Una epidemia oculta: la falta de vitamina D y yodo

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Falta de vitamina D y de yodo. Foto: archivo

SALUD

Especialista uruguayo advierte sobre los bajos niveles de vitamina D y de yodo en gran parte de la población, un problema que viene en aumento.

Desde hace un tiempo hay un tema que preocupa a los médicos: baja presencia de vitamina D en personas aparentemente sanas.

“Anteriormente la vitamina D baja y la osteoporosis eran más una enfermedad de la mujer que del hombre y más de la mujer adulta que de la mujer joven. Sin embargo, con el estudio de la vitamina D se vio que el problema no escapa a un porcentaje muy alto en la gente mucho más joven”, señaló a El País el profesor de Clínica Médica e integrante de la Academia Nacional de Medicina, Carlos Salveraglio.

El tema comenzó a llamar más la atención hace unos años, cuando los endocrinólogos empezaron a pedir el examen de vitamina D en sangre y aparecieron cifras preocupantes.

Pero, ¿para qué sirve la vitamina D? De lo que nunca hubo dudas es que favorece la absorción y fijación de calcio para hacer el hueso más duro y mucho más resistente a todos los traumatismos.

“En los últimos años se empezó a hablar de otras acciones, como ser que mejora la inmunidad. Por ejemplo, hay trabajos que dicen que quienes enfermaron de covid-19 y tenían la vitamina D normal tuvieron una evolución más benigna que los que la tenían baja, y que la vitamina D baja favorecía las formas más graves de covid”, detalló Salveraglio.

También se menciona su incidencia en la defensa contra el cáncer, la diabetes y enfermedades cardiovasculares y respiratorias. “Todo eso que es extra genético aún está por demostrarse, pero son inquietudes que han ido apareciendo”, apuntó el especialista.

El problema de las fracturas.

La pérdida de firmeza del hueso favorece las fracturas. El doctor Salveraglio indicó que hay tres fracturas que se registran con mucha frecuencia cuando la vitamina D está baja.

La primera es la fractura de cadera. “Es una patología realmente triste porque es brusca, cuesta en salud, cuesta en dinero y cuesta en calidad de vida”, apuntó el especialista.

Después de los 50 años el riesgo de fractura de cadera se duplica cada 5-7 años. Solo menos de la tercera parte de los fracturados de cadera se recupera sin secuelas importantes, un tercio sobrevive con secuelas que afectan seriamente su calidad de vida y el resto fallece en el primer año tras la fractura. El 75% de los fracturados es del sexo femenino.

“En nuestro país por suerte la cirugía de cadera se utiliza bastante precozmente y el resultado depende mucho de cuánto antes se haga la intervención”, remarcó Salveraglio, quien destacó los altos costos que conlleva para el sistema de salud y para la calidad de vida del paciente tratar esta fractura.

La segunda fractura más frecuente es la de brazo. “La gente se cae, pone el brazo para protegerse de la caída y se fractura. No es tan severa; con un yeso y cirugía en tres o cuatro semanas la persona mejora y la mayoría queda bien, por eso no se habla tanto de ella”, explicó el profesional.

La tercera fractura es la de la columna vertebral. “Los cuerpos vertebrales, al perder la resistencia y la fuerza, se empiezan a achatar. Las personas se encorvan hacia adelante o pierden estatura. Muchas veces son fracturas asintomáticas, pero a veces dan mucho dolor, un dolor difícil de controlar”, señaló Salveraglio.

En busca de soluciones.

Como antes no se medía tanto el nivel de vitamina D la prevención que se hacía para contrarrestar su baja era muy poca.

Salveraglio contó que en algunos países hace un tiempo se comenzó a agregar vitamina D en los productos lácteos.

“Los resultados no son tan espectaculares porque algunos dicen que la gente mayor no toma mucha leche ni consume derivados de la leche en la cantidad suficiente como para reponer la vitamina D. Ayuda, pero no parece la solución”, dijo el especialista.

Cuando se detecta el déficit lo que se hace es indicar un tratamiento con vitamina D vía oral.

“Las dosis son variables, a veces por tiempo indefinido. No es una cuestión que se corrige; además normalizar demora mucho, a veces toda la vida”, indicó.

El médico advirtió que hay que tener mucho cuidado con sumar medicamentos a un paciente porque por lo general pasa que cuanto más pastillas tiene que tomar una persona, más probabilidades hay de que se saltee alguna. “Esas cosas parecen una pavada, pero no son tan pavada”, apuntó.

Para Salveraglio lo que se debería hacer ante este elevado número de personas con baja vitamina D, que califica como una “epidemia oculta”, es nombrar una comisión de expertos para que analice lo que debería hacer el Uruguay.

“Hay que llamar la atención sobre la importancia del tema y que el país lo estudie y, si es posible, aplique las medidas de corrección necesarias”, recomendó.

La falta de yodo: otro problema importante.

Otra de las carencias que el doctor Carlos Salveraglio define como una “epidemia oculta” es la falta de yodo.

El yodo es esencial para la síntesis de la hormona tiroidea por la glándula tiroides. Su deficiencia es la causa del bocio endémico, pero el impacto más importante es el retardo mental y el daño cerebral. Se considera que la yodación de la sal es la estrategia más efectiva, de más bajo costo y de más fácil implementación, siendo indispensable contar con sistema de vigilancia y monitoreo regulares para garantizar una ingesta diaria de yodo.

En Uruguay la yodación de la sal está prevista por ley, el problema que se plantea en los últimos años es que muchos médicos, especialmente los cardiólogos, hacen campaña para disminuir la ingesta de sal. Una solución que se planteó fue aumentar la dosis de yodo en la sal de manera que con menos consumo se obtuviera la cantidad requerida, pero eso terminó por provocar exceso de yodo en la población porque no todos reducen el consumo de sal.

Entonces hubo que dar marcha atrás. Por el momento el tema no tiene solución, por lo que Salveraglio recomienda estar atentos y considerar cada caso en particular.

El sol: bueno para la vitamina D, malo para el cáncer.

Son muchos los especialistas que sostienen que exponerse al sol favorece el nivel de vitamina D que necesita el ser humano. Pero también son muchos los que no confirman esa afirmación teniendo en cuenta que en poblaciones muy expuestas al sol -caso de la uruguaya- también se registran bajos niveles de esta vitamina en mucha cantidad de habitantes.

Si bien bastaría con tomar sol unos 10 o 15 minutos al mediodía, la recomendación choca con las indicaciones de los dermatólogos, que prohiben esta práctica por favorecer el desarrollo de cáncer de piel. Aparece entonces un conflicto entre especialistas en el que el paciente queda en el medio. Salveraglio considera que es un problema de salud pública que debe de estar sobre la mesa.

La historia del yodo en la sal uruguaya.

En Uruguay, en 1953 el Dr. García Capurro, Ministro de Salud Pública, creó una Comisión Honoraria para estudiar en el país la presencia de bocio y otras enfermedades por carencia de yodo.

Se encontró que el bocio endémico afectaba al 30% de los jóvenes en el norte del país, con porcentaje decreciente hacia el sur. Se determinó que su causa era la carencia de yodo en la alimentación y se redactó y promovió la ley de profilaxis que hizo obligatorio el agregado de yodo en una parte en 30.000 de sal, contando con la colaboración de toda la industria salinera.

Uruguay fue el primer país de América que logró erradicar el bocio endémico y otras afecciones por carencia de yodo. Muchos años más tarde se aprobó la yodación universal de la sal en América. La Comisión fue presidida por los profesores Cerviño, Salveraglio (padre de Carlos) y Maggiolo sucesivamente.

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