Visitar el Palacio Taranco: una experiencia para retroceder en el tiempo

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El comedor del Palacio Taranco
Palacio de Felix Ortiz de Taranco, Museo de Arte, 25 de Mayo 376, Montevideo ND 20221007 foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

PATRIMONIO

Construido por los hermanos Ortiz de Taranco, es sede del Museo de Artes Decorativas. Actualmente se puede visitar la casa en su totalidad y apuntan a reconstruir la experiencia de la familia allí.

Desde agosto al Museo de Artes Decorativas - Palacio Taranco se entra por otra puerta: por la que da a la Plaza Zabala, por la que tiene un jardín con árboles y arbustos y una fuente, cuatro columnas y tres escalones blancos, dos macetas idénticas, una puerta blanca y enorme, dos ventanales, una alfombra roja.

Se trata de la entrada por la que se ingresa, directamente, al que fue el salón de fiestas de la casa: un espacio amplio y brillante con una araña de cristal, paredes y techos blancos con trabajos en dorado, un piano, candelabros, jarrones y una escultura - El primer paso- del artista español Mariano Benlliure. Es un lugar elegante, mayestático.

Antes, quienes quisieran visitarlo tenían que ingresar por otra puerta. Sin embargo, cuando Micaela Villalba asumió la dirección del museo en agosto de este año, una de las primeras decisiones que tomó fue cambiar la entrada principal. El lugar por el que se ingresa modifica la experiencia, dice. Y ella y su equipo quieren que recorrer el museo sea una experiencia y que esa experiencia tenga que ver con el funcionamiento de lo que fue esa casa. Que tenga que ver, sobre todo, con recuperar un tiempo, una época.

Micaela Villalba, directora del Palacio Taranco
Micaela Villalba, directora del Palacio Taranco. Foto: L. Mainé

Como si el pasado pudiese, de alguna manera, volver, colarse, mezclarse con el presente. Como si conservar el patrimonio también fuese recuperar la esencia de un lugar. De eso se trata visitar, ahora, el Museo de Artes Decorativas - Palacio Taranco: de mostrar, también, cómo eran los días de la familia Ortiz de Taranco en la casa que mandaron construir en 1908.

“Ahora la casa se puede recorrer prácticamente en su totalidad, salvo una de las alas en las que tenemos nuestras oficinas, que era el área de servicio. Sin embargo, ahora estamos trabajando en recuperar una parte para poder abrirla: el área de servicio también forma parte de lo que era la vida acá. Estamos tratando de recuperar la casa como era originalmente, recuperar las circulaciones, los espacios, recuperar la experiencia. Este museo fue una casa y lo que se expone, en su mayoría, es el acervo que la familia donó. Poder mostrar el funcionamiento de lo que fue este lugar es el diferencial y es en lo que estamos trabajando”, dice Micaela.

Una casa de estilo francés

La historia dice que el primero de los tres hermanos españoles en llegar a Uruguay fue José Ortiz de Taranco. Tenía 14 años, y unos pocos pesos en el bolsillo. Después llegaron Félix y Hermenegildo y los tres consiguieron trabajo en una empresa importadora de artículos de almacén, Seijo & Díaz. Luego crearon la firma Taranco & Cía, un comercio con el que hicieron una fortuna.

En 1908, y tras haberse mudado varias veces mandaron a construir una casa para que fuese su residencia: una mansión de estilo francés que ocupaba la manzana de 1° de Mayo, 25 de Mayo, Solís y la Plaza Zabala.

Fachada del Palacio Taranco
Fachada del Palacio Taranco. Foto: L. Mainé

Buscaron entre arquitectos uruguayos y europeos y, finalmente, eligieron el proyecto de los franceses Charles-Louis Girault y Jules León Chifflot.

Enviaron los planos -que diseñaron sin haber venido nunca a ver el lugar- desde París y, además, una serie de más de veinte acuarelas que indicaban el diseño de la decoración: unos dibujos hechos con tinta china por los acuarelistas de Krieger, la casa de decoración parisina en la que compraron toda la ornamentación.

La correspondencia entre los hermanos y los arquitectos, los planos y las acuarelas forman parte del acervo de la casa. El pasado jueves fue inaugurada una exposición que muestra, por primera vez, 14 de las 23 acuarelas. Todavía hay partes de la casa que continúan en la forma exacta en la que indicaban esos dibujos.

Escultura la bailaora en el Palacio Taranco
Escultura la bailaora en el Palacio Taranco. Foto: L. Mainé

La construcción se terminó dos años después, en 1910. La planta baja era el área social: desde el salón de fiestas, el comedor que se comunicaba directamente con la cocina o el living, con un piano hecho particularmente para el lugar. En el segundo piso estaban las habitaciones, los baños, la biblioteca y, en uno de los laterales, el área de servicio con nueve dormitorios. Tenía, además, 16 estufas, todas hechas con diferentes diseños y mármoles y más de 50 ventanas. Dicen que, entre el personal, había alguien cuya única tarea era abrirlas y cerrarlas y que tardaba alrededor de tres horas en hacerlo.

Los hermanos Ortiz de Taranco, junto a Elisa García de Zúñiga, esposa de Félix, y sus nueve hijos vivieron allí durante 30 años. Después pusieron en venta la casa, fue comprada por el Estado uruguayo y, con la condición de que se transformara en un museo de artes decorativas, donaron toda la ornamentación: pinturas originales de Joaquín Sorolla y José de Ribera, esculturas de Mariano Benlliure, el único tapiz hecho en seda por la Real Fábrica de Tapices de Madrid, muebles franceses que son piezas únicas, las cortinas, las arañas, la biblioteca.

Acuarelas enviadas desde Francia con ornamentación del Taranco
Acuarela enviadas desde Francia con ornamentación del Taranco. Foto: L. Mainé

“Las artes decorativas refieren a lo que siempre se ha llamado artes menores: la tapicería, el trabajo del yeso, en madera, en bronce, el mobiliario”, dice Micaela. “En este caso se trata de un museo particular: muestra las artes decorativas a través de la colección del Palacio Taranco”, dice Micaela.

Se trata, también, de contar la vida de una familia y su tiempo.

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