"El sonido del color se convirtió en un sentido"

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Neil Harbisson. Foto: Flickr

Neil Harbisson ve en blanco y negro. Nació con acromatopsia, una enfermedad visual congénita que no le permite ver colores, solo tonalidades de grises. Obsesionado con percibirlos, en 2003 se hizo una operación clandestina y se incrustó un chip en el nervio occipital.

Ese chip está conectado con una antena que, en su parte frontal, cuenta con un sensor de luz que decodifica la frecuencia y permite escuchar los colores. En diálogo con El País vía Skype cuenta cómo es su vida, las tareas que lleva a cabo en la Fundación Cyborg (mezcla en inglés de organismo y cibernética) y qué aventura para el futuro sobre las personas que quieren unir la tecnología al cuerpo.

—¿Cuál fue el motivo por el que decidiste ser cyborg y cuál fue el momento?

—Yo estaba estudiando música, en una universidad experimental de Londres. Ahí nos animaban a usar tecnología en el arte. Decidí crear un software que transpone colores a sonidos. Pero cuando lo creé con amigos, vi que era interesante usarlo como una parte del cuerpo, como un nuevo órgano sensorial. Y de ahí empezó la idea de crear un nuevo órgano para escuchar los colores.

¿Cuándo fue el momento en que te sentiste un cyborg?

—Cuando empecé a no notar la diferencia entre el software y mi cerebro. Cuando el sonido del color se convirtió en un nuevo sentido. Eso fue al cabo de unos meses, cuando mi cerebro integró el estímulo.

—No escuchás, es sonido interno.

—Así como escuchar o ver, de golpe percibes el color mediante vibraciones en la cabeza que después se convierten en sonido interno. No es que esté escuchando colores a través de las orejas, sino que percibo color a través de los huesos. Es una vibración a través del cráneo que se convierte en sonido.

—¿Y no te perturba estar todo el tiempo escuchando colores?

—No porque es un nuevo sentido que no interfiere con los otros. Escucho por los colores de manera interna. No interfiere con mi oído. Eso no me hace sentir que tengo que pararlo. Todos los sentidos que tenemos están siempre encendidos.

— Todo te suena. Por ejemplo, ¿cómo se escuchan las personas?

— Cada cara es diferente porque cada cara tiene una combinación de colores única. Hago un retrato sonoro y todas las caras me suenan.

—¿Hay personas que han creado sentidos como vos?

—Moon Rivas tiene sentido sísmico. Tiene un sensor implantado en su brazo que le permite que, cada vez que hay un terremoto en el mundo, notarlo en su cuerpo (a través de vibraciones). Después hay otro que aspira a tener el sentido del norte. Es un chip que te permite percibir el campo magnético de la Tierra. De momento, estos son los únicos sentidos que conozco.

—En una entrevista con El País de Madrid decís que te gustaría desarrollar Internet como un sentido más. ¿A qué te referís con esto?

—En mi caso y en el de Moon ya usamos Internet como sentido. Moon recibe los terremotos del mundo a través de Internet. Yo, desde 2013, uso Internet para recibir colores de otras partes del mundo y de satélites. Tengo un cuarto implante en la cabeza usado exclusivamente para recibir colores a través de Internet y eso me permite recibir colores desde el espacio porque me puedo conectar con la estación espacial de la NASA.

—¿Y cómo funciona eso? ¿Cómo deciden enviarlo y cómo aparece en tu cabeza?

—De la misma forma que la antena transpone los colores a vibraciones en mi cabeza. Se puede hacer lo mismo de imágenes que no estén a mi alrededor y que vengan de Internet. A través de un móvil, que una persona en otra punta del planeta, puede enviar imágenes a mi cabeza.

—¿Es posible que te hackeen?

—El hecho de tener los sentidos en Internet el riesgo existe de que me hackeen físicamente. En este tiempo ha pasado solo una vez. Una persona me introdujo una imagen en mi cabeza, pero no fue una mala experiencia. A mí me gustó.

—¿Qué imagen fue?

—Una cara. Supongo que era una selfie del mismo que la retrató.

—¿Cómo has visto la reacción de la sociedad?

—Este proceso lo empecé en 2003. Cada día que salgo a la calle hay conversaciones con gente que me ven la antena y les da curiosidad, extrañeza, se ríen. Me tuve que acostumbrar a la reacción social de tener un nuevo órgano. En 2004 nadie se lo creía. Ahora la gente cree más en la tecnología y también ve más normal que poco a poco nos vayamos uniendo a la tecnología.

—¿Has sufrido discriminación?

—Muchos lugares no permiten la entrada de tecnología. Cuando tú eres tecnología, no te dejan entrar a ti. Esa es la situación que debe cambiar. Tiene que haber excepciones o nuevas leyes cyborgs y que no se discrimine a quien es tecnología.

—¿En este sentido has creado la Fundación Cyborg? ¿Cuáles son los derechos que reivindica?

—El derecho a diseñarse a uno mismo. El derecho a diseñar qué sentidos quieres tener, qué organos deseas tener y cómo quieres percibir la realidad. Hoy eso no es del todo legal. Hay muchos comités de bioética que no te permiten hacer operaciones cyborgs.

—¿Eso te pasó a vos?

—En el caso de mi antena no fue aprobada por el comité de bioética por lo que tuve que operarme a escondidas a través de un doctor anónimo. Los comités de bioética no están aceptando estas operaciones de momento. Uno de los principales objetivos de la fundación es que se acepten. También se pueden llamar cirugías transespecie, ya que estamos sumando sentidos de otras especies. Como hace 50 años no se permitían las cirugías transgénero, ahora está pasando lo mismo con las cirugías transespecie.

—¿Dónde creés que se va a desarrollar más el cyborgismo?

—El lugar donde habrá más cyborgs será en el lugar donde haya menos temor en modificarse a uno mismo. No donde haya más dinero. Convertirse en cyborg no es cuestión de dinero, sino de quererse modificar, diseñar y no tener miedo a unirse físicamente a la tecnología. Este miedo se encuentra mucho en Europa. En lugares como México no hay tantos prejuicios.

—¿Qué pensás sobre el desarollo de la tecnología hoy en día?

—Se está centrando la creación de tecnología para máquinas. Por ejemplo, en darle sentido a los coches: ahora pueden percibir si hay presencia detrás. Lo encuentro raro que le estemos dando sentidos y aplicaciones a las máquinas y no nos la estemos dando a nosotros mismos. Hay poca creación de tecnología para el cuerpo, que es algo que seguro va a cambiar en los años 20.

CURIOSIDADES SOBRE HARBISSON

Premios. Destacado de manera internacional

La invención de Harbisson ha sido premiada como una de las mejores innovaciones por universidades. Su historia ha sido recogida por canales y su documental fue premiado en el festival de cine de Sundance.

Pasaporte. Reino Unido lo reconoció cyborg

Neil Harbisson, de 32 años, segura ser el primer cyborg en ser reconocido por un gobierno, cuando en 2004 el Reino Unido aceptó su foto con la antena en su cabeza en el trámite para renovar el pasaporte.

Sol. Puede percibir los rayos ultravioletas

Con este implante sonoro que lleva en su cuerpo logra percibir las frecuencias de colores infrarrojos y ultravioletas por lo que puede saber en qué momento el sol puede hacer mucho daño a su piel.

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Neil Harbisson. Foto: Flickr

NEIL HARBISSON

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