CIENCIA
El oncólogo Osvaldo Arén contribuyó a elevar la sobrevida de los pacientes a cinco años luego de administrarles inmunoterapia
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Osvaldo Arén decidió jubilarse luego de 30 años como oncólogo e investigador clínico. Y ahora, que cambió la dirección del centro de investigación Bradford Hill en Santiago de Chile por vivir en Punta del Este, lo hace con la tranquilidad de que ha contribuido a un legado: un tratamiento que le da cinco años de sobrevida a los pacientes con cáncer de pulmón.
El uruguayo es uno de los investigadores de un estudio recientemente publicado en la revista Journal of Clinical Oncology que demuestra que la inmunoterapia multiplica por cinco la supervivencia de los pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas metastásico previamente tratado con quimioterapia. “Para los que trabajamos en cáncer de pulmón, estos son los mejores resultados que hemos tenido. No se habían visto nunca. Son realmente sorprendentes”, dijo a El País el oncólogo médico, uno de los principales participantes latinoamericanos en los trabajos que condujeron a la aprobación de la inmunoterapia.
El estudio incluyó a 854 pacientes; de estos, 427 recibieron inmunoterapia. Cinco años después, la sobrevida global es del 13,4%; mientras que para los que recibieron quimioterapia es del 2,6%. Uno de cada tres pacientes que respondieron al tratamiento de inmunoterapia sigue con vida luego de cinco años (32,2%).“Se podría decir que son números bajos pero para un paciente con cáncer de pulmón metastásico era anecdótico llegar a cinco años”, apuntó. En comparación, Arén no dudó: “Este dato nos abre una posibilidad de mejorarlo a futuro en pacientes sin tratamiento previo”.
La inmunoterapia es una estrategia terapéutica que en la última década se ha considerado “revolucionaria” en el tratamiento oncológico. Arén ha estado involucrado desde el principio. Ha sido partícipe de las investigaciones que culminaron con la aprobación por las agencias regulatorias de los fármacos Nivolumab, Atezolizumab, Pembrolizumab, Avelumab y Cemiplimab para varias indicaciones. Fue el Nivolumab el utilizado para los pacientes con cáncer de pulmón con metástasis en este estudio.
El cuerpo humano tiene sus propios mecanismos para defenderse de las agresiones, desde cuadros infecciosos hasta un cáncer. Este último encuentra la forma de evadir el sistema de defensa: “Lo bloquea, le pone frenos y, así, las células tumorales consiguen proliferar”. Los tumores tienen la capacidad de inhibir las respuestas inmunitarias a través de unos receptores que son supresores.
El Nivolumab es un inhibidor del receptor llamado PD-L1. Su trabajo consiste en desinhibir el linfocito, activarlo y hacer que cumpla su función para que el tumor sea destruido.
“Nosotros no podemos decirle a los pacientes todavía que ‘esto ya pasó’; lo que podemos decir es que la enfermedad estuvo controlada cinco años. Para hablar de curación todavía falta tiempo (seguimiento) porque son los primeros resultados”, señaló.
El médico recordó que el cáncer de pulmón ha sido siempre “la oveja negra de la familia”: es el cáncer con mayor mortalidad en el mundo y que tenía una sobrevida “muy estancada” desde la década del 2000. De acuerdo con cifras del MSP de 2020, se diagnostica un promedio anual de 1.092 casos nuevos en hombres, falleciendo 1.000 cada año; mientras que en las mujeres la cifra promedio anual es de 399 casos y 343 fallecimientos. “No hay familia ni conocido que no tenga un familiar con cáncer de pulmón.
Cuando la situación es avanzada, la verdad es que las terapias que teníamos hasta ahora daban muy pocas esperanzas de vivir mucho tiempo. Esto abre una posibilidad de utilizar la inmunoterapia en etapas más precoces”, comentó Arén.
La inmunoterapia, no obstante, tiene todavía ciertas limitaciones. Una de ellas es que, hasta ahora, entre el 30% y el 50% de los pacientes responden a los tratamientos, por lo que la “resistencia primaria” se considera alta. La inmunoterapia, además presenta eventos adversos inmuno relacionados.
“El 10% de los pacientes que presentan estos eventos adversos tiene que discontinuar el tratamiento porque los mismos son graves; la mortalidad es bajísima pero no podemos poner en juego su vida nuevamente exponiéndolos a la inmunoterapia”, explicó el médico. Y añadió: “Son tratamientos que hay que saber manejarlos, cada vez estamos aprendiendo más de ellos y mejorando como se toleran los eventos adversos. El cuadro se completa con que es un tratamiento costoso: alrededor de USD $100.000 durante un año por un paciente dependiendo de cada país; aunque Arén considera que el costo va a bajar en poco tiempo.
“Creo que el balance es totalmente positivo. Tú tenés una terrible enfermedad que sin tratamiento te va a llevar a la muerte en pocos meses y tenés la posibilidad de un tratamiento por el que podés ser un largo superviviente con una calidad de vida muy buena”, reflexionó.