EDUCACIÓN Y CORONAVIRUS
“Si todo marcha bien”, dijo el consejero Óscar Pedrozo, es probable que el receso se lleve a cabo en la segunda quincena de julio.
Dicen que las vacaciones escolares de invierno nacieron, a fines del siglo XIX, para disminuir las infecciones respiratorias en la época más fría del año. En 2009, cuando la influenza AH1N1 sacudió Uruguay, ese receso se adelantó para desinfectar las escuelas y que los niños permanecieran en sus casas. Ahora, con la pandemia de COVID-19 en curso, el Codicen resolvió poner estas vacaciones en suspenso.
El calendario escolar aprobado a fines del año pasado, ese que varios padres ansían conocer para fijar sus licencias y sus viajes, fijaba que el 29 de junio darían comienzo las vacaciones en Primaria. Pero el Codicen ya anunció un cambio de cronograma: “si la situación se complica (léase aumentan los contagios), esas vacaciones podrían adelantarse. Y si todo marcha bien, se retrasarían para la segunda quincena de julio”, explicó Oscar Pedrozo, consejero representante de los docentes en el Codicen.
En la segunda quincena de julio -otra vez: “si todo marcha bien”-, en los liceos y UTU se realizarán las mesas de exámenes. Por eso “sería conveniente” que todo el sistema educativo coincida en el corte, señaló el consejero.
Los cambios de las vacaciones escolares suelen generar una puja entre la enseñanza y el turismo. Ocurrió en 2015, cuando el entonces Consejo de Educación Primaria propuso acotar a una semana el receso de invierno (para elevar los días lectivos reales) y la entonces ministra de Turismo, Liliam Kechichian salió al cruce. Lo mismo había sucedido cuando el año lectivo empezaba a mitad de semana de Carnaval.
Pero este año de pandemia “es especial” y la postergación de las vacaciones de invierno “hasta podría favorecer la gradual vuelta al turismo interno”, dijo Remo Monzeglio, subsecretario de Turismo. “Poco a poco van reabriendo restaurantes, hoteles, complejos termales y, como rigen límites de huéspedes a la vez, es una oportunidad que las vacaciones no sean tan pronto”.
Ante el cierre de fronteras, el Ministerio de Turismo pone sus fichas en la movilidad interna. En este sentido, las vacaciones escolares de invierno suelen ser el segundo pico de consumo turístico tras la semana de Turismo (ambas fechas, igual, están lejos de la zafra estival).
Según el subsecretario, “hay que pensar que hoy (por ayer) es 10 de marzo y no 10 de junio… Las clases recién estarían empezando y no se les puede exigir condiciones pensando desde lo turístico”. Pero es probable que, para julio, haya la “apertura de puntos migratorios concretos (como el aeropuerto de Carrasco) para la conexión de vuelos comerciales internacionales”. La primera posibilidad, adelantó, sería la compañía de bandera española, Iberia, que ya planifica vuelos a “países que han manejado bien la pandemia”.
El Codicen resolvió esta semana la postergación de la promesa y jura de la bandera, decisión que también podría impactar en el turismo. Porque las autoridades de la enseñanza fijaron que esos actos, obligatorios por ley, sean el 23 de setiembre, fecha del fallecimiento de Gervasio Artigas en lugar del habitual natalicio (19 de junio). Y eso supone que en el comienzo de la primavera los escolares tengan asueto el lunes y martes (por el día del estudiante y del maestro), pero el acto de jura el miércoles.
El origen.
La génesis de las vacaciones de invierno no es el turismo. La historiadora Silvia Facal recordó que, en la reforma educativa de José Pedro Varela en la segunda mitad del siglo XIX, ya se hablaba de un corte de la obligatoriedad de la asistencia escolar asociada a las epidemias de viruela, sarampión y gripe.
En este sentido, el investigador Dusan Martinovic Andrade explicó que la frase célebre de la poetisa chilena Gabriela Mistral, “la letra con frío no entra”, tiene su origen en un reclamo de esta premio Nobel por la extensión de las vacaciones de invierno. Sucedió que, en 1919, “el doctor Abraham Dodds informa a las autoridades el resultado de sus evaluaciones de controles de salud realizados a estudiantes de clase obrera matriculados en los establecimientos fiscales de la región, indicando que 100% de los alumnos de las escuelas de Punta Arenas padecía raquitismo, afecciones broncopulmonares y escrófula” y Mistral, por entonces maestra, queda consternada y propone un receso.
Pero algunos estudiosos del proceso vareliano tienen dudas si el origen en Uruguay es sanitario -relato que se ha impuesto- o está ligado a la actividad económica, en especial en el interior. De hecho, el profesor Agapo Palomeque encontró que en el Primer Congreso de Inspectores, en agosto de 1878, en Durazno y con la presencia del propio Varela, se declaró que la obligatoriedad de la asistencia a las “chacras escolares” quedaba suspendida entre el 15 de junio y el 15 de julio. “Es probable que esto estuviese condicionado por alguna zafra, por problemas climáticos, por crecidas de arroyos o por razones de trabajo de la tierra”.
La particularidad de la educación rural hizo que este tipo de enseñanza adquiriera varios diferenciales: junto a las escuelas para niños que padecían tuberculosis, los centros educativos rurales fueron de los primeros en tener una extensión horaria, contó Víctor Spinelli, exsecretario general de Primaria.
Y ahora, con la pandemia de COVID-19, este tipo de educación sigue teniendo medidas especiales. Fueron las primeras escuelas en retomar la presencialidad, el 22 de abril, y serán las primeras a las que los niños podrán ir todos los días, en un horario de cinco horas y con servicio de comedor incluido.
Desde que reabrieron las escuelas rurales, la asistencia nunca había superado el 51%. Eso causó la preocupación de las autoridades educativas. La Inspección Técnica de Primaria manejaba la hipótesis de que era “incompatible” un horario acotado de clases, pocos días a la semana, con la dinámica familiar en el campo. Por eso el presidente del Codicen, Robert Silva, le pidió al Ministerio de Salud una extensión horaria que fue aceptada.
Una vez evaluada la nueva modalidad, el Codicen decidirá si exige la obligatoriedad de la asistencia. Otro concepto que viene de la época de Varela.
En el reporte que publicó ayer el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae), figura que hay un nuevo caso de COVID-19 respecto al día anterior (cuando también se había registrado un solo caso nuevo).
Así las cosas, hay 66 casos activos en el país, es decir, personas que están cursando la enfermedad; cuatro de ellas se encuentran en cuidados intensivos.
El miércoles se procesaron 820 análisis, con 819 resultados negativos y uno positivo. Desde el 13 de marzo se han registrado 847 casos positivos confirmados de COVID-19 en todo el territorio nacional. De ese total, 758 ya se recuperaron y 23 fallecieron.
Con los test de ayer, Uruguay supera la barrera de los 50.000: son 50.473 test. De ese total, 49.431 resultaron negativos y 1.042 positivos. Los departamentos con casos activos al día de hoy son nueve: Canelones, Colonia, Flores, Montevideo, Río Negro, Rivera, Rocha, Salto y San José. Del total de casos positivos confirmados desde el 13 de marzo, 110 corresponden a personal de la salud: 101 se recuperaron, ocho están cursando la enfermedad y uno falleció.