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Luis Orsi es vidente y ha trabajado en casos emblemáticos.
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Luis Orsi supo que tenía un don cuando a los 8 años le dijo a su compañero de banco cómo moriría su madre. Hoy lamenta habérselo comentado porque hizo que el niño se alejara de él. “Le dije que su madre iba a ser atropellada por un ómnibus”, contó el vidente en una entrevista con El País.
Pocos días después, su compañero de clase comenzó a faltar. La maestra no decía nada, hasta que tras quince días, decidió contarle a sus alumnos que la razón de la ausencia del niño se debía a que su madre había muerto atropellada por un ómnibus.
“Cuando escuché esas palabras quedé helado”, dijo. El niño regresó a clase, le contó a la maestra lo que Orsi había dicho, y pidió para cambiarse de lugar.
Orsi se sentía diferente desde chico. A los 5 años comenzó a ver el aura de las personas y le preguntaba a su hermano si él también la veía, pero él le decía que no. En los recreos se sentaba en un banco y empezaba a ver los campos aurales de sus compañeros. Llegó a ver que una compañera se quebraría al caer por la escalera y sucedió un tiempo después.
En ese entonces, tenía miedo de contárselo a su madre porque pensaba que lo iban a internar en un psiquiátrico. Mantuvo el secreto de su don hasta la adolescencia cuando un día le contó a su madre con lujo de detalle cómo se había caído cuando estaba embarazada de 8 meses y lo llevaba a él en su vientre. “Era algo que nunca me había contado. Le dije qué había sucedido, cuándo había ocurrido y en qué hospital había terminado tras esa caída. También le conté detalles de la ambulancia. No lo podía creer”, recuerda.
A partir de allí, comenzó a recibir a sus amigos y a los padres de ellos; pero su madre quería que estudiara.
Comenzó la carrera de ingeniería mecánica naval y tras recibirse estuvo casi dos años embarcado en una plataforma de perforaciones, hasta que le ofrecieron irse al Líbano a trabajar y se negó. “Cuando dejé ese trabajo, sin decirle nada a mi madre, comencé a dedicarme a esto”, narró.
Le empezó a pedir a sus amigos que contaran las experiencias que habían tenido tras haber sido analizado por el vidente y a partir de allí comenzó a consultarlo cada vez más gente.
Solicitado.
Todos los días le llegan en promedio unos 100 mails de todas partes del mundo y tiene 9.600 sin leer. Antes tenía cinco cuentas distintas pero debió cerrarlas porque no le daba para leerlos todos. Según cuenta, la mayoría de los pedidos son por pistas de personas desaparecidas.
A lo largo de su carrera ha trabajado con varios casos emblemáticos, tanto locales como internacionales. Ha colaborado también con el Ministerio del Interior y ha recibido por ello varios reconocimientos por su labor, que tiene enmarcados “como si hubiera ganado un Oscar”.
Orsi colaboró en el emblemático caso de Natalia Martínez, la joven que desapareció en enero de 2007 en Piriápolis y fue hallada asesinada casi un mes después en Laguna del Sauce, a 21 kilómetros de donde se la vio por última vez.
“En ese entonces estaba en Venezuela y me mandaron una foto de ella. A partir de eso le mandé un montón de datos y cosas que ameritó a que me mandaran el pasaje y me trajeran a Uruguay. Ni bien aterricé en el Aeropuerto me llevaron a la comisaría de Piriápolis. Me presentan con los comisarios a cargo y cuando quedé a solas con ellos le dije que yo iba a buscar un cuerpo, porque sabía que Natalia estaba sin vida”, recuerda el vidente.
Un policía de particular lo acompañaba a donde sea que fuera así como también un amigo muy cercano a la familia Martínez, que era quien se había hecho cargo de los gastos del pasaje y estadía de Orsi.
