REALEZA
Contario a como se mostraron durante un paseo improvisado fuera del castillo de Windsor la semana pasada, las dos parejas reales no mostraron señales de reconciliación
Los hijos del rey Carlos III, los príncipes William y Harry, caminaron juntos detrás del féretro de la reina Isabel II, tal y como hicieron hace 25 años con su madre, la princesa Diana. Pero en esta oportunidad hicieron su camino sin tener siquiera contacto visual, gestos de calidez, y menos aún mostrar signos de reconciliación.
Con un libro de memorias de Harry que saldrá a la luz el año que viene y con discusiones entre bastidores sobre los uniformes militares y los títulos para sus hijos, ellos y sus esposas, Kate y Meghan, parecían tan alejados como siempre.
Los hermanos cumplieron con su deber, caminando codo a codo detrás de su padre y de otros altos miembros de la familia real, mientras el féretro de su abuela era llevado a la Abadía de Westminster para su funeral.
William, heredero al trono, vestía uniforme militar. Harry, que tiene prohibido hacerlo desde que abandonó su vida como miembro de la realeza, vestía un traje en el que llevaba prendidas sus medallas.
Mientras el féretro entraba en la abadía, Harry mantuvo la mirada baja, mientras otros miembros de la familia con uniforme militar saludaban.
La semana pasada, William confesó al público que caminar detrás del féretro de su abuela le había traído recuerdos dolorosos del cortejo fúnebre de su madre, en 1997, cuando él tenía 15 años y su hermano, apenas 12.
Pero si esa dolorosa experiencia compartida estaba en sus mentes, no había ningún reconocimiento externo de ello.
A la entrada de la abadía, los hermanos, que en su día estaban tan unidos que podían terminar las frases del otro, estuvieron acompañados por sus esposas y por los dos hijos mayores de William y Kate, el príncipe George, de nueve años, y la princesa Charlotte, de siete, que ocupan el segundo y el tercer lugar, respectivamente, en la línea de sucesión a su abuelo.
Kate, recién nombrada princesa de Gales, lució un conjunto negro con un sombrero de ala ancha y su melena recogida en un moño. Meghan llevaba una capa y un vestido negros y un sombrero de ala ancha.
Los cuatro, que fueron vistos como el futuro de la monarquía hasta que se separaron, no hicieron contacto visual mientras avanzaban por el pasillo detrás del ataúd, físicamente mantuvieron una distancia visible, y se sentaron por separado.
William y su familia se sentaron en un banco delantero junto a su padre y sus hermanos Ana, Andrés y Eduardo.
Harry y Meghan, oficialmente duque y duquesa de Sussex, se sentaron en una segunda fila directamente detrás del rey y de la reina consorte con su prima la princesa Beatriz. Se había especulado con la posibilidad de que Harry pudiera llevar su uniforme en el funeral después de que apareciera vestido con el uniforme del regimiento de caballería Blues and Royals en el que sirvió, en una vigilia junto al féretro de la reina el sábado por la noche, pero parece que eso fue un último gesto del rey hacia su hijo.
Dos días después de la muerte de la reina, las esperanzas de la opinión pública de que se pusiera fin a la dañina ruptura entre los hermanos y sus respectivas esposas, surgieron también cuando las dos parejas aparecieron en un paseo improvisado fuera del Castillo de Windsor.
Sin embargo, fuentes han declarado al Daily Mail que hasta ahora no se había producido “ningún acercamiento significativo”.