Ayer conocí un cielo sin sol y un hombre sin suelo / Un santo en prisión y una canción triste sin dueño. Es algún día a fines de 1998. Eugenio va hasta la casa de sus tíos, que viven en el piso de arriba. Es una construcción grande en la localidad de Las Piedras, Canelones. Una familia vive en la planta baja y la otra en la superior.
Y conocí tus ojos negros / Y ahora sí que no puedo vivir sin ellos yo. Golpea la puerta y pregunta dónde está su prima. Mar está en su cuarto, escuchando el cassette de una cantante colombiana que compró en la feria porque sus amigas le hablaron de ella. Lo pone en el walkman o en el “huevito” -un apara-to para escuchar música que trae para reproducir CD y cassette- y se pasa horas escuchándolo. De las 14 canciones, hay una que le fascina. Se llama Ojos así y tiene un sonido -algo exótico, algo oriental- que no se parece a nada que ella haya escuchado hasta entonces.
Le pido al cielo solo un deseo / Que en tus ojos yo pueda vivir / He recorrido ya el mundo entero / Y una cosa te vengo a decir. Es la canción que cierra el cuarto disco de Shakira, una cantante colombiana a la que Mar y Eugenio apenas conocen. Ellos tienen 10 años. Él entra al cuarto de su prima y se quedan ahí, sentados sin hacer nada, escuchando esas canciones que los impactan como un rayo.
Viajé de Baréin hasta Beirut / Fui desde el norte hasta el Polo Sur / Y no encontré ojos así / Como los que tienes tú. El disco se llama ¿Dónde están los ladrones? y transforma a Shakira, que entonces tiene 21 años, en una estrella mundial. No lo saben, ni Shakira, ni Mar, ni Eugenio, pero 25 años después -e incluso antes- la mayor parte de las canciones del disco serán consideradas clásicos del pop en español: Ciega, sordomuda, Si te vas, Moscas en la casa, Inevitable, Tú, Dónde están los ladrones y, claro, Ojos así.
Mar, que es hija de un maestro de música y guitarrista y de una profesora de literatura, escribe las letras de las canciones en una libreta para poder aprenderlas, la comparte con sus amigas de la escuela, arma coreografías. A Eugenio, que escucha a su tío tocar la guitarra en el living, hace dos años que le regalaron una guitarra y pasa horas y horas intentando sacar canciones. También va a clases de piano con una maestra que se llama Graciela. A veces, mientras Mar baila en el living, Eugenio llega y toca la guitarra. Después crecen, él arma una banda con compañeros del liceo, ensayan en su cuarto y como a Mar le cuelga escucharlos, va a los ensayos, pasa tiempo con ellos.
Mar estudia comunicación. Mientras, empieza a escribir canciones que hablan de amores y corazones rotos. La música es una pasión, pero no una opción de futuro. Recién cuando cumpla 25 años se sumará como corista a una banda de amigos de Las Piedras. En eso estará cuando su primo le proponga hacer algo juntos, le dirá que ella debería cantar en vez de hacer coros, que por qué no empiezan a hacer un repertorio de covers con las canciones que a ellos les gustan. Así surgirá Números primos, un dúo acústico que cantará canciones de los 90 y comienzos de los 2000: Alanis Morissette,Britney Spears, Backstreet Boys, Shakira.
Se presentarán en bares y en eventos. Las canciones que cantarán tendrán la potencia de transportarlos a otro tiempo; las personas cantarán y aplaudirán, pero, cuando toquen los temas de Shakira, se volverán locas.
Ese el comienzo de Antología, la banda que hoy lideran Mar y Eugenio, el primer tributo uruguayo a Shakira. Porque un día decidirán hacer un show tributo a cada una de las bandas de su época y el de Shakira explotará. Porque entonces decidirán empezar a tocar solo sus canciones. Y porque un día, mientras estén tocando en un bar chiquito de Montevideo, mirarán para afuera y la vereda estará repleta de gente escuchándolos.
Después tocarán como dúo algunas veces más hasta que decidirán que están listos para dar un paso y armar una banda.
Hoy, Antología está formada por seis integrantes -Mar Payssé, Eugin Cöre, Maite Burgueño, El hijo de Perla (Jhonall Morales), Mateo Ojeda y Juanchi Waller- todos amigos y familiares. Ese es el espíritu de la banda: encontrarse para volver a habitar un tiempo en el que las horas todavía pasaban lento, un tiempo en el que lo más importante era cantar a gritos ese estribillo que dice porque eres tú mi sol, la fe con que vivo / la potencia de mi voz, los pies con que camino, como si fuese la última canción que se fuera a cantar en la vida.
Tocan, sobre todo, las canciones más viejas de Shakira, recorren los discos Dónde están los ladrones o Pies descalzos y en cada show van sumando alguna nueva, de los primeros discos o de los últimos. En esa búsqueda encuentran formas, sonidos, búsquedas de un lenguaje cada vez más propio. Se han presentado en distintos eventos y escenarios. Y siempre, no importa dónde sea, el comentario es el mismo: las canciones hicieron alguna especie de magia con la que, durante un rato,volvieron a la infancia.
“A veces te pasa que olés algo y te lleva a algún momento y a algún lugar. Con las canciones pasa lo mismo, nos llevan a momentos muy particulares. A mí las canciones de Shakira me llevan a momentos que fueron lindos, de amigos, de juntadas en el liceo, de los comienzos de todo. Creo que empezamos a hacerlo porque realmente nos gusta mucho esa música, yo conecto mucho más con una canción de Shakira que con cualquier canción que pueda estar sonando ahora”, dice Eugenio.
Hoy Eugenio y Mar tienen 36 años. Creen que llegó el momento en el que ellos y las personas de generaciones cercanas sentimos nostalgia: de los juguetes, de las telenovelas, de las tardes mirando la televisión, de las meriendas de pan y manteca, de las coreografías, de la imaginación y de las canciones. Sobre todo de las canciones.
Mar lo explica así: “Era una época de mucha despreocupación, llena de posibilidades, llena de sueños que se podían cumplir. Ahora, en un mundo tan mediatizado y tan inmediato, poder vivir la experiencia de encontrarte con muchas personas desconocidas que conectan con lo mismo, creo que genera la ilusión de que no estamos tan distanciados. Y eso hacen esas canciones que cantamos”.