PATRIMONIO
Hay mucho más que la Puerta de la Ciudadela pero los vestigios están escondidos en los sótanos o en las paredes revocadas; un parking de la calle 25 de Mayo esconde uno de las partes más extensas
Vamos a contar la historia al revés. Ahora es un parking y un local de depósitos para alquiler. Antes había sido parte de la ferretería Trabucati. Varias décadas antes había sido la “casa de familia y almacén” de C. Regalia que se edificó en un predio donde antes había unas caballerizas de madera. Y al inicio de todo, cuando allí no era 25 de Mayo entre Bartolomé Mitre y Juncal ni pasaban ómnibus por la puerta ni se tramitaban los pasaportes en la esquina, ese terreno correspondía al área de foso y contraescarpa de la muralla de Montevideo.
De esta fortificación hay mucho más de lo que se ve y se conoce. Mucho más que la Puerta de la Ciudadela y unos restos cerca del Teatro Solís. Hay tramos que están ocultos debajo de los suelos de viviendas y comercios y de predios baldíos, escondidos en sótanos o dentro del revoque de paredes de la (hoy) Ciudad Vieja.
En los últimos años “han aparecido testimonios de tramos de la fortificación que casi permiten reconstruir lo que era el frente de tierra”, dijo a El País la arqueóloga Virginia Mata, integrante de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación.
El caso del parking es un ejemplo de lo que no está visible, inclusive, para los propios montevideanos. Si uno entra se sorprende al ver unos 50 metros de la muralla que defendía la ciudad colonial. Hay una gran parte que fue revocada, otra que está tapada por una lona gris y otra en la que le faltan las piedras porque, aunque el padrón fue declarado Monumento Histórico Nacional (MHN) hace unos años, se hicieron obras en su interior que no contaron con la evaluación y control de la Comisión Especial Permanente de la Ciudad Vieja y la Comisión del Patrimonio Cultural.
Hallazgo en un sótano.
Relevamiento del sistema de fortificación colonial correspondiente a un tramo del Bastión de San Luis, ubicado en el Padrón 4684 en la calle Rincón 681 en Ciudad Vieja. Este es el sótano de un local que actualmente pertenece a Arredo. No está abierto al público.
Gabriela Gallardo, arquitecta de la Comisión del Patrimonio Cultural, visitó recientemente el lugar. “Hay partes revocadas, otras con revoque desprendido, otra cubierta con una lona. Nada está avalado. Ahora estamos en contacto y el propietario va a regularizar y tenemos que ver cómo se trata”, informó. El tema, muchas veces, es la ignorancia: los propietarios o inquilinos desconocen el valor patrimonial de sus inmuebles o espacios. “Quizás piensan que la lona es lo mejor pero puede generar un microclima y, al final, generar humedad y hongos. Lo vamos a evaluar”, agregó. Por ejemplo, la declaración de MHN que recae en el padrón impide, por ejemplo, que se afecte la visual.
Más allá del valor que tiene por ser testigo de la historia, este tramo, una vez recuperado, va a ser uno de los más extensos conservados de la fortificación. Hoy es el que está ubicado en el actual Museo de las Migraciones (Piedras entre Juncal y Bartolomé Mitre) que tiene 60 metros.
Un aljibe: testigo de la vida doméstica.
En otra parte del parking de 25 de Mayo y Bartolomé Mitre hay otro vestigio del Montevideo del pasado: un aljibe. Al abrir la tapa del brocal se puede ver un gran depósito, al que se puede acceder mediante una escalera (con valentía). “Está intacto”, dijo Gabriela Gallardo, arquitecta de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación.
La cisterna está formada por dos cámaras de planta rectangular y cubierta abovedada, unidas a través de arcadas en una superficie de entre 40 y 50 metros cuadrados. Llamó la atención el revestimiento con baldosas cerámicas esmaltadas del pavimento y parte inferior de las paredes. El piso presenta una inclinación pronunciada hacia el pozo de decantación, donde se depositaban los sólidos que transportaba el agua.
Esta construcción, por su capacidad, diseño y materiales, corresponde a una vivienda burguesa de mediados del siglo XIX. “Está bien claro que estaba construido en un predio del sector económicamente pudiente por los materiales empleados”, apuntó la arqueóloga Virginia Mata. En concreto, estaba ubicado en el patio de un lugar identificado como “Casa de familia y almacén”, propiedad de la familia Regalia.
El aljibe, como elemento significativo del padrón declarado Monumento Histórico Nacional, tiene un área de exclusión delimitada para que no transiten vehículos que puedan impactar en el suelo y, por lo tanto, en el reservorio de agua.
Para descubrir.
De la muralla hay mucho más que la Puerta de la Ciudadela. Hay un circuito ya conocido que comprende los tramos conservados en el Centro Cultural “Muralla Abierta” y en el Espacio Cultural “Al pie de la Muralla”, los restos del Baluarte de San Sebastián al frente del Teatro Solís y de la contramuralla en la Plaza de la Contraescarpa. Pero lo desconocido es mucho más.
