Tres coleccionistas cuentan la historia de la aviación hecha a escala

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Federico Rocha, plastimodelista

PASATIEMPOS

Plastimodelistas relatan cómo se contagiaron de un pasatiempo que busca recrear la realidad al máximo detalle

Pausa de unos segundos. Los tres se demoraron porque la pregunta les resultó difícil. ¿Cómo elegir uno entre todos los aviones que han armado durante décadas? Uno en decenas, uno en cientos, uno en miles. Hasta que Federico nombró al Lockheed Martin F-16 Fighting Falcon, Marcelo optó por un C-130B Hérculesde la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) y Daniel prefirió un MiG-15YUTI.

Cada uno conoce la historia de estos aviones. Los han armado dedicándole muchas horas de su vida. Han investigado cuáles eran sus colores exactos. Los han pegado, lijado, pintado y, finalmente, admirado.

Federico Rocha, Marcelo Cal y Daniel González comparten el mismo pasatiempo: el plastimodelismo. Y, según ellos, esto hace que compartan el mismo don: la paciencia; así como también la misma penuria: la falta de espacio. “Me miran torcido”, dijo uno. “Tengo que pintar en la cocina”, agregó otro. “Donde siga trayendo mucha cosa más mi mujer me echa”, remató el otro.

Pero ninguno abandonará lo que los ha atrapado desde niños. Marcelo, incluso, lo aclararía en el testamento. “Ya dije: lo mío va para el Museo Aeronáutico”.

plastimodelismo
F-14B Tomcat en escala 1/48 marca Hasegawa armado por Federico Rocha. Foto: L. Mainé

Relatos de coleccionistas.

Los tipos de maquetas más populares son las de automóviles, aviones, helicópteros, barcos y blindados.

Las posibilidades de marcas, modelos, escalas y accesorios son casi infinitas y, según el interés de cada coleccionista, requerirán más tiempo y más dinero. Los kits más o menos traen 200 piezas y rondan entre los US$ 15 y US$ 100: luego se le pueden sumar detalles: cabinas, trenes de aterrizaje, ruedas y calcomanías de mejor calidad.

Federico prefiere los aviones de combate estadounidenses o europeos; Marcelo se dedica a los aviones de la FAU y de Estados Unidos; y a Daniel le gustan más los soviéticos. Por ejemplo, el MiG-15YUTI es el modelo que volaba el cosmonauta Yuri Gagarin en el momento de su muerte.

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F-14A Tomcat en escala 1/48 marca Tamiya armado por Federico Rocha. Foto: L. Mainé

Fue Daniel el que hizo este comentario pero representa a todos: “Armo lo que me hace acordar a cuando era niño”.

Los comienzos varían en edad y en contagiadores pero hay similitudes. Federico tenía 6 años. Recuerda el día en el que visitó la casa de un compañero de la escuela. “El padre tenía el living lleno de modelos de aviones a escala. Empecé a preguntar y arranqué. Con unos ahorros compré mis primeros modelos y para los Reyes me regalaron otros. Pero me quedaban un desastre. Todo hecho un engrudo. Los pintaba con los esmaltes de mi abuela”, contó a El País.

Años después se sumó al capítulo uruguayo de la International Plastic Modellers Society (IPMS) donde aprendió técnicas de armado y más tarde fundó con unos amigos el grupo Jolly Rogers Uruguay.

Para suerte de su abuela dejó los esmaltes y empezó a comprar pinturas al agua hechas especialmente para plastimodelismo. Y los colores no son un tema menor. “Busco la fidelidad, el más equivalente a la pintura real del avión”, comentó. ¿Cómo saberlo cuando las fotografías son todas de mala calidad y en blanco y negro? Federico recurre a libros de historia, documentales, foros y todo lo que haya disponible para dar con cada color exacto. No es el mismo gris de un F-14B Tomcat que el de un North American F-100 Super Sabre. “Trato de hacer que se vea tal cual es la realidad”, apuntó.

