunas cosas y desfavorable para otras”. De hecho, de esa manera lo aplica: “Sé cuando un mes o un día va a ser mejor para poner un curso, para ser escuchada, o para concretar compras o ventas”.
Para Patricia, conocer las tendencias vibracionales de cada día puede funcionar si tenemos algún evento importante, como la firma de un contrato. Pero, de no ser así, no recomienda “enloquecerse con la energía diaria”.
Cuando María empezó su camino con los números, se dio cuenta de que estos “van muy de la mano” con la astrología, una disciplina que le gustó desde siempre. Por ejemplo, cada número se vincula con un planeta y un signo: “El 1 con el Sol y el signo de Leo, el 2 con la Luna y el signo de Cáncer, el 3 con Júpiter y el signo de Sagitario, el 4 con Urano y el signo de Acuario, el 5 con Mercurio y los signos de Géminis y Virgo, el 6 con Venus y los signos de Tauro y Libra, el 7 con Neptuno y el signo de Piscis, el 8 con Saturno y el signo de Capricornio y el 9 con Marte y el signo de Aries”.
“A veces, las personas no conocen su vibración numerológica o su carta astrológica y se duermen en el número y los planetas. Así, no aprovechan esa vibración en la que se mueven para ser exitosos o para tener una mejor calidad de vida”, afirmó.
Números que hablan.
Alrededor del año 2000, un chico que era tisanero en una sociedad médica fue a una consulta numerológica con María. Ella vio que tenía muchos números 7, el cual está vinculado a la sensibilidad y a Neptuno, que, según dijo, en astrología tiene que ver con la música. Él le contó que tocaba el saxo, pero que no pensaba que pudiera hacer algo con eso porque “acá no se puede vivir bien de la música”.
Pronto llegaron los últimos meses del año. El muchacho asistió a un concierto de jazz de un músico que venía de otro país. Estaba sentado en la primera fila. Uno de los chicos que arreglaban los instrumentos resultó ser conocido suyo, pues se habían visto en varios toques. Se acercó, charlaron, y el tisanero le dijo algo así como ‘qué bueno que estás trabajando para el fenómeno este, si podés me lo presentás’.
Empezaron a pasar los minutos y las horas y el show no arrancaba. La gente empezaba a ponerse nerviosa. En eso, volvió a aparecer el chico que arreglaba los instrumentos y le pidió al tisanero que pasara al backstage. Lo llevó con el músico del espectáculo y, mediante traductor (porque hablaba inglés), este le dijo que el del saxo se había descompuesto y que necesitaban cubrir el puesto.
María se enteró de esta historia porque comenzó a recibir postales de todos los lugares por los que iba pasando el ex tisanero, ahora saxofonista. El músico de jazz había quedado tan contento que le pidió que lo acompañara por el resto de la gira. “Los números nos hablan, nos marcan los ciclos”, afirmó la numeróloga.
Más claves.
A todo esto, ¿cómo es que lo que somos y lo que mostramos al mundo se expresa en nuestro nombre, si es algo que no elegimos? Elena lo ve de esta manera: “Para la numerología pitagórica, el nombre es un acuerdo previo entre nosotros y nuestros ancestros, o sea, no portamos ningún nombre que no hayamos elegido”.
Si bien hay gente que modifica su nombre cuando crece o que cambia de apellido al casarse, María subrayó que “la vibración de la persona sigue siendo la del nombre original”.
En cuanto a la fecha de nacimiento, Patricia resaltó que siempre debe considerarse de manera completa. A modo de ejemplo, mencionó que hace poco se decía que fue la fecha capicúa del 22/2/22, pero no estamos en el año 22, sino en el 2022, que es diferente.
A pesar de que los números se reducen a un solo dígito, hay casos especiales conocidos como ‘números maestros’ que son el 11, el 22 y el 33. Algunos también consideran el 44 y el 55, señaló Patricia. Estos expresan vibraciones “difíciles de sobrellevar”, pero cuando uno logra entender el mensaje y la energía que traen, puede alcanzar la maestría y usarlos a su favor.
Una cuestión bastante consultada es qué significa si en repetidas ocasiones uno se cruza con el mismo número. Para Patricia, la interpretación es “muy personal” porque cada vez que eso suceda la persona va a traer la energía relativa a lo que entiende que significa para él o ella.
Asimismo, Elena sostuvo que lo anterior puede tratarse de un mensaje que nos dice que miremos hacia determinado aspecto de nuestra carta numerológica: “Si veo mucho el 33, por ejemplo, a través de la terminación de la chapa de los autos o en la hora, puede ser que el ser tenga una maestría que no está viendo y el Universo se lo está comunicando”.
Según María, la numerología es algo que toma cada vez más fuerza: “Inclusive con esto de la pandemia aún más, porque la gente estuvo muy necesitada de saber qué era lo que iba a pasar con sus vidas”.
Algunos momentos en los que la numerología marcó la vida de las numerólogas
En 2020, Patricia decidió mudarse a Piriápolis. “Estábamos en pandemia y a nadie se le ocurría hacer eso, pero en mis números había una energía para un cambio de hogar”, aseguró. La numerología le ha dado una “coherencia” entre lo que siente y “la energía de los números”. Está en Facebook como ‘TEBA cursos y consultorio de Terapias Complementarias para el Ser Integral’.
Cuando uno de los nietos de María estaba por nacer, ella dijo que no le pusieran ‘Valentín’, porque sumado al segundo nombre y a los apellidos daba 33, un número maestro, e iba a ser muy exigido para él. Probaron con más opciones, pero todas daban 33. Al final optaron por Valentín, pero sin el segundo nombre. Sin embargo, terminó naciendo en una fecha que suma 33: “Ese número era para él”. María da cursos en la Escuela de Misterios de Montevideo.
Por su parte, Elena enseña numerología desde hace tres años en el Centro Sadiret, pero hace mucho más que la aplica para estudios predictivos, de pareja y de grupos familiares. “Verse reflejado a través de los números es fascinante”, expresó. Está en Instagram como @elenazunin_sadiret y @elenazunin_numerologia1865.