Udelartitan celeste: así es el primer dinosaurio con cédula uruguaya

Una nueva especie para la ciencia surge de un hallazgo en Paysandú; se trata de un herbívoro de 15 metros de largo

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Recreación artística de Udelartitan celeste
Luis Arellano

Udelartitan celeste es el nombre y el apellido del primer dinosaurio uruguayo. Esta nueva especie para la ciencia esperó pacientemente casi 20 años para ser bautizado (sin contar los 80 millones de años que pasaron desde su existencia) y hoy designa a una bestia herbívora, de cuello largo y de 15 metros de largo que habitaba el que ahora es territorio uruguayo.

En un sitio cercano a Quebracho (departamento de Paysandú) se encontraron más de 100 huesos, tantos que se considera que había más de un animal allí enterrado. Este fue el hallazgo de dinosaurios más importante en la historia de la paleontología uruguaya.

El extranjero que lea su presentación en la revista Cretaceous Research no le encontrará mucho sentido pero sí lo hará aquel uruguayo que reconocerá los dos componentes: “Udelar” por la Universidad de la República, el centro de estudios e investigación de los paleontólogos Matías Soto, Felipe Montenegro y Daniel Perea, y “celeste” por el color que identifica a todos los uruguayos en el mundo. “Manejamos la posibilidad de llamarlo celestesaurus pero queríamos homenajear a la institución donde nos formamos y dejamos ‘celeste’ para dedicárselo a todos nosotros, no solo a la selección de fútbol”, apuntó Soto. Y añadió: “Queríamos usar algo bien uruguayo”. Para que no queden dudas –o, por lo menos, para que el extranjero indague, aparece un tamborilero y una vedette –“es Rosa Luna”, aclaró el paleontólogo– para comparar el tamaño entre humanos y animal.

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¿Y por qué es “titán”?

De aquella centena de huesos, uno se destacó del resto. Era una vértebra biconvexa –lo frecuente es encontrar vértebras que son cóncavas por delante y convexas por detrás– lo que colocaba a este saurópodo en un selecto grupo de titanosaurios que se apropiaron del sufijo de las deidades gigantescas griegas que gobernaban el mundo al principio de la creación.

Los titanosaurios fueron los animales herbívoros más abundantes y diversificados del Cretácico (se han descrito más de 80 especies en este siglo) en Sudamérica, India y Madagascar –también se encontró alguno en Estados Unidos– y que variaban de tamaño: los había desde el tamaño de un elefante (el Magyarosaurus, de seis metros) hasta de tres ómnibus en fila (como el Argentinosaurus y el Patagotitan, los animales terrestres más grandes de todos los tiempos).

Estos, al igual que Udelartitan celeste, eran cuadrúpedos y comían hojas de los árboles más altos; para hacerlo, se paraban sobre sus musculosas patas traseras. No tenían garras en las manos pero sí en los pies. La cola les servía para erguirse y para defenderse y muchos de ellos tenían el lomo cubierto de placas de hueso (llamadas osteodermos) que les servían como escudo.

El uruguayo se coloca a media tabla con sus 15 metros de largo. Este cálculo es posible gracias a que se encontraron vértebras de todas las porciones de la cola –tres, las de adelante, encajan a la perfección; la primera es la biconvexa– así como también huesos de la tibia, fíbula (lo que en humanos es el peroné), astrágalo (el hueso principal del tobillo) y metatarsales (huesos de la planta del pie) que presentan características anatómicas únicas. Además, del sitio se extrajo un hueso de la cintura escapular, es decir, donde los brazos se unen al tronco, llamado coracoides. “Creemos que la mayoría de los huesos pertenecieron a un individuo; y hay otros que corresponderían a uno más joven”, explicó Soto.

Es más, el yacimiento resultó tan abundante que hasta tenía cáscaras de huevo rotas cerca de los fósiles, siendo esta la primera vez que se dio esta combinación.

El Udelartitan celeste se ganó su nombre al comprobarse que los huesos encontrados son diferentes a los que fueron identificados en los titanosaurios a los que en principio parecía más próximo por contar también con la vértebra biconvexa: el Alamosaurus sanjuanensis –uno de los pocos titanosaurios norteamericanos–, el Pellegrinisaurus –de Argentina– y el Baurutitan britoi –descrito en Brasil–.

El recién bautizado es el segundo taxón de saurópodo –los dinosaurios de cuello largo– reconocido en Uruguay. En 2021 una vértebra hallada en Río Negro permitió identificar al Aeolosaurus que, hasta entonces, solo había sido encontrado en Argentina, pero no se pudo establecer por completo el parentesco con la especie específica. Udelartitan celeste en cambio, es, por ahora, único.

La lista de dinosaurios que habitaron el terreno de Uruguay se completa con los dos terópodos (carnívoros bípedos) de Tacuarembó, Ceratosaurus y Torvosaurus, también con presencia en la región. El primero era un reptil con un cuerno característico en la nariz que alcanzaba entre los seis y siete metros de largo. El segundo era una bestia de entre 10 y 12 metros de largo. Ambos convivieron hace 150 millones de años, a finales del período jurásico.

Otros fósiles esperan por su nombre son los saurópodos titanosaurios de Florida.

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