CULTURA

Variedad de piezas y documentos de Juana de Ibarbourou, Juan Manuel Blanes, Pedro Figari y José Luis Zorrilla de San Martín podrán ser disfrutados en distintos museos de Uruguay gracias a la compra que hizo el Estado uruguayo en la subasta Platería criolla, militaria y documentos históricos.

El remate se celebró el pasado 12 de diciembre en Zorrilla Subastas, cuyos responsables habían expresado el deseo de que algo de lo mucho que se subastaba pudiera quedar en manos del Estado dado su gran valor histórico.

Y así fue. Según informó a El País William Rey Ashfield, director general de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, el Estado compró seis piezas de Zorrilla de San Martín que consisten en dibujos de los últimos charrúas realizados por el artista en el Museo del Hombre, en París, en tiempos de su estadía en Francia.

También adquirió un bronce, que es una cabeza de Vaimaca Pirú, una pieza bastante única porque no se le conoce yeso. “Es muy interesante, propia de la época en la que Zorrilla tenía una influencia importante de su maestro francés, Antoine Bourdelle”, explicó Rey.

De Juan Manuel Blanes se compró un conjunto de documentos que incluye un extenso seguimiento de su testamento y varios detalles sobre sus cuadros. Entre estos últimos destaca la correspondencia entre el pintor y las autoridades argentinas que lo contrataron para realizar la obra El General Roca ante el Congreso Nacional.

De Figari y De Ibarbourou se adquirió documentación. Del primero se compraron algunos folletos publicados en el extranjero sobre exposiciones suyas y fotografías. De la segunda Rey aclaró que no se pujó por ninguno de los bienes, entre los que había una trenza, una pulsera y una chaqueta, sino que se fue por algunas de las primeras ediciones de sus libros, autografiadas por la escritora para su ahijada Socorrito Villegas.

El Estado también se hizo de un escudo realizado en hilo de seda. “La Comisión está interesada en iniciar la catalogación de escudos del país, escudos que en la mayoría de los casos hacían mujeres. A veces tenían carácter nacional, otras veces de tipo partidario”, detalló Rey.

En cuanto al destino de las piezas, en principio lo de Juana de Ibarbourou iría a la Biblioteca Nacional, lo de Figari al Museo Figari y lo de Blanes al Archivo General de la Nación, que es donde está la mayor documentación del pintor.

En lo que respecta a las piezas de Zorrilla, aún no se definió si se destinarán al Museo Antropológico o directamente al Museo Zorrilla.

La Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación tiene a su cargo la compra de bienes a través de un beneficio que está en la ley 14.040. El artículo 16 le permite presentarse en los remates y subastas y quedarse con la última oferta. Es decir, si varios particulares pugnan por un bien, el Estado puede comprarlo por el valor con que se bajó el martillo.

Según Rey, hace muchos años esa situación molestaba mucho a la persona que ganaba la puja; “se armaban bastantes enojos”, dijo. Pero con el correr del tiempo la cosa fue cambiando y actualmente lo aprueban y hasta aplauden. “La gente empezó a entender que es importante que el Estado compre, hay un cambio de percepción en este sentido”, destacó.

El director va en persona a las subastas y las presencia hasta el último lote que le interesa. “Lo que el Estado va a comprar, en lo previo no puede saberlo nadie”, explicó.

Agregó que “los intereses a veces están marcados por instituciones del Estado, otras por particulares o por investigadores y a veces por organizaciones no gubernamentales que se interesan muy particularmente por determinados bienes. El director de un museo o el director de Biblioteca Nacional muchas veces nos plantean el interés por comprar determinadas piezas, ya sea que salen a subasta o que vende un particular”.

Para lo que resta del año, en que ya no hay más subastas, se están intentando compras de archivos particulares. Algunas están en negociación, otras ya se concretaron. Dentro de estas últimas mencionó el archivo completo del escritor, poeta y dramaturgo Víctor Pérez Petit, que tiene como destino la Biblioteca Nacional.

Rey destacó que el Estado se está empezando a preocupar por la compra de bienes culturales y por que esos bienes se expongan al público. “Sabemos que hay bienes que tienen más chance de irse del país y en ese sentido hemos tenido una actitud bastante protagónica para poder salvarlos, ya que se corre el riesgo de que se vayan a universidades en Estados Unidos o institutos de investigación que son muy poderosos en la compra de este material” concluyó.