Un viaje a Isla Zapallo: tesoros naturales del río Uruguay

Nuevas especies para el país se descubren en este pequeño rincón frente a Artigas; buscan que se incluya en área protegida

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Rincón de Franquía
Facundo Sagasti

Por María de los Ángeles Orfila

Andrés González se frotó los ojos porque todavía estaba un poco adormilado por la siesta. Lo que estaba viendo lo sorprendió: un árbol, bastante alto, que no conocía. Y Andrés sabe mucho –es ingeniero agrónomo y forestal y especialista en identificación de la flora de Uruguay–. Lo que había encontrado era un ejemplar de Machaerium paraguariense o “canela do brejo” como le llaman en Brasil, una especie que nunca había sido identificada en el país.

Pero la historia no termina acá. Se adentró en el monte y lo que descubrió lo despertó aún más: una planta que se creía extinta para Uruguay, la Spathicarpa hastifolia. Estos dos ejemplos no son las únicas sorpresas que le ha dado la pequeña Isla Zapallo a este experto.

Esta isla, a la que se accede navegando desde Colonia Palma, en el departamento de Artigas, es un verdadero relicto de flora y fauna nativas por lo que se impulsa su incorporación al área protegida de Rincón de Franquía.

También es un ejemplo de lo que se perdió con la construcción de la represa de Salto Grande cuando unas 17 islas e islotes cercanos quedaron bajo agua. De alguna forma, décadas después, la naturaleza que quedó sumergida encontró el camino hacia la superficie.

Más de 15 islas e islotes sumergidos

La construcción de la represa de Salto Grande implicó la inundación de varias islas e islotes de jurisdicción uruguaya en el curso medio del río Uruguay. Por estas obras desaparecieron bajo el agua las islas

Guaviyú, del Tigre (en las proximidades del arroyo Tigre), del Paredón, de las Vacas, Gaspar, Yacuy, Belén, del Ceibal, Herrera,

Verdún e islote adyacente, de Francia, Redonda e islotes adyacentes, islotes del Naufragio, Salto Grande, de los Lobos, del Medio (una isla y cuatro islotes) y de Abajo (una isla y dos islotes). “La mayoría eran pequeñas en superficie. Algunas de ellas, como la isla Gaspar y la isla Belén, quedaban frente a pueblitos que también quedaron bajo el agua. Eran las más grandes y las más diversas de la parte sur” del tramo del río, dijo Andrés González, ingeniero agrónomo, forestal y especialista en identificación de la flora de Uruguay.

La obra civil incluye una represa de 69 metros de altura desde su fundación y 39 metros sobre el nivel del río que forma un lago-embalse de 78.300 hectáreas, dos salas de máquinas interconectadas, y un puente internacional, vial y ferroviario.

Lo nuevo.

González ha recorrido la Isla Zapallo varias veces en coordinación con GruPAma, la ONG de vecinos que cogestiona Rincón de Franquía. El objetivo es relevar su biodiversidad para que esta y otras islas de este tramo del curso del río Uruguay sean incluidas en el área protegida y se evite su degradación.

“Son un lugar bastante inhóspito pero cualquiera que tenga una lancha, sea pescador o cazador, puede ir talar y dejar basura”, señaló González. GruPAma, por ejemplo, realiza tareas de limpieza.

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Machaerium paraguariense o “canela do brejo”
Andrés González

Respecto a lo primero, hay evidencia de que hay tala ilegal. Ha registrado el corte de al menos tres ibirapitás (Peltophorum dubium) de más de 200 años de antigüedad. “Tendrían unos 20 metros de altura y más de un metro y medio de diámetro”, describió.

Pero hablemos de las buenas nuevas. Al hallazgo del Machaerium paraguariense se sumó otro que lo conmovió más: el del Spathicarpa hastifolia, una especie similar al lirio de la paz o a la cala blanca.

“Fue bastante emocionante volver a encontrarla porque ya se la daba por prácticamente extinta”, apuntó. Había sido vista en 1905 en isla Gaspar –una de las inundadas– y solo perduraba en muestras conservadas en herbarios.

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Spathicarpa hastifolia
Andrés González

En otros viajes, además, halló más especies nuevas para el país: Aspidogyne kuczynskii (una orquídea que a veces le llaman “joya” por el color de sus hojas), la herbácea Peperomia barbarana, además de arbustos “que solo crecen en esta isla”, explicó a El País.

