Hagamos memoria. Era martes 3 de noviembre de 2020 y en Estados Unidos había elecciones. Donald Trump, que en ese entonces era presidente, perdió con su rival demócrata Joe Biden. Trump se dedicó a arengar en redes sociales con la falsedad de que había habido fraude y él no había perdido. Tres días después, un grupo de partidarios suyos atacó el Capitolio y destruyó todo a su paso.
En los días posteriores a ese 6 de enero, Meta, Twitter, YouTube y Twitch suspendieron a Trump debido a publicaciones que, según las empresas, glorificaban la violencia en el Capitolio. Fue la decisión de moderación de contenido más extrema que estas compañías habían tomado hasta entonces. Las plataformas también tomaron medidas drásticas para eliminar miles de cuentas pertenecientes a milicias, teóricos de la conspiración y el contenido que compartían.
Una exageración peligrosa que, además, no duraría mucho.
Elon Musk tomó el control de Twitter y lo transformó en X, un terreno fértil para los conspiranoicos y violentos donde los profesionales de la desinformación -que existen en todas partes del mundo y son cada vez más- ganan miles de dólares vendiendo mentiras. Musk restableció las cuentas de dos magnates de inventar como Alex Jones y Andrew Tate, ambas prohibidas años antes de que siquiera comenzara el ciclo electoral de 2020. Ahora, Musk ha pasado las últimas semanas haciendo campaña a favor de Trump y difundiendo él mismo mentiras sobre las elecciones.
Pero ojalá esto fuera solo un problema de Musk y su viaje personal para promover a Trump como presidente. El año pasado, Alphabet, Meta y X redujeron el tamaño de sus equipos de Confianza y Seguridad -dedicados específicamente a tareas de moderación de contenido y monitoreo de circulación de información falsa-, y Meta abandonó por completo el proyecto que desarrollaba una nueva herramienta de verificación de hechos debido a los recortes impuestos por Mark Zuckerberg. Sin embargo, Meta insiste en que eso no es del todo cierto. "Insinuar que Meta ha abandonado sus esfuerzos por la integridad electoral es absurdo e irresponsable, ya que ignora nuestro trabajo: tenemos alrededor de 40,000 personas a nivel mundial trabajando en seguridad y protección—más de las que teníamos en 2020, hemos ampliado nuestro programa de verificación de hechos a más de 100 socios independientes, desmantelado más de 200 operaciones de influencia coordinada encubiertas y eliminado más de mil organizaciones de milicias prohibidas," declaró la portavoz de Meta, Erica Sackin en un artículo de Wired.
De Youtube y su absoluta despreocupación por la calidad de la información que circula gracias a la recomendación de su algoritmo, mejor ni hablemos. Ha sido denunciado repetidamente por organizaciones que se dedican a verificar información en todas partes del mundo.
Incluso, Trump declaró recientemente que muchos de los ejecutivos más ricos de Silicon Valley lo llamaron para acercarse. “Las plataformas de redes sociales, en general, han dejado de moderar este tipo de contenido y, aún más preocupante, han cortado el acceso de los investigadores a los flujos de datos que nos permitían informar objetivamente sobre la magnitud de estas campañas, todo debido a la presión política sobre los investigadores de desinformación y las plataformas sociales,” declaró Nina Jankowicz, experta en desinformación de la administración de Biden a Wired.
Si lo que pasó en 2020 fue malo, todas estas decisiones han llevado a que internet esté peor que en elecciones anteriores. Los mismos actores malintencionados están utilizando la misma estrategia de siempre, pero de las herramientas para enfrentarlo ya casi no quedan rastros.