Si algo ha definido la política regional en los últimos años, es la fuerte polarización. Boric vs Kast en Chile, Lula vs Bolsonaro en Brasil, Petro vs Hernández, Fujimori vs Castillo. Estas definiciones han obligado a una mayoría de votantes a inclinarse por el “menos malo”, más que por una opción satisfactoria.
¿Por qué pasa? ¿Cómo incide esto en el diálogo social y las reformas urgentes que desafían a estos países?