Su jefe le pidió que hiciera un turno extra, pero jamás imaginó que eso la convertiría en millonaria

Con el premio, la mujer está adquiriendo una casa de cinco habitaciones, pagó deudas y renunció a su trabajo para concentrarse en sus estudios de radiología.

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Foto: Canva.

Óscar Guerrero, El Comercio/GDA
Una trabajadora de supermercado en California, Estados Unidos, vivió una experiencia que cambió su vida para siempre al aceptar trabajar un turno adicional durante un fin de semana. Esta decisión, aparentemente insignificante, terminó transformándola en millonaria de manera inesperada.

Rebeca González, empleada en una tienda, recibió una llamada de su jefe pidiéndole ayuda para cubrir un turno extra debido a la falta de personal. Aunque prefería disfrutar de su descanso, aceptó la solicitud, sin imaginar que ese día marcaría un antes y un después en su vida.

Un billete olvidado y una decisión clave

Durante el intenso fin de semana del Labor Day, González, acostumbrada a comprar raspaditos de lotería en sus días de trabajo, no pudo hacerlo en su hora de almuerzo debido al ajetreo en la tienda. Sin embargo, antes de salir del turno, decidió adquirir uno casi por casualidad. "Solo se lo conté a una persona en el trabajo, y fue al gerente, que quería que me quedara hasta tarde en un día festivo. No lo podía creer", según comentó a 'The Times'.

El raspadito resultó ganador de un millón de dólares. González compartió que solía comprar estos boletos de lotería dos veces al mes, una tradición que había heredado de su padre. Hasta ese momento, su premio más grande había sido de 50 dólares, y adquiría los boletos más por diversión que con expectativas reales.

Un cambio de vida inesperado

Esa tarde, mientras volvía al auto, recordó que tenía un billete de 10 dólares que había sobrado de una compra anterior hecha por su hija. Ese dinero le permitió adquirir el raspadito que cambiaría su vida. "Quería, obviamente, estar en casa con mi familia porque planeamos hacer una barbacoa", explicó González a la Lotería de California. Sin embargo, decidió aprovechar la oportunidad y compró el boleto al final de su jornada laboral.

El descubrimiento del premio fue seguido por un proceso de verificación. Según González, el equipo de la Lotería de California le mostró un video donde ella salta de alegría tras comprobar su boleto en una licorería cercana. Compartir la noticia con su familia fue un momento lleno de emoción: "Todos lloraron de la felicidad", expresó.

Bolillas de lotería.
Bolillas de lotería.
Foto: Alejandro Garay / Pixabay

Un futuro lleno de oportunidades

Antes de ganar el premio, la rutina diaria de González era desafiante. Trabajaba tiempo completo, llevaba a sus hijos a la escuela y asistía a clases nocturnas para convertirse en radióloga.

Ahora, su vida ha dado un giro completo: su familia está adquiriendo una casa de cinco habitaciones, han pagado gran parte de sus deudas y González presentó su renuncia para enfocarse en sus estudios.

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