Surgieron caras nuevas, formas novedosas de hacer política, actitudes distintas ante viejos problemas.

Ni bien llegó el Frente Amplio al poder, el número de empleados públicos empezó a subir hasta sobrepasar los que había en 1985 cuando retornó la democracia. El Estado sigue siendo un problema.

Es evidente que si con tanta gente enferma, el Estado igual funciona, entonces no es necesario contar con toda ella.

Los dos precandidatos frentistas se diferencian más por estilo que por contenido. Solo repiten que el actual gobierno no tiene rumbo.

Es hora de empezar a verlo así. Hubo un traspaso de militantes y profesores universitarios desde la izquierda a la derecha.

En su esencia, desde el Estado dicta a los medios audiovisuales cómo hacer su trabajo. Eso, en una democracia donde rige la libertad de prensa, es inadmisible.

Se trata de un país ni tan extenso ni de un terreno de irregularidades extremas, pero en el que a veces todo parece quedar demasiado lejos.

Hamás, no Israel, quiso que la guerra fuese así. Parapetado en escuelas y hospitales y usando a su propia población como escudo protector, siguió lanzando misiles.

A la coalición le viene bien que el Partido Independiente amplíe su caudal electoral. Aún con la presencia de un socio fuerte, precisa que los otros socios tengan más peso.

La situación argentina no es igual a la uruguaya. La herencia kirchnerista recibida por Milei es dramática.