Marcelo Cal, plastimodelista
C-130B Hércules en escala 1/144 armado por Marcelo Cal. Foto: M. Bonjour

Marcelo armó su primera maqueta a los 12 años: “Era un bombardero Martin B-26 Marauder de la segunda guerra mundial. Me lo regaló mi padrino”. Con los años probó diversas técnicas y estilos (también supo robar esmaltes de uñas en su casa pero hoy pinta con aerógrafo) y llegó a un nivel que él considera que es “bueno” pero debe ser mejor que eso porque varias de sus maquetas pueden ser vistas en el Museo Aeronáutico Coronel Aviador Jaime Meregalli y en el Escuadrón Aéreo Nº 5 de la FAU. Además, vendió algunas maquetas a coleccionistas del exterior y ha sido contactado por fabricantes para que les diseñe las insignias de modelos sudamericanos.

Marcelo Cal, plastimodelista
Marcelo Cal, plastimodelista. Foto: M. Bonjour

“Tengo una maqueta que estoy haciendo desde hace un par de años que es un Hércules de la FAU en escala 1/72 (38,5 centímetros de largo y una envergadura similar). Ya tengo el interior todo hecho. Hasta el helicóptero que lleva. Tengo el cableado, detallecitos, pero sigue en proceso. Me lleva mucha búsqueda de información”, relató.

El armado de un avión (o de cualquier otro vehículo) lleva meses o años. Tanto que Marcelo, al igual que Federico y Daniel, pueden considerarse más “coleccionistas de cajas” que plastimodelistas.

Marcelo Cal, plastimodelista
Hawker Hurricane Mk.I en escala 1/48 armado por Marcelo Cal. Foto: M. Bonjour

“Tengo una vitrina con más de 30 proyectos encaminados, varias maquetas terminadas y unas 400 maquetas para armar. Eso no es nada. Hay gente que tiene más de 2.000 maquetas guardadas”, se rió.

Y ese alguien es Daniel. “Debo tener en tres y cuatro veces más que Marcelo y Federico juntos. No sé cuántos”, dijo mientras recorría con la vista la habitación que usa para trabajar, para armar y para exhibir los aviones y otros vehículos (principalmente autos) finalizados.

Daniel González plastimodelista
Daniel González con parte de su colección de diecast

“Fue básicamente un contagio de mi viejo. Le gustaba mucho todo lo que fuera miniaturas. El primer avión a escala que me regaló fue en 1968 o 1969”, contó a El País.

Daniel no solo es plastimodelista sino que también colecciona piezas de diecast, es decir, modelos ya armados (un ejemplo típico es la línea de autos de Hot Wheels).

Daniel González plastimodelista
MiG-15YUTI armado por Daniel González

La escala con la que se siente más cómodo es la 1/72 (la maqueta es 72 veces más pequeña que el objeto real); Federico y Marcelo optan, en general, por la 1/48. En aviones también existen las escalas 1/24, 1/32 y 1/144. “El tamaño de un 1/72 me gusta porque son chicos y son los que empecé a armar de niño”, señaló.

Federico, Marcelo y Daniel siguen siendo niños ante cada caja que tienen para armar y ante cada avión que logran terminar con sus propias manos.

Aviones de la segunda guerra mundial.

A partir del 12 de octubre, El País pondrá a disposición Aviones de la Segunda Guerra Mundial, una colección inédita de las aeronaves que cambiaron la historia del combate aéreo. Con frecuencia quincenal y con un costo de $ 430 (sin cupón), se pondrán a la venta 15 tomos acompañados de un diecast.

La colección incluye: Supermarine Spitfire Mk Vb (Reino Unido); North American P-51B Mustang (EE.UU.); Handley Page Halifax B.MK III (Reino Unido); Messerschmitt Bf 109F-4 (Alemania); Mitsubishi A6M3 Zero (Japón); Vought F4U-1D Corsair (EE.UU.); Ilyushin I1-4 (URSS); Focke-Wulf Fw 190A-8 (Alemania); Republic P-47D Thunderbolt (EE.UU.); Mitsubishi G4M “BETTY” (Japón); Boeing B29 - Enola Gay (EE.UU.); Dewoitine D.520 (Francia); Junkers Ju 88 A-4 (Alemania); Curtiss P-40B Warhawk (EE.UU.); y Hawker Hurricane Mk IIB (Reino Unido).

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