Soñar Robots: la película sobre adolescentes que deberían ver todos los adultos

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Pablo Casacuberta

ROBÓTICA

La película dirigida por Pablo Casacuberta sobre los jóvenes y la robótica en Uruguay interpela e inspira a los mayores

Tala: 5.000 habitantes. Migues: 2.100 habitantes. Toscas de Caraguatá: 1.100 habitantes. Estas pequeñas comunidades del interior de Uruguay han llegado repetidamente a los titulares por los niños y adolescentes que se han destacado a nivel nacional e internacional en actividades de robótica y programación. Algunos de ellos y otros de San Jacinto, Achar y otras localidades son los protagonistas de Soñar Robots, una película de Pablo Casacuberta sobre algo mucho más grande que un pasatiempo u obligaciones escolares. “Una de las chiquilinas lo dice con todas las letras: ‘Este es el trabajo que tenemos que hacer: el cambio de mentalidad”, apuntó el director.

Soñar Robots, producida por Gen Centro de Artes y Ciencias, y con la colaboración de Plan Ceibal, a juicio de Casacuberta, debería ser vista, en particular, por los adultos, aquellos que deben comenzar a cambiar su “mentalidad” para adoptar algunos de los aspectos que los protagonistas revelan como natural para su edad: “La generación que hoy tiene entre 12 y 18 años es la que nos hace cuestionar en qué medida tenemos el cuadro completo de nuestra responsabilidad como la que tienen ellos”.

Soñar Robots
Soñar Robots

Casacuberta agregó: “Esta película te hace cuestionar como padre si estás generando el alimento intelectual que un joven necesita y te hace pensar en cómo podés contribuir como ciudadano”.

Los jóvenes retratados en Soñar Robots no abandonan al primer fracaso, no están desconectados de la realidad, no son seres apáticos. Al contrario. Saben cómo apoyar al otro, oírlo, respetarlo, comprometerse y trabajar a la par por un objetivo en común. “Te da la sensación de que deberían darle talleres a nuestra clase política de cómo se puede oír al otro”, apuntó el director.

En diálogo con El País, Casacuberta reconoció que haber conocido a los protagonistas lo ha sorprendido –“hay un chiquilín que describe qué es la mecánica cuántica con una solvencia increíble”–, lo ha inspirado –“tienen la capacidad de construir un sentido para lo que hacen” –, lo ha interpelado como adulto.

La excusa es la robótica que ni siquiera es un fin en sí mismo; es una ventana que se abre a la biología, a la física, al arte, al otro, a la humanidad. Por ejemplo, al hablar de las olimpíadas de Robótica, Programación y Videojuegos, organizadas desde hace años por Plan Ceibal, no se hace hincapié en las competencias o en el armado mismo de los robots, sino en la celebración del trabajo en equipo y del conocimiento.

Soñar Robots
Soñar Robots

“Se viven como un evento deportivo pero hay un giro en esa pasión y es que lo que la gente está celebrando y alentando es un proceso intelectual. Eso para mí es un cambio de paradigma muy en sintonía con el modelo de valores del maestro Tabárez. Acá no estamos solo para ganar, estamos para hacer un proceso de crecimiento. Y vos ves eso en el discurso de los chiquilines que tienen claro por qué están haciendo lo que están haciendo; eso es envidiable para un adulto”, señaló Casacuberta.

Soñar Robots, estrenada el jueves pasado en salas de Montevideo y Minas, nace del hecho de que el Plan Ceibal ha distribuido 4.500 kits de robótica en todo el país y hay 20.000 niños y adolescentes involucrados en proyectos. Para todos ellos la robótica es “un fenómeno de masas” al mismo tiempo que es parte de su identidad.

“Trato de sugerir que en Uruguay el Plan Ceibal es tan identitario como la murga, el candombe o el fútbol. Esto es característico de Uruguay, no es un injerto”, apuntó.

País de "raros".

Tanto la película como su director postulan que la experimentación, ya sea sociológica, demográfica, legislativa o tecnológica, es parte del ADN uruguayo. Por eso han aparecido figuras revolucionarias y se han cumplido procesos de vanguardia en el mundo en el correr de los siglos XIX, XX y XXI. “Los procesos pioneros no son extraños a nuestra vida. Son el común denominador de nuestra historia como país y debería ser uno de nuestros orgullos principales”, señaló a El País.

A este ADN se le suma el que ya traen los jóvenes de Soñar Robots: nacidos y criados en un mundo que asiste a la virtualidad, no tienen en su cabeza la noción de “centro y periferia” por lo que no importa si sos de Montevideo o de Toscas de Caraguatá. Por eso el slogan del poster de la película es “El centro del mundo está en todas partes”.

Dijo Casacuberta: “Un estereotipo que rompe la película rompe, no solo es el del adolescente apático, sino la idea del campo como un lugar donde no hay procesos intelectuales profundos. Te das cuenta que estas personas son una generación de jóvenes que ya nació con la virtualidad y con la globalidad y no tienen ninguna noción de vivir en un entorno que se conciba como periférico. En cualquier lado vos podés hacer un proceso que contribuye al cambio de mentalidad o al cambio de la matriz productiva o energética”.

Y añadió: “Hay 100 efectos colaterales que van mucho más allá de la robótica. La película te dice constantemente que cualquier cosa hecha con compromiso te ayuda a comprender mejor las demás rutinas de tu vida”.

Soñar Robots se exhibe en Cinemateca hasta el 10 de noviembre a las 17:30 y el 11 y 18 en Movie Montevideo a las 20 horas.

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