TRADICIÓN MUSULMANA
En los países del golfo Pérsico, el ayuno se extiende durante más horas que en otras latitudes.
Millones de musulmanes suníes comenzaron ayer al anochecer el mes sagrado de Ramadán, en el que tendrán que abstenerse de beber, comer, fumar y mantener relaciones durante las horas diurnas hasta que llegue la noche con los rezos y los banquetes en familia y amigos.
El Ramadán tiene lugar cada año en el noveno mes del calendario lunar musulmán. Es una ocasión para los fieles y un período de especial significado religioso en la que ponerse en la piel de los más necesitados y sufrir sus mismas penurias, aunque solo sea durante el día.
En Catar, Sharuq al Malki, un ama de casa de 29 años y madre de un hijo, explica que el Ramadán es la etapa más familiar del año porque los parientes se reúnen para romper el ayuno. “Es el momento más especial del año porque nos recuerda la caridad”, asegura.
“Es una festividad que invita a la reflexión y en la que se respira un ambiente especial. La vida empieza por la noche, las oraciones se pueden alargar toda la noche y se suele leer el Corán en familia”, agrega.
Al Malki se refiere a los rezos del “tarauih”, que dan comienzo tras el “iftar”, momento de la ruptura del ayuno al atardecer, y se prolongan durante horas con extensas lecturas .
En los países del golfo Pérsico, el ayuno se extiende durante más horas que en otras latitudes y se caracteriza por las altas temperaturas diurnas que dificultan el cumplimiento del Ramadán y obligan a las instituciones y empresas a reducir los horarios de trabajo. En Arabia Saudí, las ventas se disparan durante estos 30 días.