Símbolos ocultos en las rocas en Punta Carretas: ¿qué significan los petroglifos?

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Petroglifos en Punta Carretas

CIENCIA

Arqueóloga estudia una serie de petroglifos encontrados en la costa; algunos se remontan a los jesuitas, otros son un misterio

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Ana Gamas, como arqueóloga, le gustaría tener una máquina del tiempo para conseguir las pistas que todavía no pudo encontrar. Pero, posiblemente, eso sea trampa. Desde 2017, Gamas salta entre las rocas detrás del Memorial del Holocausto del Pueblo Judío, en la rambla de Punta Carretas, en búsqueda de petroglifos. Ir al lugar, uno que se recorre probablemente varias veces al año, y descubrir allí grabados en lítico (“como se dice en la jerga arqueológica”, apuntó) que pueden tener más de 200 años es sorprendente. Allí trabaja sobre dos misterios, uno más difícil que resolver que el otro: la presencia de símbolos tallados en diversos panales de posible origen jesuita y una figura antropomorfa bien definida con petroglifos asociados de autoría, procedencia y objetivos todavía desconocidos. Y todo se encuentra a pocos metros de donde usted puede sentarse a tomar mate un domingo a la tarde.

Petroglifos en Punta Carretas
Petroglifos en Punta Carretas. Foto: E. Leal

Una historia de jesuitas.

Primero: ¿qué es un petroglifo? “Son figuras, símbolos o dibujos tallados en piedra”, explicó la arqueóloga a El País. Hasta el momento se han reportado y estudiado este tipo de grabados en Artigas, Paysandú y Salto y pictografías en Durazno y Flores, pero no tienen las características que presentan las de Punta Brava, nombre que se le da a este tramo de lo que un día eran los peñascos Las Carretas, bautizado por el peligro que significaba para las embarcaciones.

Gamas encontró varios: un antropomorfo áureo, la cruz de Caravaca, un espiral, un círculo con una cruz, una pirámide y a “Esteban”, nombre que le dio a la figura antropomorfa que está tumbada entre las rocas (además de dos espacios que pueden considerarse altares). Los dos primeros petroglifos están en una misma piedra un poco más adentro del mar; el tercero y el cuarto están en la costa, pero el soporte es distinto.

¿Qué quiere decir esto? Que son rocas de distinta composición. Las más negras son las más antiguas (de aproximadamente 2.100 millones de años); es decir, “las originales del cinturón de Montevideo” y que también aparecen en el Molino de Pérez y en las salientes de Punta Gorda, por ejemplo. Las otras tienen otros minerales y se entreveran con las que se llevaron al lugar durante la construcción del memorial (inaugurado en 1994); la de Esteban, en cambio, es particular.

“A nivel arqueológico nosotros manejamos el objeto y el contexto. Acá tenemos el objeto pero no el contexto y como es una saliente no podemos excavar. Entonces, lo que empecé a hacer es trabajar a nivel simbólico, no solo lo que es histórico; en definitiva, cómo se pueden interpretar estos símbolos”, relató Gamas.

El caso que parece ser más claro es el del antropomorfo áureo en forma de almendra y la cruz de Caravaca. El primero hace referencia a la mandorla cristiana (el marco o aureola donde se insertan los personajes sagrados) y a las imágenes pisciformes. Todo está relacionado con las primeras épocas del cristianismo. “Los primeros cristianos representaban a Jesús con el pez”, contó. Las letras que forman la palabra “pez” en griego, cuando se escriben con mayúscula forman un acrónico con las iniciales de la expresión “Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador”.