“Arrancaba a las 8:30 de la mañana y hasta las 11:00 no paraba. El viernes, un día antes de que encontraran el cuerpo, terminamos la búsqueda de noche, porque ya no se veía más nada, y al otro día que la encontraron yo había decidido descansar porque llevaba 20 días durmiendo solo 4 horas. De igual forma, en una declaración que le di a la Policía antes de que la encontraran les dije que Natalia no estaba enterrada ni sepultada, solo tapada por unas hojas y al lado de su cuerpo había un lago. De hecho hay una foto de la época que salió en El País donde yo estoy apuntando con la lapicera la zona donde fue hallada”, contó.
Recuerda también haberle dicho a la familia de Natalia, unos 6 meses antes de que ocurriera, que el padre se suicidaría. “El “Toto” Da Silveira está de testigo. Me encontré poco tiempo después con él en Venezuela, fue a varias consultas conmigo, y hablamos sobre el caso. Le comenté lo que había visto y cuando ocurrió, el Toto me mandó un mail. No lo podía creer”, dijo. Hoy por hoy, cuenta, continúa atendiendo a la familia de Natalia.
Trabajó también con la desaparición del submarino argentino ARA San Juan y con el caso del niño español Julen que falleció tras caer en un pozo.
Pero también trata casos menos mediáticos. “La gente me consulta por todos los temas: por un problema de salud, por negocios (si invierten o no invierten), por trabajo, entre otros temas. Es variado”, asegura.
Hoy, dice, puede lidiar con toda la información porque aprendió a “desconectarse”, pero antes pensó que se volvía loco.
En el caso del submarino argentino ARA San Juan, fue un periodista el que contactó a Orsi. “Me mandó una foto y me preguntó si podía decirle algo de lo que había pasado. Tres días después de ocurrido el hecho le dije que los tripulantes habían fallecido y a la semana seguí trabajando con la foto y le mandé todo el detalle de cómo había sucedido: que el submarino no estaba para navegar, que estaba mal arreglado y que se produjo un recalentamiento en la zona de las baterías lo que provocó la primera explosión que los deja sin energía. Luego hay otra explosión por compresión y ahí comenzó a entrar agua”, contó el vidente. Dice que su visión está respaldada por una escribana que verificó la fecha y hora del intercambio de mails.
En el caso del niño español Julen, Orsi contó que quien lo contactó fue una mujer. “Nunca supe si era familiar o no. Me mandó una foto y le dije 24 horas después, cuando ellos pensaban que se había perdido, que había caído en el pozo y que lamentablemente estaba sin vida. En ese momento se tenía la sospecha de que podía haber caído, pero no se sabía nada, ni siquiera la profundidad del pozo. También preví que los trabajaos para sacarlo iban a ser complicados; demoraron 13 días”, contó.
En cuanto a Juan Francisco Terra, el hombre de 72 años que está desaparecido desde hace más de 15 días en el departamento de Cerro Largo, el vidente sostiene, tras ver fotos, que está sin vida.
“Uno de los casos que más recuerdo es el de una señora que tenía cáncer en el seno izquierdo, pulmón izquierdo y columna. Era cáncer maligno. Le habían dado un mes y medio de vida. Ella me dijo que quería vivir un mes y medio más para poder ver el nacimiento de su nieto, y que luego de eso se podía ir tranquila. Y yo le dije: si tú hacés lo que yo te diga vas a vivir años, no meses. Terminó viviendo 16 años más. En un año se recuperó. Este caso me llevó 9 horas por día por dos meses. Recuerdo que canal 12 cubrió esa noticia. Son cosas que pasan esa barrera de lo racional”, dice.
La muerte del niño español de dos años conmovió a España y al mundo. Cayó dentro de un pozo de casi 70 metros de profundidad. El operativo para recuperar el cuerpo demandó 13 días y trabajaron unas 300 personas.
La joven, en ese entonces de 19 años, desapareció a la salida de un boliche en Piriápolis. Su cuerpo apareció 23 días después en un descampado; el homicida fue encontrado tres años después.
El submarino argentino se hundió y todos los tripulantes fallecieron. Luego de un año de ocurrido el hecho se supo qué era lo que había sucedido debajo del mar y la razón que llevó a la tragedia.