El relevamiento del sistema de fortificación colonial incluye dos tramos del Bastión de San Luis en la calle Rincón en el sótano del local de Arredo y en las oficinas de Consejo de Educación Secundaria –no habilitados al público–; un tramo de escarpa y foso entre el Bastión de San Sebastián y el Parque de Artillería en la calle Brecha; y un tramo entre el Portón de San Juan y el Cubo Sur en la rambla Francia. También se halló un cimiento de muro perteneciente al Fuerte San José (siglo XVIII), en una cooperativa en las calles Cerrito y Guaraní.
Rambla Francia.
Trabajos en restos de la muralla que pertenecieron al tramo entre el Portón de San Juan y el Cubo Sur. La ubicación es Rambla Francia, cerca del Templo Inglés. La primera actuación de los arqueólogos de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación ocurrió en 1994.
Además, se han hecho estudios de impacto arqueológico en los hallazgos de la contraescarpa entre el Cubo del Norte y el Bastión de San Pascual en Piedras entre Bartolomé Mitre y Juncal; en restos del muro de la línea de fachada de las Bóvedas, ubicado en el Espacio Público Plaza Larocca; cimentación de la fachada de la Casa de Gobernador, antiguo primer fuerte colonial en Plaza Zabala.
Algunos de estos puntos tienen planes de puesta en valor, es decir, que puedan ser visitados por el público y conocer su historia. Es el caso, por ejemplo, de los restos en Plaza Zabala y en la Plaza de Deportes N° 1 (Juan Lindolfo Cuestas y Washington). En otros casos, se debió sellar lo que se encontró pero se señalizó el lugar, por ejemplo, con una fotogalería y afiches para que los transeúntes conozcan por dónde pisan.
“El proceso de construcción de la fortificación llevó 100 años de demolición, restitución, reajustes, elementos nuevos y reutilización. Un desafío es que muchos de los restos son invisibles, pero no quiere decir que no estén; pueden estar en el sustrato o en las paredes revocadas o enmascarados en sótanos. Por eso hablamos de alta potencialidad cuando hacemos la declaración de un tramo y no de un padrón. Así cubrimos tramos para proteger la escarpa, la contraescarpa y el foso”, explicó Mata. La intención es hacer una “arqueología preventiva”.
Fuerte en Plaza Zabala
Imagen del estudio de impacto arqueológico en los restos de la cimentación de la fachada de la Casa de Gobernador, antiguo Primer Fuerte colonial, ubicado en la actual Plaza Zabala. Para este espacio se tiene el proyecto de una puesta en valor para su conocimiento.
La continuación.
Es lógico pensar que la actual calle 25 de Mayo no corta el tramo de la muralla que se ve dentro del parking. ¿Dónde sigue? Enfrente, detrás de las viejas fachadas de varios predios abandonados hay más restos invisibles desde la vereda. Según Mata, allí hay hasta “unas bóvedas”.
Había un proyecto inmobiliario para estos padrones que incorporaban la parte arqueología en el diseño pero, por el momento, no se ha avanzado. Mientras tanto, la fortificación se daña con el paso del tiempo y la falta de conservación. Para Gabriela Gallardo, el objetivo está claro: “Proteger todo el casco histórico de Montevideo”. Y, con todo, que se redescubra una nueva ciudad.
Recorrido a pie por los vestigios coloniales.
El circuito “Montevideo Fortificado” que promueve el Ministerio de Turismo es una invitación a visitar distintos lugares que contienen restos originales y reconstrucciones simbólicas del frente de tierra amurallado.
- Centro Cultural “Muralla Abierta” (Piedras entre Juncal y Bartolomé Mitre). Es el tramo de muralla más extenso conservado (60 metros) y se encuentra ubicado en el actual Museo de las Migraciones.
- Espacio Cultural “Al pie de la Muralla” (Bartolomé Mitre 1464). Lienzo de muralla entre el Baluarte de San Pascual y el Portón de San Pedro, de 11 metros de largo por 3,5 de alto.
- Puerta de la Ciudadela. Contenía un portón levadizo que conectaba la ciudad con la Ciudadela, fuerte que ocupaba la parte oeste de la actual Plaza Independencia. Construida entre 1741 y 1748, es el resto arqueológico más antiguo que se conserva del Montevideo colonial. Desarmada en 1878, fue reinstalada en su lugar original en 1959.
- Baluarte de San Sebastián (Bartolomé Mitre y Buenos Aires). Restos ubicados frente al Teatro Solís. Desde aquí arrancaba el lienzo de muralla cuyo trazado dio origen a la calle Brecha en recuerdo del ataque inglés de febrero de 1807.
- Plaza de la Contraescarpa (Reconquista y Juan C. Gómez). Alberga restos de lo que fue la contramuralla y una reconstrucción parcial de la misma.