Vida Silvestre invita a recorrer 18 refugios privados que conservan los paisajes naturales

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Río Queguay

NATURALEZA

Para celebrar el Día Mundial del Medioambiente, la organización lanza 15 capítulos sobre 18 establecimientos; muchos desconocidos

La mayor parte del territorio se encuentra en manos privadas. Esto hace que casi la totalidad de los pastizales naturales, montes, bañados, sierras y áreas costeras, con su flora y su fauna, estén por fuera de los predios estatales y, por ende, protegidos por iniciativas gubernamentales. Es así que Vida Silvestre, una organización que este año cumple 25 años, lleva adelante el Programa de Refugios de vida silvestre que busca generar una red voluntaria de predios privados que contribuya significativamente a la conservación de la biodiversidad.

Casi sin financiación –con excepción de alguna ayuda puntual que se ha recibido de la empresa Salus–, la red comprende hoy a 18 establecimientos que suman más de 2.500 hectáreas en todo el país. “Representan muchos ecosistemas: pastizales naturales, campo natural, montes y matorrales serranos, monte ribereño, monte parque, montes de quebrada, humedales. El único no representado es el suelo arenoso costero”, señaló Óscar Blumetto, directivo y fundador de Vida Silvestre.

Pero hay una lista de espera por lo que esa extensión pronto será más grande.

En esa área se han registrado 286 especies de animales, cuya conservación es prioritaria. Un ejemplo es la presencia de distintos ejemplares de capuchinos, unas aves que se hallan con problemas a nivel mundial. De esos 286 casos, 245 son aves; 12 son anfibios; 12 son reptiles; y 16 son mamíferos. Se ha logrado la adquisición de cámaras trampa para confirmar la presencia de ciertos animales en los refugios. “Parte de nuestro trabajo es inventariar las especies y los ecosistemas de cada lugar”, dijo Blumetto.

¿Pero estos refugios pueden ser visitados? No todos. Algunos promueven actividades turísticas como Tierra Mágica –ubicada bien cerca de Grutas de Salamanca, en Maldonado, donde puede verse una gran variedad de helechos, un campo natural rocoso y cascaditas–, o La Barra Grande?–al norte de la laguna de Castillos con pastizales, humedales, ceibales y bosque de ombúes, donde hay 138 especies registradas de fauna nativa y 28 de flora nativa–?o Bichadero –en la Cuchilla de Laureles, en Tacuarembó, donde pueden verse más de 160 especies de aves y coendúes y coatíes–. Pero la mayoría permanecen cerrados al público porque son establecimientos productivos; eso sí, la actividad, principalmente ganadera, se hace de forma compatible con la conservación de la naturaleza circundante, un requisito fundamental para pertenecer a la red.

fauna autóctona

De todas formas, Vida Silvestre invita a conocerlos a través de las redes sociales. Con motivo de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, este viernes 5, la organización inaugura el ciclo de entrevistas “Refugios a la Vista” que consta de 15 capítulos para conocer cada uno de los paisajes protegidos por sus dueños.

Así, por ejemplo, se podrá conocer Don Modesto, enclavado en la Sierra de los Caracoles, en Maldonado. Es un pequeño predio de 11 hectáreas que no realiza actividades turísticas, pero donde se protegen ambientes como arbustales, bosque ribereño, bosque serrano y pastizales rocosos. Los técnicos de Vida Silvestre registraron allí 126 especies de fauna nativa y 38 de flora nativa.

O a Ana Lucía, un predio ganadero en Río Negro que conserva un tipo muy particular de monte parque: los blanqueales. En este ambiente de suelos alcalinos y con pocos nutrientes, dominan los algarrobos y habita una especie de hormiga cortadora, la Atta vollenweideri, que construye hormigueros de gran tamaño. También se registran otras 173 especies de fauna nativa y 52 de flora.

Un capítulo llevará al espectador a recorrer La Sierra de la Mariscala, un paisaje de “belleza singular”que es totalmente desconocido. Ubicado en el departamento de Lavalleja, en él pueden recorrerse cuatro tipos diferentes de campo natural, bosque serrano y hasta donde se puede beber agua pura de las nacientes del arroyo Sarandí.

“Queremos impulsar estos proyectos. Hoy no existe ninguna legislación que prevea la creación de áreas protegidas privadas como sí existe en gran parte del mundo”, apuntó Blumetto.

Estos refugios pueden ser divididos en dos categorías: aquellos que hacen un manejo compatible con la biodiversidad y aquellos que tienen iniciativas de educación ambiental o modelos de desarrollo productivos interesantes.

Hasta ahora, Uruguay no pertenece a la Alianza Latinoamericana de Redes de Reservas Privadas, formada en Valdivia en 2013. Está integrada por Paraguay, Chile, Argentina y Brasil y, en total, concentra tres millones de hectáreas. Argentina es el país con más voluntarios –102 establecimientos privados– con una extensión de paisajes protegidos de casi 530 mil hectáreas.

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