Un medicamento puede lograr llegar a viejos con más calidad de vida y sin tanta enfermedad.
Si le dieran a elegir, la mayoría de la gente optaría por una vida larga y saludable. Pocos se deleitan en la idea de pasar años, incluso décadas, incapacitados por enfermedades, dependiendo de cuidadores e incapaces de gozar de la gente, lugares y actividades que hacen que valga la pena vivir la vida.
Actualmente, un grupo de expertos en envejecimiento concibe una ruta para lograrlo: uno o más fármacos que pueden desacelerar el paso del envejecimiento y el desarrollo de males costosos, debilitantes y crónicos que típicamente lo acompañan.
Si tiene éxito, su enfoque no solo volvería realidad una longevidad saludable para mucha más gente, sino que también podría ahorrar dinero. Reducir 20% la velocidad con que envejece la gente ahorraría 7 mil millones de dólares en el siguiente medio siglo, solo en Estados Unidos.
"El envejecimiento es, por lejos, el mejor pronosticador de si la gente desarrollará o no una enfermedad crónica como enfermedad de corazón, embolia, cáncer, demencia u osteoartritis", dijo James Kirkland, director del Centro Robert y Arlene Kogod sobre envejecimiento en la Clínica Mayo. "El envejecimiento supera a todos los factores de riesgo".
Él y otros investigadores, quienes se hacen llamar "gerocientíficos", difícilmente son charlatanes promoviendo elíxires mágicos para prolongar la vida. Más bien, son científicos universitarios a los que se unió la Federación estadounidense para investigación sobre envejecimiento a fin de promover un nuevo enfoque, lo cual podría —o no— ir acompañado de vida más larga.
Ellos planean probar una o más sustancias que han sido estudiadas en animales y muestran cierta promesa en personas, con la esperanza de encontrar una que mantenga a más personas más saludables y durante más tiempo.
El enfoque, dijo Kirkland, sería apuntar a los procesos fundamentales del envejecimiento que subyacen a todas las enfermedades crónicas relacionadas con la edad: inflamación crónica de baja intensidad que no se relaciona con infecciones; degradación celular; daño a importantes moléculas como ADN, proteínas y azúcares; así como falla de células madre y otras células progenitoras para funcionar como deben.
La apuesta.
El equipo de investigadores incluye a Nir Barzilai, director del Instituto de investigación sobre envejecimiento en la Facultad Albert Einstein de Medicina en el Bronx, y Steven Austad, quien encabeza el departamento de Biología en la Universidad de Alabama en Birmingham.
Junto a Kirkland, planean estudiar un prometedor complejo, un fármaco genérico llamado metformina, el cual ya se emplea ampliamente en personas con diabetes Tipo 2. Ellos probarán el fármaco en un estudio controlado con placebos que abarca a 3.000 personas mayores, para ver si esto demora el desarrollo o progresión de una diversidad de males relacionados con la edad, incluida enfermedad cardiaca, cáncer y demencia.
Su tarea ahora consiste en reunir los aproximadamente 50 millones de dólares que se necesitan para conducir el estudio durante los cinco años que, prevén, se requerirán para determinar si el concepto tiene mérito.
El proyecto representa un distanciamiento radical de los estudios de medicamentos que prueban tratamientos para enfermedades únicas. Sin embargo, el grupo dijo que la Dependencia de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos aprobó su idea de probar una sola sustancia en busca de efectividad contra una gama de males.
"Si resulta que la metformina no funciona, hay varias sustancias más que se podrían probar", destacó Barzilai. "Bajo los auspicios del Instituto Nacional sobre Envejecimiento, tres centros de investigación probaron 16 sustancias en diferentes modelos animales y obtuvieron resultados increíbles con cuatro de ellos".
El té verde, uno de los que fue probado, no dio beneficio alguno para la salud o longevidad, a pesar de tanta popularidad. Sin embargo, el fármaco rapamicina, modulador de las defensas para después de trasplantes de órganos, fue el más eficaz entre los probados, notó Barzilai.
Los científicos están llevando a cabo un estudio de personas centenarias, resultados del cual podrían identificar más fármacos para demorar enfermedades relacionadas con la edad. Barzilai y colegas están aislando genes que al parecer mantienen saludables a estos hombres y mujeres de larga vida durante 20 a 30 años más que otras personas y acortan la duración de la enfermedad al final de la vida.
Varios estudios han arrojado que individuos con longevidad excepcional pasan un menor porcentaje de vida estando enfermos, escribió el experto con su colega, Sofiya Milman, en el libro "Envejecimiento".
Al analizar la acción de genes que extienden la duración de la salud, "debería ser posible concebir fármacos que imiten los efectos de los genes", dijo Barzilai. Ya están probando dos de esos medicamentos con base genética, los cuales revelan promesa en las primeras etapas contra enfermedades del envejecimiento.
De igual forma, tomar un fármaco no es licencia para abandonar un estilo de vida saludable. Hacerlo "podría negar completamente el beneficio de un complejo que desacelera el envejecimiento", advirtieron.
Las claves.
Enfoque
Buscan apuntar a los procesos fundamentales del envejecimiento que subyacen a todas las enfermedades crónicas relacionadas con la edad.
Pruebas
Planean estudiar un prometedor complejo, un fármaco llamado metformina, el cual ya se emplea ampliamente en personas con diabetes Tipo 2.
El sueño
Verán si demora el desarrollo de una diversidad de males relacionados con la edad, incluido el cáncer y la demencia.
SALUDTHE NEW YORK TIMES