La cruz es un capítulo aparte. Es una que tiene dos travesaños paralelos y desiguales, un travesaño vertical y un pie y, por lo tanto, se identifica con la “cruz de Caravaca” o “cruz de tipo patriarcal”. El primer segmento horizontal representa el “titulus crucis” que Poncio Pilato hizo poner sobre la cruz de Jesús que decía “INRI” o Jesús Nazareno Rey de los Judíos. Lo interesante es que la cruz de Caravaca es considerada uno de los fragmentos de la cruz donde murió Cristo. “Se supone que fue llevado a Caravaca, en España, en 1231 con una de las últimas cruzadas. Ahí fue custodiada por templarios, luego por los franciscanos y por los jesuitas, quienes traen el símbolo a América”, enseñó Gamas a El País. Uno de los ejemplos más representativos se halla en la Misión Jesuítica de San Miguel en Brasil. Se estima que llegó a nuestro territorio en el siglo XVII.

Según se desprende de archivos, los jesuitas hacían recorridas para buscar ganado y realizar vigilancia y, en esos viajes, realizaban grabados de rocas y nombres en las rocas. La hipótesis de Gamas es la siguiente: “En esas arriadas de ganado, en las que venían incluso con indígenas, dejaban este tipo de símbolos como mojones para identificar un espacio geográfico por alguna razón (por ejemplo, por la buena visibilidad del mar o por la abundancia de animales). Entonces, se podría definir que estos grabados fueron hechos por los jesuitas”, apuntó.

Se estima que hay más en otras partes de la rambla, según relatos de pescadores.

arqueóloga Ana Gamas
La arqueóloga Ana Gamas

Denuncia de hallazgo y medidas de conservación.

La arqueóloga Ana Gamas prepara un informe para la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación para dejar constancia de la “denuncia de hallazgo”. Es un proyecto de estudio del sitio y la descripción de la relevancia para que continúe la investigación.

“De esta manera, los arqueólogos de la Comisión puedan conformar otro corpus de información o, por lo menos, estén enterados de la situación y se puede proteger a esta serie de petroglifos de Montevideo”, dijo Gamas a El País.

Una tarea de conservación que hizo fue hacer calcos de los grabados con tiza y grafito y un colega hizo reproducciones en yeso.

Petroglifos en Punta Carretas
Petroglifos en Punta Carretas. Foto: E. Leal

¿Quién es Esteban?

La historia de Esteban todavía no tiene una posible interpretación y Gamas continúa trabajando en ello. La roca en la que claramente se ve su figura está tumbada y está a la vista una parte más lisa con una pirámide que da a entender que era la parte inferior. Si bien el nombre surgió espontáneamente –la arqueóloga contó que aparecían “Esteban” por todas partes y que lo tomó como una señal–, en realidad, permitió asociar varias figuras histórico-religiosas entre este petroglifo y la cruz de Caravaca. Uno fue San Esteban, protomártir del cristianismo; y otro fue Esteban I de Hungría, ambos representados con la cruz patriarcal.

El Esteban de la roca de Punta Carretas tiene un pez en la mano, una cara sonriente, un corazón visible y lo que posiblemente sean alas. En el rostro, además, aparece un triángulo con un círculo en la frente que podría representar al “ojo que todo lo ve”. El corazón significa “que uno se aferra”, y el pez, símbolo de los primeros cristianos para “el conocimiento” y para Jesús; mientras que las alas significan “elevación”. Este acompañado por un espiral que se proyecta hacia afuera con dos pequeñas salientes y un círculo con una cruz por lo que, en general, Esteban puede estar manifestando la intención de aferrarse al conocimiento para conseguir una postura más elevada.

Petroglifos en Punta Carretas
Petroglifos en Punta Carretas. Foto: E. Leal

Gamas ha consultado a otros expertos y algunos le han otorgado connotaciones cristianas, místicas, masónicas y hasta de grupos indígenas foráneos (los nativoamericanos Hopis).

Para Gamas, el misterio está en cómo llegó la piedra a este lugar porque no tiene relación geológica con las de la zona. No es ni de las milenarias ni de las que vinieron para la construcción del monumento. “Pudo haber venido de otra parte con alguna marea muy fuerte o temporal”, pensó. No hay certezas ni conclusiones.

Pero allí está con los otros petroglifos de Punta Carretas, esperando a ser descubiertos.

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