SALUD

La pregunta del título no conduce a un chiste para niños sino a un beneficio para ellos. Desde la semana pasada, la sala de internación de pediatría del CASMU cuenta con un plan piloto de intervención asistida con perros que acompañan a los pacientes, por lo pronto, una vez por semana.

Un perro de terapia es un animal cuidadosamente entrenado para ayudar a mejorar la salud de las personas. Se incorpora como parte del tratamiento y su objetivo es facilitar o motivar el proceso terapéutico para que el paciente cumpla con el tratamiento indicado de manera disfrutable y acelerada.

“Se utiliza el vínculo con el perrito como elemento facilitador para que el niño se adhiera a los tratamientos y sienta que la internación no es una situación traumática”, apuntó la doctora Marianela Arévalo, presidenta de la Comisión Fiscal de CASMU y responsable de la implementación de esta iniciativa.

Cada jueves, al menos tres perros entrenados por la ONG IAPuy (Intervenciones Asistidas por Perros del Uruguay) visitarán a los 19 niños internados. A futuro, Arévalo no descarta que se puede extender el programa a otras edades.

“Esta terapia es muy beneficiosa del punto de vista de la mejoría emocional. Está dirigida a niños con patologías crónicas, niños con depresión, niños que sienten abandono o incluso padecen patologías agudas de corta estadía pero que necesitar estar acompañados. (Los resultados se) miden en parámetros físicos como mejora de la presión arterial y la frecuencia cardíaca”, comentó Arévalo a El País.

Diversos estudios han confirmado que la terapia asistida por animales puede reducir de manera significativa el dolor, la ansiedad, la depresión y la fatiga en personas con diversos problemas de salud.

Con la implementación de esta herramienta, CASMU se convierte en la primera institución en Uruguay en efectuar este tipo de terapia, que ya realiza en otros centros asistenciales a nivel mundial.

Aunque muchos perros disfruten hacer trucos (desde saltar a dar la patita), no todos pueden convertirse en perros de terapia. Los animales de IAPuy pasan por un proceso riguroso de selección y adiestramientopara cumplir con los objetivos terapéuticos.

Lo primordial es que el perro debe disfrutar con el contacto humano por fuera de los miembros de la familia. Independientemente de la raza o tamaño, la única característica que “sí o sí” tiene que tener el animal es la sociabilidad. “Nuestros perros son una onda Roberto Carlos: quieren tener un millón de amigos. Van por la calle y saludan a todo el mundo y quieren el contacto con la gente. Esta es una característica innata y no es entrenable”, explicó a El País Claudia Rafaniello, directora de IAPuy.

Y agregó: “Una vez que damos con un perro que, a priori, muestra esa característica, avanzamos en el proceso de educación. Lo educamos en obediencia básica: cómo comportarse en un contexto social, sentarse, echarse, quedarse quieto a la orden, caminar sin tirar de la correa y otras habilidades”.

A modo de ejemplo, un perro de terapia debe saber apoyar la cabeza en el regazo del usuario, recoger un objeto y dejarlo en la mano de la persona o quedarse tumbado al lado del paciente, entre otros ejercicios.

Por otra parte, el perro debe tener un carácter predecible. Siempre se debe saber cómo reaccionará ante diferentes estímulos sensoriales. Y, además, deben soportar la manipulación física sin responder de manera violenta. Los niños, por supuesto, querrán tocarlo, acariciarlo y jugar con él, por lo que es necesario que mantenga una actitud tranquila.

Además del San Bernardo, los niños internados en CASMU serán visitados por un Yorkshire miniatura, por un Border Collie, por labradores y Golden y cruzas. Todos son perros de familia que “salen algunas horas a la semana para realizar la tarea de perro de terapia”.