Son uruguayos, encontraron su lugar en el mundo en una pequeña playa mexicana y fundaron un circo

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Nicolás Sandoval y Mariana Blanco
Nota a Nicolas Sandoval y Mariana Blanco, artistas escenicos del espectaculo de danza y circo Contrapeso, en el Teatro Solis de Montevideo, ND 20220830, foto Estefania Leal - Archivo El Pais
Estefania Leal/Archivo El Pais

HISTORIA DE VIDA

Mariana Blanco y Nicolás Sandoval viven en Mermejita, una playa en Mazunte, México. Allí crearon, en 2009, una compañía circense que hoy y mañana se presenta en el Teatro Solís.

Esta es la historia de dos uruguayos y un circo. Aunque también es, quizás, la historia de dos uruguayos que se fueron a Méxicoy encontraron, ahí, un espacio, una comunidad, una búsqueda y una forma de entender el arte. O quizás sea, simplemente, la historia de dos uruguayos y un pueblo.

Mermejita es una playa de Mazunte, localidad de la costa del Pacífico en el estado de Oaxaca, México. Según Wikipedia, era un lugar deshabitado hasta que algunas personas decidieron construir allí sus casas. Según otros portales de Internet, todavía sigue siendo un lugar agreste, de una naturaleza salvaje. Según Mariana Blanco, uruguaya, es un lugar en el que siempre hace calor. Tiene playas azules y rocas, tortugas y atardeceres. Tiene, también, una compañía de circo que lleva su nombre.

Era 2009 cuando Mariana y Nicolás Sandoval, uruguayo, fundaron, junto a otros artistas, una compañía circense que tiene base en Mazunte y que hoy es conocida en todo México. El nombre, así como parte de esta historia, fue una casualidad: un productor quería llevarlos a un festival y ellos, que recién estaban empezando, tenían que llamarse de alguna manera. Como el lugar en el que ensayaban y creaban sus espectáculos era en su casa, en Mermejita, le pusieron así: Mermejita Circus.

Mermejita es un lugar pequeño. Mariana y Nicolás vivían en Puerto Escondido cuando, un día, fueron a Mazunte, pasaron por allí y decidieron mudarse a esa playa en la que no sucede nada y, sin embargo, sucede todo. Vivieron un tiempo en una casa sin agua y sin luz que fueron construyendo de a poco. Hoy, además de ser su casa, funciona allí el espacio cultural de la compañía: un teatro, un sitio para dar clases y talleres, un lugar para residencias de artistas y festivales. Se trata del único teatro independiente en toda la costa del pacífico mexicano.

Sin embargo, esta historia empezó antes. Y empezó en Montevideo, donde hoy y mañana la compañía presenta Variaciones sobre el café, un espectáculo de Mariana que poco tiene que ver con el circo. Será en la sala Zavala Muniz del Teatro Solís, donde la semana pasada presentaron Contrapeso, un espectáculo que crearon juntos.

Espectáculo Variaciones sobre el café
Espectáculo Variaciones sobre el café.

Variaciones sobre el café es una investigación que empezó hace ya varios años y que cruza la vida de mujeres productoras y clasificadoras de café de la comunidad de Pluma Hidalgo de Oaxaca, y una mujer —Mariana— que jamás trabajó en el campo. ¿Qué marcas deja el trabajo en el cuerpo de una mujer? ¿Qué pasa en el cuerpo de esas mujeres que seleccionan, uno por uno, los 198.000 granos de una bolsa para que el café sea de buena calidad? ¿Qué queda en el cuerpo de Mariana, acróbata, cuando se cae y da contra el suelo, cuando se vuelve a levantar? ¿Qué hacen, el trabajo y el tiempo, en el cuerpo de una mujer?

“Montevideo es el lugar más especial en el que presentar esta obra”, dice Mariana. Porque, a pesar del tiempo y la distancia, Montevideo sigue siendo el lugar en el que todo empezó.

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Mariana Blanco
Mariana Blanco. Foto: E. Leal

Mariana nació en 1977. Es psicóloga. Estudió teatro, danza y artes visuales hasta que se encontró con el circo, una disciplina que le permitía un tipo de entrenamiento físico que le gustaba y que, además, proponía un lenguaje diferente, desafiante. Empezó a practicar solo por eso: porque siempre le había gustado hacer deporte, porque le gustaba cualquier cosa que implicara mover el cuerpo. Un poco, dice Mariana, por casualidad.

Fue allí, estudiando circo, que conoció a Nicolás, bailarín y profesor de tango. Se pusieron de novios. Ella le dijo que tenía pensado irse a vivir a México. “No hay un motivo para haber elegido México. Siempre dije que iba a vivir ahí, había ido varias veces, tenía una amiga allá no sé, me siento muy mexicana, fue como algo del corazón”, dice. Y Nicolás, aunque iban tres meses de relación, le dijo que se iba con ella.

Así dejó trabajo como psicóloga y toda su vida en Uruguay atrás y se fueron. Primero a Ciudad de México, después a Puerto Escondido, en Oaxaca. Nicolás le enseñó a bailar tango y trabajaron en distintos restaurantes haciendo espectáculos. “En cada lugar al que llegábamos se nos abrían puertas. Era como nuestro destino. Eso nos confirmaba que habíamos tomado una buena decisión”, cuenta Mariana.

En eso estaban cuando llegaron a Mazunte y se encontraron con un centro cultural de un argentino que programa espectáculos de todo tipo. Se hicieron amigos. Él les dio trabajo. Entonces empezaron a acercarse al lugar artistas de todas partes - españoles, argentinos, mexicanos-. Se juntaron. Se establecieron en Mazunte y empezaron a trabajar juntos en un espectáculo. Ese fue el comienzo de todo.

Al principio Mermejita era eso: una compañía que hacía espectáculos de circo. Hoy, sin embargo, aunque algunas obras siguen en esa línea, otras, como las de Mariana, van por otro lado.

“Los cirqueros empezamos a cuestionarnos sobre cómo crear algo más allá del lenguaje del circo. Y en mi caso hubo un intento de acercarme a otras disciplinas: el teatro, a la danza. El circo es una disciplina física y me gusta como eso. Pero en sí mismo no me parece un lenguaje suficiente para lo que a mí me está interesando en este momento. Creo que cada creador desarrolla una dramaturgia propia y usa los lenguajes que quiere. Mi apuesta va un poco por integrar todo”, dice.

Mermejita es una playa de Mazunte en la que no pasa nada y, sin embargo, pasa de todo. Hay, allí, dos uruguayos que integran una compañía de artistas dispuestos a hacer que las cosas sucedan. Que ese lugar agreste y calmo sea, también, un espacio en el que suceda algo: el circo, el arte, la cultura. 

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