¿Y por qué sucede esto en Isla Zapallo? Por estar en el lugar correcto. “El río Uruguay es un gran curso por donde bajan semillas y frutos de Brasil y Argentina. Bajan con las grandes corrientes e inundaciones y lo primero que encuentran es esa isla. Muchas prosperan y crecen”, dijo a El País. No obstante, señaló un hecho llamativo. No se ha encontrado lo mismo en los bosques de la costa. “Hay bosques incipientes; recién están formándose luego de la inundación por la construcción de la represa de Salto Grande”, contó.

Antes de que se creara el embalse se hicieron varios relevamientos de flora y fauna así que se sabe exactamente qué es lo que se perdió por la obra civil. Spathicarpa hastifolia salió ahora de la lista pero, por ejemplo, árboles como Eugenia hyemalis y Eugenia pyriformis, “parientes de nuestra pitanga”, nunca volvieron a aparecer.

“El sete capotes (Campomanesia guazumifolia) es otra especie mencionada por antiguos botánicos para Artigas y que no se ha vuelto a encontrar. Pero en ese caso no sabemos si era propiamente de lasislas del río Uruguay o de los bosques del río Cuareim”, agregó González.

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Observación de aves en Rincón de Franquía
Por un corredor biológico trinacional

“Siempre tuvimos la idea de que las islas al sur de Bella Unión también se integraran al área protegida”, dijo Daniel Macías, integrante de GruPAma, la ONG de vecinos que cogestiona Rincón de Franquía. Pero la ambición del grupo va más allá de Isla Zapallo y aledañas: crear un corredor biológico trinacional que integre el Parque do Espinilho en Brasil, la desembocadura del río Miriñay en Argentina, las islas en el río Uruguay y Rincón de Franquía.

El Parque Estadual Do Espinilho se ubica en la otra margen del río Cuareim, cercano a su desembocadura y se inserta en un contexto de elevada naturalidad, donde se entrelazan áreas de bosque parque de algarrobos y ñandubay, con zonas de pastizal y humedales asociados al río Cuareim chico. En Argentina, el Campo General Ávalos con una superficie de 49.000 hectáreas, propiedad del Ministerio de Defensa, rodea la desembocadura del río Miriñay, curso de agua que desciende desde los Esteros del Iberá atravesando un paisaje de cuchillas de pastizales y montes de ñandubay. Existe un proyecto en curso para convertir, al menos parte de esta área, en una zona de protección ambiental. Con esta iniciativa se trata de lograr una mayor y más eficiente protección de la biodiversidad.

La Triple Frontera de Argentina, Brasil y Uruguay se destaca por una abundante biodiversidad en aves, donde se citan más de 220 especies, lo cual ha llevado a Birdlife International y Aves Uruguay a declararla Área de Importancia

para la Conservación de Aves. También se encuentran ejemplares de flora que han llegado desde la selva misionera a través del corredor del río Uruguay y no se ven al sur de esta zona. Por otra parte, no existe la invasión de especies exóticas como se registra en otras áreas de alto valor natural (por ej. Parque Nacional del Palmar en Argentina o Parque Nacional Esteros de Farrapos en Uruguay). A este mérito ecológico se suma el valor paisajístico de la zona, dado por los ríos, las islas, los montes ribereños, montes “parque”, los arenales de las islas y los atardeceres en el río. Macías indicó a El País que hay interés de las tres partes en avanzar en esta idea.

La fauna.

Otro valor natural de Isla Zapallo y de aledañas es su fauna. Se han registrado al menos 16 especies de murciélagos en la zona, lo que la convierte en una de las áreas con mayor diversidad de estos mamíferos en el país. De las especies presentes, una ha sido catalogada en peligro crítico (Platyrrhinus lineatus), dos como vulnerables (Eumops patagonicus y Molossus rufus) y una casi amenazada (Sturnira lilium).

También es el hábitat de más de 200 especies de aves, de las cuales, una cuarta parte es considerada “poco común” o “rara”.

Este rincón del país, cerca de las fronteras con Argentina y Brasil, conforma Rincón de Franquía, un área protegida que contiene la única porción de bosque ribereño del río Uruguay al norte de la represa de Salto Grande no afectado por su embalse y algunas especies arbóreas propias de la selva paranaense.

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