VIAJE
Martín, Tuti y Oliver son uruguayos y entre junio y diciembre harán un viaje desde Alaska a la Patagonia para conocer y difundir las iniciativas sustentables que hay a lo largo del Pacífico.
La historia es esta: tres uruguayos van a atravesar el continente, desde Alaska hasta la Patagonia argentina, en dos autos eléctricos Tesla para producir una serie documental de 12 episodios que muestre las iniciativas sustentables que se están realizando a lo largo de todo el Pacífico. Recorrerán, desde el primero de junio hasta el 15 de diciembre, 32.180 kilómetros y 15 países. Pararán cada 380 kilómetros para recargar la batería de los autos. Llevarán todos los equipos necesarios para poder producir la mejor serie que se imaginan. Cargarán, también, con equipos de kitesurf y de parapente porque son, los tres, amantes de los deportes de aventura. En cada lugar que visiten contactarán a locales para conocer las diferentes culturas y también a un deportista que será el protagonista de cada episodio: serán, los deportistas, los encargados de conocer, descubrir y contar los proyectos sustentables que la serie va a difundir. Después, volverán a sus vidas. Pero saben que esto no se trata solo de un viaje y que, en todo caso, este proyecto es el inicio de algo más.
Se trata de Oliver, María Jesús (Tuti) y Martín: tres amigos que comparten pasiones, formas y algunos sueños. Y que desde hace dos años están pensando y planeando, detalle por detalle, este viaje.
Todo empezó así: hace seis años Martín se fue a vivir a Estados Unidos junto a su esposa, Ana, porque ella iba a estudiar. Ahora tienen dos hijos, uno de dos años y otro de ocho meses. Un día, Martín y Ana decidieron volver a vivir a Uruguay. Pero Martín quería regresar —hacer el viaje— sin quemar carbono, es decir, sin generar contaminación: o navegando o en un auto eléctrico. Otro día lo llamó a Oliver, que vivía, junto a Tuti, en Holanda y le contó su intención. Ellos quisieron sumarse, pero no querían hacer el viaje por el viaje: querían que tuviera una intención. Era febrero de 2020. Oliver y Tuti se fueron a San Francisco. Así nació Electric Americas: un proyecto que se transformó en un plan de vida, en una manera de entender el mundo y, sobre todo, en una forma del futuro.
De la idea al hecho
“A Martín lo conocí hace como 15 años por el mundo del kitesurf y siempre fue súper aventurero y emprendedor. Cuando me llamó para contarme de su idea nos remotivó su viaje, pero siempre supimos que también queríamos aprovechar la oportunidad para hacer lo que queremos desde hace mucho tiempo, que es producir un tipo de contenido vinculado a la naturaleza, a unos valores de vida sustentable que son en los que nosotros creemos y compartimos”, dice Oliver, que se dedica a la producción audiovisual pero que también ha estado, desde siempre, vinculado a deportes náuticos.
Tuti, por su parte, es geógrafa, trabaja como consultora ambiental y es una apasionada de sacar fotos y de filmar. Por eso la idea de Martín era ideal para combinar todo lo que sabían hacer y todo lo que les gustaba.
Lanzaron el proyecto en 2020, antes de que el mundo se paralizara por la pandemia. Habían conseguido acuerdos y apoyos de distintas marcas para financiar el viaje y la serie, pero todo quedó frenado. Aprovecharon el tiempo de confinamiento para mejorar la idea, para pensarla como algo más grande, más trascendente.
Y, entre todo lo que pensaron, un día escribieron: ¿Hay vida después del viaje? Y así fue cómo se les ocurrió: Electric Americas tenía que ser una ONG que funcionara financiado proyectos de difusión para emprendimientos o iniciativas sustentables.
“Electric Americas es una ONG fundada en San Francisco. Queremos que el dinero que logremos con esto se reinvierta para hacer otras iniciativas con el mismo concepto, sea recorriendo los 19 departamentos de Uruguay para contar qué se está haciendo para frenar el cambio climático o sea en un barco recorriendo el Mediterráneo. Pero también queremos poder contratar a personas de otros países que quieran producir algo, que quieran contar una historia, sin necesidad de que nosotros tengamos que viajar”, cuenta Tuti.
Eso, dicen, todavía es un sueño, algo pendiente, el lugar hacia el que quieren avanzar.
El viaje
Cuando el año pasado volvieron a activar la idea, pensaron en dejarla apagar. “Después de la pandemia nos costó mucho conseguir apoyo, hubo muchas marcas que se echaron para atrás. Además, por un lado hay mucha demanda de autos eléctricos pero a su vez hay secases en la producción, entonces también era difícil que un auto nos hiciera de sponsor”, dice Oliver.
Martín ya tenía un Tesla y ellos pidieron un préstamo para poder conseguir otro. En el primer auto van a ir Martín, su esposa Ana y sus dos hijos, al menos durante la primera etapa del viaje. En el otro lo harán Tuti, Oliver, los deportistas que participen de la serie y quien, en el camino, quiera sumarse a ayudarlos en la aventura.
Ya saben dónde van a parar o, al menos, dónde tienen puntos para cargar la batería de los autos. Dormirán en hosteles y en hoteles y en casas de conocidos y en lugares que los quieran recibir. Habrá un mapa para poder seguirlos en tiempo real y, en paralelo a la serie documental, irán generando contenido que compartirán a través de redes y de Youtube -algo así como un diario de viaje. A todo lo demás lo irán descubriendo en el camino. También se trata de eso.
Pero ¿por qué lo hacen? ¿Qué significa, para ellos, este proyecto?
“Para mí, aunque suene un poco cliché, es cumplir un sueño. Desde que nos conocemos con Oli, hace ocho años, tenemos el sueño de producir juntos algo que nos guste, algo en lo que realmente creemos, algo que comunique el espíritu de aventura, de cuidar la naturaleza, que dé un mensaje de sustentabilidad”, dice Tuti.
“Estamos buscando asociarnos con alguna empresa como Netflixo Amazon que quieran sumarse a coproducir con nosotros, para que la serie sea de mayor calidad. Pero pase lo que pase, el viaje y la serie van a suceder. Para mí es un salto muy grande en la dirección en la que yo personalmente quiero ir, no solo en la producción de contenidos sino también en alinearme con los valores y el propósito que quiero para mi vida: utilizar las herramientas y habilidades que uno tiene para dejar una influencia positiva”, dice Oliver.
¿Hay vida después del viaje? Sí, para ellos sí: hay una vida que, quizás, empieza después del viaje.