SALUD
En 2020 se había registrado un descenso de casos, pero este año los números volvieron a ser los de años anteriores. La cirugías cardíacas bajaron y dejaron en evidencia la inequidad asistencial.
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Un aumento de la tasa de reperfusión por infartos a niveles de pre-pandemia y un descenso de las cirugías cardíacas durante 2021 fueron los resultados que arrojaron las dos nuevas líneas de investigación llevadas adelante por la Sociedad Uruguaya de Cardiología (SUC), el Centro Cardiovascular Universitario y el Fondo Nacional de Recursos (FNR) a partir del trabajo Impacto cardiovascular de la pandemia por COVID-19.
En ese primer estudio, ganador del premio a Mejor Trabajo del 37° Congreso de la SUC, se había analizado el período de la cuarentena voluntaria estricta de 2020, que fue del 15 de marzo al 30 de abril, notándose una disminución significativa (26%) en la tasa de infartos de los pacientes que requirieron tratamiento de reperfusión (abrir la arteria destapada) en comparación con el mismo período de años anteriores (2019, 2018 y 2017).
Este año la idea fue ver qué había pasado en 2021 con esos números en ese mismo período e intentar realizar un análisis a partir de los resultados. Vale aclarar que lo que se estudió no fue la cantidad de pacientes que se infartaron sino cuántos recibieron reperfusión.
“Parecería ser que hubo una normalización del número de pacientes que recibe reperfusión, pero también uno puede considerar que son datos subvalorados, o sea que, en realidad, lo que puede haber ocurrido fue un infratratamiento de los pacientes”, señaló el cirujano cardíaco Víctor Dayan, uno de los autores del estudio.
Posibles respuestas.
La principal hipótesis que se manejó respecto al descenso de la reperfusión por infartos en 2020 fue que la gente infartaba y no consultaba, por eso no se trataba.
“En 2021 tenemos que seguir manteniendo esa hipótesis porque lo que se agregó fue una alta exigencia del sistema de salud. Entonces puede haber habido pacientes que infartaron y que por una sobreexigencia del sistema no llegaron a recibir una reperfusión y estos datos que estamos viendo están subestimando los datos reales que debe haber habido existiendo una laxitud del sistema sanitario”, explicó Dayan.
Lo que hicieron los responsables del estudio fue ir un poco más allá y analizaron cómo fue la distribución de los pacientes que recibieron reperfusión según vinieran del subsector público o del subsector privado.
“Si uno mira del 2017 al 2020, hay una tendencia casi estable donde alrededor del 70% de los pacientes proviene del sector privado y aproximadamente un 30% del sector público. Eso se representa en que más o menos un tercio de la población se atiende en ASSE”, detalló el especialista.
Al estudiar lo que ocurría en 2021 constataron un cambio muy grande, con un 90% de reperfusiones por infarto en el sector privado y solo un 10% en el público.
Las posibles explicaciones manejadas fueron tres. La primera fue que todos los pacientes del sector público se pasaron al privado, cosa que no ocurrió; la segunda sería que en 2021, frente a una alta exigencia del sistema de salud, los que fundamentalmente infartaron fueron los del sector privado, para lo que no hay razón biológicamente plausible; y la tercera es que hubo subatención o no se logró atender de la misma manera la reperfusión en el subsector público que en el privado.
“La tercera hipótesis es lo que nos refuerza la idea de que pueden haber habido muchos infartos que no llegaron a atenderse en un centro de cateterismo y que esto puede haber ocurrido en el subsector público. Eso apoya la idea de que, en realidad, aunque se normalizó la incidencia de reperfusión de infartos en 2021, ese dato puede estar subestimado”, indicó el especialista.
La única forma de poder comprobar esta tercera hipótesis es a través de datos indirectos, en este caso la mortalidad y los paros cardíacos extra hospitalarios, que deberían haber aumentado si en realidad hubo más infartos y no se atendieron.
“Encontramos que hubo un aumento significativo de los paros cardíacos extra hospitalarios respecto a 2019 y también creció la mortalidad cardiovascular. En 2021 la probabilidad de morir de causa cardiovascular fue un 8% mayor que en 2019 y 13% mayor que en 2020”, señaló Dayan.
Todos estos datos llevan a pensar que “el valor de incidencia de infarto repercutido en 2021 está subestimado, o sea que hubo más infartos que no lograron atenderse en tiempo y forma”.
La comprobación de esta hipótesis hace más evidente un dato que antes apenas asomaba: la inequidad en la atención del sistema sanitario.
¿Baja de infartos fue por menor movilidad?
“Una de las cosas que se cuestionan es por qué en 2020 bajó el número de infartos. Eso pudo haber sido porque los pacientes no consultaron o porque al haber menos movilidad hubo menos contaminación ambiental, que es un factor predisponente para la generación de infartos”, manifestó Dayan sobre otra de las líneas de investigación de este estudio.
Para encontrar la respuesta analizaron los datos de movilidad y polución (PM2.5) provenientes del sitio web de la Intendencia Municipal de Montevideo. “Vimos que en el período del 15 de marzo al 30 de abril, por más que hubo un descenso significativo de esos niveles de polución respecto al 2019, no fueron un determinante para poder explicar la caída de la incidencia de la reperfusión de infartos”, destacó el especialista. Tampoco pueden explicar el aumento de la reperfusión en 2021 aunque se haya constatado una mayor movilidad.
Conclusiones.
“Aunque no lo podemos descartar, no creemos que la infección por COVID-19 sea causante directo del aumento de los tratamientos de reperfusión durante 2021 sino que el mismo sea debido a una disminución del miedo a la consulta y retorno a la vida normal que se evidencia por los datos de movilidad”, establece entre sus conclusiones el trabajo Impacto sanitario y social de la pandemia por COVID-19 en la atención terciaria de pacientes con patología cardiovascular en el Uruguay.
También afirma que la pandemia puso a prueba el sistema sanitario, además de evidenciar “defectos e inequidades que en otros momentos pasan desapercibidos. Tanto el tratamiento de la patología aguda como crónica mostraron datos congruentes respecto a que el sector que más se vio afectado en el número de procedimientos fue el público”.
Mayor caída de cirugías en el sector público
“Hicimos un estudio respecto a las cirugías cardíacas. Comparamos el 2019 con el 2020, que fue un año en que se paró todo, y eso afectó enormemente el número de estas cirugías, que cayeron un 25%”, señaló el cirujano cardíaco Víctor Dayan.
Esa caída fue distinta según el subsector de atención. En el público fue de un poco más del 30% y en el privado del 19%. Las hipótesis eran tres: la gente pasó del subsector público al privado; los que se enfermaron más como para necesitar cirugía fueron los del sector privado o directamente pasó que no llegaron a acceder al proceso.
“Cuando decimos cirugía cardíaca no hablamos de un hecho urgente que se padece y rápidamente debe resolverse, sino que involucra una serie de pasos: el paciente consulta en la policlínica periférica, se tiene que hacer estudios, algunos de esos estudios se deben evaluar en Montevideo, tiene que volver al cardiólogo, el cardiólogo lo tiene que derivar al cirujano, el cirujano tiene que hacer los trámites ante el FNR para que lo autorice y después recién se opera”, explicó Dayan.
Lo que vieron fue que en el subsector público todos esos pasos probablemente se afectaron más que en el privado. “Es lo que ahora estamos terminando de analizar con una investigación de tipo cualitativa con un sociólogo, mediante entrevistas con cardiólogos del interior, de ASSE y del sector privado”, apuntó el especialista.
Lo que puede adelantar “es que en las entrevistas hay como una unanimidad de opinión de que en el subsector público el tránsito de policlínica, estudio de diagnóstico y demás fue mucho más lento y arduo por todo lo que provocó la pandemia que en el privado, lo cual termina de cerrar la tercera hipótesis”.
El análisis de estos datos estaría concluyendo en alrededor de un mes.
Semana del Corazón con varios objetivos
Del 24 de septiembre al 1° de octubre se llevará a cabo la 30ª Semana del Corazón en Uruguay. Liderada por la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular, con el apoyo del Ministerio de Salud Pública y la Organización Panamericana de la Salud, la iniciativa busca promover la salud cardiovascular en toda la población del país.
Los ejes que enmarcan las acciones de esta semana son: estimular la adopción de estilos de vida saludables, la enseñanza en resucitación cardíaca básica, promover el diagnóstico precoz y el adecuado tratamiento, control y rehabilitación de estas enfermedades.
Bajo el lema “Conectate con tu corazón”, este año la campaña se enfocará en mensajes y actividades para acercarnos al cuidado de nuestra salud cardiovascular.
Por mayor información se puede ingresar en el sitio web
semanadelcorazon.com.uy/2021/
Primera causa de muerte fuera de la COVID-19
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en Uruguay. El ACV lidera, seguido de las enfermedades isquémicas del corazón.